¿Te excita mirar? Soy voyerista

¿Eres voyerista? ¿Disfrutas observando actitudes íntimas o eróticas de otras personas? Aunque todos tenemos algo de mirones, esta práctica puede ser considerada un trastorno si no se controla. Nuevo post de Gret de Lou.

Anteriormente dedicamos un artículo a hablar del exhibicionismo y en el mismo os comentaba que una pieza importante en el juego del exhibicionista es poder contar con alguien voyerista.  ¡Hoy os explicaré en qué consiste el voyerismo!

Según la RAE una persona voyerista es aquella que «disfruta contemplando actitudes íntimas o eróticas de otras personas». Conducta que suele comenzar en la adolescencia o a comienzos de la vida adulta.

Todos tenemos algo de voyeristas. Imagen de Pixabay.

Siempre he considerado que todas las personas tenemos algo de voyeristas, si nos ceñimos a la definición que nos proporciona la RAE.  ¿A quién no le han aumentado los latidos del corazón al mirar desde la ventana o nuestro vecino/a, ese que nos parece tan atractivo/a? ¿O la curiosidad que nos produce mirar a nuestra pareja mientras se ducha o se está cambiando de ropa?  Este «disfrute por ver» puede moverse en diferentes niveles, y es ahí en donde vamos a encontrar las diferencias de unos voyeristas con otros, pero lo que realmente influye en el mayor o menor grado de excitación es que la persona a la que se está observando no se percate de que lo estamos haciendo.  Que no lo sepa.

El porno, que implica ver a otras personas en la intimidad y practicando relaciones sexuales, es considerado por algunos/as como una de las formas de voyerismo más extendida.  La realidad es que el deseo de observar a los demás en situaciones sexuales es frecuente, y no se considera anormal por sí mismo.  Los voyeristas no necesariamente buscan el contacto sexual con aquellas personas que observan, en algunos casos únicamente se masturban durante o después de la actividad.

Existen también las parejas voyeristas, a quienes les gusta mirar a otras parejas practicando actos eróticos y/ o manteniendo relaciones sexuales, lo que eleva su deseo, excitación y, por supuesto, les llena de placer.  Asimismo, pueden estar manteniendo relaciones sexuales o juegos entre ellos mientras observan a alguien más.

En algunas referencias podréis encontrar que no se consideran voyeristas a las personas que ven imágenes y espectáculos sexualmente explícitos, disponibles incluso en internet, ya que carecen del elemento de observación secreta que es lo que muchos refieren como distintivo de los voyeristas.

Una persona que se considera voyerista, no necesariamente padece un trastorno ni una conducta patológica, aunque sí es practicante de una parafilia (eróticas alternativas vistas desde un punto de vista más médico.  Filia significa amor, por lo tanto, cuando hablamos de parafilia nos referimos a aquellas cosas y situaciones que nos generan placer, gustos que creemos que son poco convencionales y sentimos amor por ellos).

¿Qué sería un trastorno parafílico voyerista? Imagen de Pixabay.

¿Qué sería un trastorno parafílico voyerista? Según el DSM5 lo padecerían aquellas personas que:

  1. Durante un período de al menos seis meses, su excitación sexual intensa y recurrente viene derivada de la observación de una persona desprevenida que está desnuda, desnudándose o dedicada a una actividad sexual, y que se manifiesta por fantasías, deseos o comportamientos irrefrenables.
  2. Han cumplido estos deseos sexuales irreprimibles con una persona que no ha dado su consentimiento.
  3. Sus deseos o fantasías sexuales le causan un malestar clínico provocando un significativo deterioro en su vida social, laboral o incluso en otras áreas importantes.
  4. Experimentan excitación y/o actúan con un deseo que no pueden, de ninguna manera, controlar.

En resumen, observamos que para que el voyerismo se considere trastorno debe implicar que la persona actúe sobre sus impulsos y fantasías sin el consentimiento de otra persona o que el individuo experimente en su propia persona un malestar significativo, así como un deterioro funcional debido a esos deseos e impulsos.  Esto último es frecuente que se deba a que dichas prácticas no sean muy estereotipadas y no hayan encontrado realmente con quién practicarlas de manera consensuada (personas afines a sus gustos y prácticas eróticas).

La clave está en el consentimiento.  Imagen de Pixabay.

Una excelente alternativa para quienes gustan de este tipo de prácticas, son los locales de intercambio swinger.  Aquí acuden personas con gustos afines, como por ejemplo exhibicionistas, que para hacer realidad sus fantasías y deseos necesitan a alguien a quien le guste observar.  De hecho, en algunos locales swinger existen zonas en donde los voyeristas pueden observar y masturbarse, todo ello sin entrar en contacto con otras parejas que están practicando sexo.  Son zonas oscuras en las que no se les ve, aunque también pueden llevar a cabo esta práctica desde cualquier zona del local.  La única restricción es que la pareja no se sienta incómoda y no quiera ser observada.   En algunos lugares, como Estados Unidos, esta práctica está considerada como una desviación sexual, tratada como delito contra la privacidad y la intimidad, y está penalizada. Y no hablemos de lo que la ley dice si el voyerista toma fotos o graba videos.

Recordemos que, como todo lo relacionado con prácticas sexuales, la clave está en el consentimiento.

Otro lugar de encuentro para estas personas son los descampados en donde algunas parejas van a practicar sexo para ser observadas consintiendo a ello. En páginas, foros, aplicaciones kink (BDSM, fetichistas, liberales) se pueden encontrar en las preferencias y descripción de perfil a otras personas afines.   Si os consideráis voyeristas, y vuestro placer os llega por los ojos, disfrutad de ello como si fuese un juego más, controlado, con cabeza y con consentimiento.

Y tú, ¿tienes algo de voyerista?

 

Texto editado y corregido por Más Allá del Placer.

 

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