Me contaba mi prima el otro día, que las noches en las que se acuesta pronto a leer, le gusta ponerse la radio y que se ha enganchado a un programa de esos de confesiones de madrugada cuyo presentador tiene una voz grave, muy sensual y cálida que la tiene loca de lunes a jueves. Así que ahora ya busca cualquier excusa para meterse pronto en la cama y no perdérselo ningún día.
La gente que llama cuenta todas sus relaciones afectivas sin ningún pudor y con todo lujo de detalles. No es que sea un consultorio sexológico pero casi lo parece, porque los asuntos que más se escuchan, junto con los de las soledades de cada uno, son los referidos a problemáticas de relaciones íntimas. Hay mujeres que no entienden si la frigidez que padecen es por culpa de su pareja o por ellas mismas. Otros, llaman para explicar que no consiguen mantener una erección lo suficiente. Chicas que desconocen los métodos más básicos de anticoncepción y protección, hombres a los que nunca nadie ha hecho una felación o parejas que no saben si ha llegado su momento de montar un trío. El locutor siempre tiene unas palabras amables para todos y, después una extensa lista de consejos que van de los muy sensatos y de sentido común, que ofrece él mismo con su voz melosa y susurrante, a los más clínicos para los que ya pide ayuda a colaboradores especializados.
Mi prima, por supuesto, no puede evitar excitarse y dice que muchas noches sueña literalmente con él y está convencida de que incluso ha llegado a tener algún orgasmo sin darse cuenta. Pero que le gustan mucho más los que tiene en plenas facultades cuando aún está despierta y fantasea con sus caricias, y en cómo ese hombre le hablaría a ella entre las sábanas. Sobre todo en el tramo final del programa, cuando para terminar él lee un relato erótico de los que mandan los oyentes. Así que más de una vez ella acompaña al locutor con sus manos, hasta que con una sonora masturbación alcanza su clímax y se duerme plenamente satisfecha. Los “problemillas” le sobrevienen cuando su marido decide acostarse al mismo tiempo que ella, porque mi prima no perdona su rutina y colocándose unos pequeños auriculares sigue escuchando su programa favorito. Sin embargo, y como no puede evitar todas las sensaciones que le produce su guapísimo presentador, al que por supuesto ya conoce físicamente y sigue por Facebook, ella procede del mismo modo con su ritual de antes de dormir y se deja llevar con complacencia por la fantasía y el deseo. Lo único que en esas ocasiones tiene que terminar su orgasmo con un leve gemido para no hacer ruido. Alguna vez su pareja se ha despertado y desvelado por los ruiditos le ha preguntado: “¿te pasa algo cariño?”, a lo que ella solía responder: “nada, cielo, duérmete”. Pero me explicaba, que después de dos o tres noches sufriendo esas circunstancias, había reflexionado que podía sacarle mucho más partido a esa situación. Por eso ahora, cuando coincide que su marido se va a la cama con ella, le deja que oiga la radio a él también mientras le va comentando cuánto le gusta todo lo que va oyendo, y cómo la excita su rey de las ondas.
Con lo cual ha pasado a tener un nuevo juego erótico con su hombre, que es, según ella, casi un trío. Y es que no hay como innovar para pasarlo bien en el sexo. Y si la radio, la televisión o el móvil pueden ayudarnos, bienvenidos sean.