¿Sexualidad masculina y femenina son diferentes? ¿Viven los hombres su sexualidad del mismo modo que las mujeres? Está claro que, independientemente de ser hombre o mujer, ante todo, somos personas diversas y cada uno vive la sexualidad a su manera, pero ¿es posible que el hecho de ser educados en una sociedad donde los estereotipos de género están tan presentes, determine al menos una parte de cómo aprendemos a relacionarnos sexualmente?
Sobre la sexualidad masculina el sexólogo Fernando Villadangos lleva años reuniendo información y una gran parte de ella está reflejada en su libro “Sexualidad masculina, ¿hombres o titanes?”. A través del análisis de las historias personales recogidas en sus “Grupos de Hombres”, el autor afirma que existe una erótica masculina y una erótica femenina, y que ambas son construcciones sociales, fruto de un aprendizaje sexista. Así, los varones aprenderían cómo deben relacionarse con su propio cuerpo y cómo disfrutar la sexualidad conforme a los mensajes tempranos que reciben, las normas y la presión de grupo.
En cuanto a los modelos de sexualidad masculina, Villadangos sostiene que los hombres aprenden a identificar sexualidad con genitalidad y eso hace que pierdan la posibilidad de descubrir la mayor parte de su cuerpo. Del mismo modo, aprenden que una relación sexual sólo es plena si se llega al orgasmo. Evidentemente, ante esas ideas, las relaciones sexuales acaban girando en torno al pene, la erección y el orgasmo, lo que a menudo puede generar mucha ansiedad en el varón.
Conforme el autor avanza en el libro, aborda distintos aspectos del desarrollo psicosexual de los varones, en cada una de las etapas evolutivas, y analiza cómo se relaciona la masturbación con la vivencia de la sexualidad en dichas etapas.
En relación con las primeras experiencias corporales alrededor de los genitales, Villadangos destaca algunas diferencias que suelen darse entre los niños y las niñas. Así, el hecho de que el pene se encuentre situado anatómicamente de manera externa y la micción se realice a través del mismo, probablemente supone un mejor conocimiento de su genitalidad por parte de ellos (en detrimento de ellas), pero también una mayor atención sobre esta parte de su cuerpo, concediéndole quizá una importancia desmesurada en relación a la autoimagen corporal y al placer sexual.
En la etapa adulta, Villadangos destaca la idea generalizada de que la sexualidad debe centrarse únicamente en la pareja, lo que entra en conflicto con una vivencia positiva de la masturbación. Por otra parte, el autor se refiere aquí a una de las quejas más frecuentes en los hombres, la dificultad para el control del momento de la eyaculación, y concluye que esto se debe al aprendizaje de las primeras masturbaciones excesivamente rápidas por llevarse a cabo de manera oculta, una pauta que suele reforzarse con las primeras relaciones sexuales en clandestinidad.
Al llegar a la vejez, Villadangos aborda el mito que aboga por la “jubilación sexual”, es decir, el hecho de que no esté bien visto que los hombres de cierta edad se muestren sexuales. Aquí también profundiza en los cambios que se producen en la sexualidad masculina durante la vejez y en la necesidad de que cada hombre sepa adaptarse a estas transformaciones.
La masturbación es un eje central del libro, ya que alrededor de ella siguen girando muchas ideas erróneas, provocando una gran confusión que perjudica enormemente la erótica masculina, y es por ello, que el autor dedica un capítulo a responder a algunas de las cuestiones que se ha encontrado reiteradamente a lo largo de su trayectoria profesional.
Cuando llegamos al final del libro, es fácil concluir, junto con el autor, que la sexualidad masculina está plagada de mitos como el del “tamaño del pene” o la “erección instantánea”, que bloquean la posibilidad de disfrute sexual de muchos hombres. Creencias erróneas que Villadangos revisa, una a una, para desmentirlas y, justo a continuación, proponer una serie de ejercicios de “Toma de Conciencia Corporal” que puedan servir para explorar y enriquecer la relación con el propio cuerpo.
El libro acaba con algunas transcripciones de entrevistas a varones acerca de la masturbación, en las que, sin duda, muchos hombres pueden verse reflejados.
Para finalizar, os dejo con una frase de Fernando Villadangos, que creo que resume muy bien las carencias de la sexualidad masculina y de ahí la importancia de descubrir libros como este, para entenderla y enriquecerla: “A los hombres nos han secuestrado nuestro cuerpo erótico”.
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4 comments
Buen día, Ester!
Les cuento que por fin empecé a leer este libro el domingo. Y el lunes nos platicas de él, así que ahora con más ganas de terminarlo. Yo voy apenas iniciando el capítulo 3 y me ha gustado mucho y ha servido para que busque en mis propios recuerdos. Encontré varios, sin embargo, ninguno relacionado con el pene y la masturbación. Pero, sí con mi construcción sexual y erótica. También me quedé con ganas de leer cómo viven las chicas esas mismas etapas. Así que tendré que leer después sobre eso. Me ha gustado como escribe y en la sección preguntas fue además divertido, ya que algunas palabras son diferentes en España que en México. Y debo además admitir, que algunas preguntas que le hicieron en el capítulo 2, no sabía ni que existían.
Así que gracias por este escrito y por haber compartido el libro tiempo atrás.
Gracias Ramón, qué alegría saber que te has animado a leer el libro de Fernando Villadangos. Estoy segura de que te será de mucho interés. Un saludo!
Buen día y semana, Ester. Gracias a ti!
He terminado el libro. Me gustó mucho ya que aprendí cosas sobre mí, sobre mi sexualidad, sobre lo que me pasó, pasa y pasará. Y en especial, los últimos capítulos se me hicieron muy interesantes. En mi opinión, hiciste un trabajo extraordinario haciendo el resumen. Y ojalá muchas personas más se animen a leer el libro. A mí, me ha ayudado mucho. Así que gracias por escribir sobre él.
Me alegra mucho saber eso, Ramón. Muchas gracias por tus aportaciones 😉