Últimamente se habla mucho de “sexting”, una práctica cada vez más de moda, que desafortunadamente implica algunos riesgos que debemos conocer y prevenir. Pero vamos a ver primero en qué consiste.
Hacer sexting no es otra cosa que enviar imágenes o vídeos a otra persona, con contenido erótico, a través del teléfono móvil u otros medios tecnológicos. Se trata, por tanto, de la difusión de contenidos íntimos que pueden incluir desnudos o semidesnudos.
La palabra “sexting” es un anglicismo que deriva de “sex” (sexo) y “texting” (envío de texto).
¿Dónde está el problema? Pues en que al enviar una imagen nuestra con contenido sexual perdemos el control de la misma, no sólo porque la persona que la recibe pueda reenviarla o mostrársela a otras personas, sino también porque nos pueden robar el móvil o podemos perderlo, una tercera persona puede acceder a dicho contenido sin consentimiento, etc.
El sexting es una práctica cada vez más común, tanto entre adultos como entre menores, y esto último es ante lo que debemos estar alerta principalmente.
Conocer los riesgos del sexting no significa que no podamos llevarlo a cabo en ningún caso, ya que en el contexto de intimidad de dos personas adultas que mantienen una relación sentimental duradera, puede servir como aliciente del juego sexual. Pero, de cualquier modo, hay que tener una serie de cuidados que veremos después.
Las mujeres suelen ser las más afectadas por las consecuencias negativas del sexting. Se dan casos de exnovios que usan fotos de este tipo para vengarse. Como ejemplo, existen páginas web dedicadas a recopilar fotos de exnovias y exesposas que envían sus exparejas por despecho o como represalia. Esto además de un delito es una clara forma de violencia de género, basada en el típico pensamiento machista “si no quiere estar conmigo le arruino la vida”. Lo peor de todo es que la sociedad suele culpabilizar a las mujeres que envian este tipo de imágenes (o así lo dan a entender algunas campañas mal enfocadas, que previenen sobre el sexting con mensajes dirigidos a las mujeres del tipo “respétate”). Conviene recordar que quien debe respetar es la persona que recibe la imagen exclusivamente dentro de un clima de confianza y que, si divulga ese contenido posteriormente, además de perder el respeto hacia la otra persona, está cometiendo un delito.
Hay que saber que también es delito la difusión de este tipo de imágenes por terceras personas. Si se recibe alguna lo lógico es denunciar lo antes posible.
En este punto llegamos a otro término, relacionado con el sexting, conocido como “sextorsión” (sexo más extorsión). Consiste en el chantaje hacia un adulto o menor por personas e incluso mafias que se dedican a ello a través de la red. Algunas de estas personas buscan a su víctima minuciosamente y saben crear un clima de confianza (conducta denominada como “grooming”), para conseguir imágenes de desnudos o de tipo sexual, con la finalidad posterior de obtener favores sexuales.
En el caso de menores, es importante que los padres estén atentos al respecto de con quien chatean sus hijos/as y les prevengan sobre este tema. Cuando se tienen hijas o hijos adolescentes, los padres deben extremar las precauciones. Pero también hay que tener en cuenta que las nuevas tecnologías son usadas por niños cada vez más pequeños, lo que aumenta los riesgos. Los adultos deben mantenerse alerta para proteger a los menores, ya que ellos no son totalmente conscientes del peligro que supone, y por la excesiva confianza que depositan en sus congéneres.
El sexting en menores puede dar lugar tanto a una difusión masiva incontrolada de las imágenes, como a ciberacoso o ciberbullying, provocando problemas psicológicos y emocionales en el/la menor (ansiedad, depresión, pérdida de autoestima, aislamiento social… y en último caso suicidio).
¿Cómo disminuir los riesgos del sexting?
- No enviar este tipo de imágenes a personas desconocidas, sino únicamente a personas de verdadera confianza.
- Nunca hacerlo bajo los efectos del alcohol u otras drogas.
- No mostrar el rostro ni nada que nos delate (tatuajes, cicatrices…), sino únicamente una parte del cuerpo, de manera que no se nos pueda reconocer.
- Si es posible hacerlo a través de aplicaciones seguras que eliminen los contenidos.
- Asegurarnos de que la otra persona elimina todas las imágenes de su dispositivo móvil, una vez recibidas o posteriormente.
- En el caso de que tengamos conocimiento de que se han difundido imágenes nuestras de tipo sexual, es importante que lo denunciemos inmediatamente.
Para acabar y como dato curioso, resulta que hay un porcentaje significativo de personas que se han equivocado alguna vez de destinatario al enviar un mensaje con contenido sexual. Así que ya sabéis: ¡precaución ante todo!
Sextorsión, una forma de violencia digital
video de Pantallas Amigas
Entra ahora a nuestra tienda y obtén un descuento del 5% en tu compra, usando el código EA5