Mi amiga Elena lleva mucho tiempo conectada a las aplicaciones para encontrar pareja.
En estos momentos no quiere chicos con los que retozar una noche detrás de otra. Y no porque no le guste el sexo, que le gusta, y mucho, sino porque ahora está en esa otra etapa en la que desea más a alguien con quien entablar una buena conversación, terminar quedando para ir al cine, cenar y después tener ganas de volver a quedar o lo que surja.
Pero me cuenta que siempre le pasa lo mismo: en cuanto empieza a hablar con algún tío, en la segunda frase ya le está mandado una fotopolla. Y digo yo, al igual que ella, ¿cuál es la verdadera necesidad que tiene un hombre de mandarte una foto de su miembro erecto cuando lo que está es intentando convencerte de que es una persona encantadora con la que llegar a tener una relación? ¿Cómo es posible que de verdad crean que a las mujeres se nos conquista por el aspecto del prepucio?
Es incuestionable que hemos llegado a un punto en el que hay que plantarse con esto. Porque incluso aunque solo quisiéramos follar, igual primero nos gustaría verle la cara al tipo con el que vamos a quedar. Después, a lo mejor, nos interesa saber si es divertido, si tiene buenos abdominales, si su boca tiene buenos labios que morder y en el caso concreto de mi amiga, saber si también está buscando pareja. ¡Y es simple y fácil chicos! Sólo hay que esperar un poquito, hablar un par de frases y lo más importante de todo, preguntar. Siempre preguntar antes de venirte más arriba de la cuenta.
Cuando yo quiero un desnudo, lo pido. Cuando me siento muy excitada por la picardía de la persona con la que estoy tonteando lo digo sin tapujos y escribo con todas sus letras lo que me gustaría ver de su cuerpo. Y si entonces me convence, además, estoy dispuesta incluso a mandarle un desnudo mío. Pero Elena tiene ya un álbum, con tal variedad de penes, que se está pensando escribir un ensayo sobre anatomía masculina. Ha visto más en la pantalla de su móvil de las que nunca había visto en sus veinticinco años de vida sexual activa. Y al final esto solo nos indica dos cosas: por una parte que los hombres tienen muy poca creatividad artística a la hora de hacerse fotos desnudos y, por otra, que seguimos pensando que lo único importante en la sexualidad sigue siendo el falocentrismo.
¡Vamos a abrir la mente de una vez!
¡Chicos, mandadnos fotos de vuestras manos, o mejor, una animación de como movéis la lengua! ¡Y muchas palabritas calentorras! Porque el buen sexo empieza siempre por el cerebro.