El virus del papiloma humano es un virus de transmisión sexual, su genoma está constituido por ADN circular, de doble cadena. Este grupo de virus puede ocasionar diferentes tipos de lesiones en la piel y en las mucosas (en especial las orales, genitales y anales) que pueden ser benignas hasta ocasionar cáncer. Afecta a cualquier persona sin importar el sexo, la identidad de género u orientación sexual.
¿Cómo se contagia?
Su vía de transmisión más frecuente es la sexual. Se contagia principalmente de una persona a otra durante el contacto erótico sin protección a través del sexo vaginal, anal u oral. No obstante, puede transmitirse a través de las manos cuando se ha tenido contacto con la persona infectada. Otra vía importante de transmisión son los juguetes sexuales.
El riesgo de contagio, evidentemente, es mayor en las personas que no toman medidas de protección. Se ha observado, sin embargo, que este riesgo aumenta si se tiene un elevado número de parejas sexuales a lo largo de la vida, si ha habido precocidad en el primer contacto sexual, si se han tenido antecedentes previos de infecciones de transmisión sexual y en pacientes con tratamiento inmunosupresor crónico. Las relaciones sexuales entre hombres también cuentan con un alto grado de afectación, de forma especial si conviven con el VIH.
Este tipo de infección es extremadamente frecuente y casi todas las personas sexualmente activas se infectan al poco tiempo de haber iniciado la vida sexual.
Debemos considerar que alrededor del 50% de las infecciones por VPH son de alto riesgo. Se habla de que hay más de 200 virus identificados, entre los cuales se consideran VPH de alto riesgo los que pueden llegar a ocasionar cáncer y que son los siguientes: 16, 18,31, 33,35, 39,45, 51,52, 56,58, 59,66 y 68. De los anteriormente mencionados, el 16 y el 18 son los causantes del 70% de los cánceres de cuello uterino y casi el 100% de los tumores orofaríngeos y anales. Otros virus se consideran de bajo riesgo porque no producen cáncer, pero pueden producir condilomas o verrugas genitales (VPH 6 y 11).
El VPH es causa de diferentes tipos de cáncer. Entre ellos el más famoso es el cáncer de cuello del útero, pero no debemos olvidar que también produce cáncer en la vulva, vagina, pene, ano, cabeza y cuello (orofaringe). Específicamente el de ano y el de orofaringe han aumentado mucho su incidencia durante estos últimos años.
Aunque el virus del papiloma humano es necesario para producir estos cánceres, deben existir otra serie de factores que ayuden a que la infección por VPH se vuelva persistente y pueda llegar a producir lesiones. Algunos de éstos son el tabaco, tener o haber tenido otras infecciones de transmisión sexual, la inmunosupresión, el VIH, padecer enfermedades que requieran tratamientos inmunosupresores como pudiera ser el lupus y los trasplantes, entre otros.
La mayoría de las infecciones por este virus no causan cáncer, pero para que os hagáis una idea, el 5% de todos los cánceres en el mundo están relacionados con el virus del papiloma humano. El de cuello uterino constituye una de las principales causas de muerte en algunos países en donde no hay una detección y tratamiento adecuado desde su aparición inicial. La mayoría de las personas que han tenido relaciones sexuales y que se han encontrado en contacto con el virus pueden no presentar de forma inmediata ningún síntoma. Por otra parte, otros pueden mostrar lo que se conoce como lesiones benignas, en forma de verrugas genitales en el ano, la boca o la garganta.
Un sistema inmune sano, suele controlar las infecciones por los virus que no causan cáncer. No obstante, como he mencionado, en el caso de las de alto riesgo, al ser persistentes, si el sistema inmune no logra ese control y la infección persiste por años, el cuerpo puede empezar a producir cambios a nivel celular. Si el virus continúa sin ser diagnosticado, y por supuesto sin ser tratado, con el tiempo se seguirá empeorando y se originará posiblemente el tan temido cáncer.
¿Cómo se diagnostica?
Una de las formas de diagnóstico es, por supuesto, la valoración física.
Cuando las lesiones en la piel o verrugas son evidentes, como en la boca, se puede llevar a cabo una valoración médica puesto que este tipo de verruga es distinta a cualquier otra que pueda aparecer en la piel. Existen otras lesiones que quizá no sean tan visibles, como son las verrugas en el ano. En este caso es posible que los infectados las sientan o que sean detectables por su pareja de juegos.
Es importante saber que este virus no se puede diagnosticar a través de una analítica de sangre. En las mujeres, las valoraciones se realizan a través de una citología, algo que se las mujeres de 25 a 65 años deben hacerse periódicamente con el objetivo de prevenir esta y otras enfermedades. Como dato importante, únicamente este cribado nos dará un diagnóstico cervicouterino, no detectará el cáncer de orofaringe, vagina ni pene.
Tratamiento
En algunos casos las lesiones desaparecen de forma natural, aunque deben estar bajo observación, y en otros se retiran quirúrgicamente o mediante algún otro tratamiento médico.
Prevención
La única prevención completamente absoluta para no estar en contacto nunca con este ni con ningún otro virus, es no tener relaciones sexuales jamás, es decir la abstinencia total.
Como sabemos que esto no va a suceder, la primera y más efectiva forma es el uso de métodos de barrera, como el preservativo, durante las relaciones sexuales. Esto aplica a todo tipo de prácticas: orales, vaginales y anales. En el caso de practicar sexo oral a una mujer, cunnilingus, es primordial utilizar una barrera de protección de las que ya hay en el mercado, aunque también puede servir un preservativo abierto. Compartir juguetes sexuales sin estas medidas de seguridad, evidentemente, aumenta la probabilidad de contagio. Sin embargo, vuelvo a recordar, también se puede llegar a transmitir por contacto íntimo piel a piel puesto que hay zonas que un preservativo no cubre.
La vacunación resulta segura y eficaz si se aplica alrededor de los 12 años en niños y niñas, y es así porque se supone que a esta edad aún no se ha comenzado a tener vida sexual y no se ha tenido contacto con el virus. En el caso de los jóvenes que no se vacunaron de niños pueden recibir la vacuna contra el VPH hasta los 26 años.
La vacuna entre los adultos (27 a 45 años) es mucho menos eficaz, aunque en algunos casos puede administrarse. La mayoría de los adultos ya han estado expuestos al virus, por lo tanto no es recomendable la vacunación rutinaria, pero es decisión de los médicos valorar cada caso en particular. La vacunación podría ser aconsejable para aquellos que están expuestos a tener un mayor número de parejas sexuales o a realizar prácticas eróticas alternativas o de riesgo. La vacunación contra el virus del papiloma humano ofrece una protección eficaz contra las nuevas infecciones por el virus, por lo tanto a pesar de que las personas de alto riesgo ya hayan estado en contacto con el mismo, habría una prevención contra otros tipos de virus.
La vacuna más efectiva es Gardasil 9, que cubre 9 tipos de VPH e incluye (6 y 11) los que ocasionan la mayoría de las verrugas.
Está claro que la vacunación es preventiva, se calcula que nos protege de hasta el 90 % de los cánceres que se relacionan con el VPH, pero no sirve para curar las infecciones ya causadas por el virus.
Espero haber podido con este artículo, hoy día internacional de la concienciación sobre la infección del virus del papiloma humano (VPH), crear algo de conciencia y prevención sobre el VPH. Resulta impresionante ver cómo todavía la educación sexual sigue en pañales a todas las edades y que el uso de barreras de protección para el sexo oral y otras prácticas se olvide. Recordad que no tenemos porqué tener lesiones aparentes en nuestros genitales u otras partes del cuerpo para tener VPH o cualquier otra ETS, estas señales pueden ser internas.
Y que no se te olvide: la mayoría somos portadores del virus.
Te invitamos a aprender más sobre el VPH con la doctora Silvia Fraga Campo y Gret de Lou.
-
Artículo revisado en colaboración con la Dra. Silvia Fraga Campo, ginecóloga y sexóloga.
-
Referencias: OPS/OMS, Instituto Nacional del Cáncer, Cáncer.org, sanidad.gob.es.