Al igual que la asexualidad trasciende el concepto de orientación, ocurre lo mismo con los términos trans* e identidad (para más información consultar mis artículos anteriores).
Es importante entender el concepto trans* y reflexionar sobre él, no sólo porque abre una puerta a comprender mejor de qué trata la diversidad en la sexualidad, sino porque también nos va a permitir revisar nuestros criterios. Vivimos en un mundo donde damos por hecho muchos aspectos de nosotres mismes, al igual que los de las personas que nos rodean. Y esto sólo provoca que nos veamos limitados.
Por lo que para las personas cis (aquellas que no nos identificamos como trans) escuchar lo que nos tienen que decir sobre la identidad, es fundamental. Porque nos hace replantearnos y abrir debate sobre aquello que creemos establecido.
¿Pero qué es exactamente trans*?
La palabra trans es un concepto al que se le llama paraguas, porque acoge en su interior múltiples formas de identificar y sentir el género: transexualidad, género no binario, travestismo, género fluido, personas dos espíritus, andróginas, multi género… El uso del asterisco significa que el concepto está abierto a otras formas de entender(se), vivir(se) y expresar(se) el género.
¿Y qué es una persona trans*?
Pues bien, cuando nosotros nacemos, personas externas deciden si somos niño o niña. ¿En qué se fijan para ello? Mayoritariamente en los genitales externos (vulva o pene y escroto). Las personas trans, son aquelles que no se identifican con el género que se les asigna al nacer y se sienten del género opuesto, de otro género distinto o de ninguno.
¿Todas las personas trans se operan?
La respuesta es que no. Cada cual es libre de tomar las decisiones que quiera sobre su cuerpo, en eso también consiste la diversidad.
¿A qué edad una persona sabe que es trans?
Hay mucha variabilidad en cuanto a la edad. Hay niñes trans* que desde muy pequeñes ya nos hablan de que su identidad sentida no se corresponde a su sexo designado al nacer. Como cualquier otro factor de la sexualidad los momentos de desarrollo pueden diferir, así nos encontramos a niñes trans con 5 añitos o personas de 60 años que después de una vida sintiendo que no viven en consonancia con lo que realmente son, deciden dar ese paso y transitar.
Por último, me gustaría hacer una reflexión sobre las infancias trans*: “Hay niños con vulva y niñas con pene (y escroto)” es una frase que quizá hayamos oído. Es cierta a la vez que parcial, pues responde igualmente a que hay dos únicas formas de entender el género. El hecho de pensar en otras formas de vivir el género puede resultar complicado de entender, por lo que he comentado al inicio del artículo. Y más cuando hablamos de niñes, pues se encuentran en proceso de desarrollo.
Tanto los profesionales como los individuos que se encuentran al lado de las personas trans* forman parte de su tránsito. Por lo tanto, algo que realmente puede ayudar es escuchar, respetar y acompañar a esa persona en su proceso personal.
Comprender también la diferencia entre “normalidad” y normatividad.
La diversidad es algo completamente normal, si bien lo que no lo es, es que la sociedad no lo acepte como algo inherente al ser humano.
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