Existen aún numerosas ideas falsas girando en torno a la menopausia, que pueden interferir en una vivencia positiva de la sexualidad de la mujer.
La menopausia (del griego “mens” que significa mensualmente y “pausia” que significa cese) no es ni más ni menos que la retirada permanente de la menstruación o cese de la función ovárica, debido a la disminución en la producción de hormonas femeninas. La edad media parece que gira en torno a los 50 años (entre los 48 y los 52), aunque puede variar bastante de una mujer a otra, o incluso puede experimentarse antes de los 40 (menopausia precoz).
Suele confundirse con el climaterio, periodo de transición que se prolonga antes y después de la menopausia, un proceso natural que puede durar varios años.
Durante esta etapa se producen ciertos cambios en la mujer a varios niveles, lo que puede dar lugar a diversos signos y síntomas: ciclos menstruales irregulares, sofocos, sequedad vaginal, alteraciones de humor, nerviosismo, dificultad para dormir… La mayoría de ellos son temporales pero hay que tener cuidado con las consecuencias a largo plazo por la falta de estrógenos, como la pérdida de masa ósea que da lugar a la osteoporosis, o el aumento del riesgo cardiovascular. Es fundamental aprender a identificar esos síntomas para poder buscar soluciones.
La clave para hacer frente a esta etapa es saber adaptarse a los cambios hormonales, pero también a los emocionales que pudieran producirse (irritabilidad, tristeza…). Como cada mujer es distinta, también los va a enfrentar de diferente manera, por tanto los síntomas psicológicos van a depender principalmente de la manera de enfrentarse a los cambios físicos.
Uno de los principales mitos en torno a la menopausia es asociarla con una pérdida del deseo sexual o pensar que es el final de la vida sexual (¿sexopausia?), sin embargo esto no tiene por qué suceder. En muchos casos puede ser que la sequedad vaginal provoque molestias durante el coito, lo que se soluciona simplemente con un poco de lubricante y con más juego antes de la penetración vaginal. Hoy en día existen tantos tipos de lubricantes, con diferentes sabores, aromas y efectos (calor/frío) que su uso incluso puede convertirse en un nuevo aliciente para la relación sexual. Además, es importante insistir (en esta etapa igual que en otras), que las relaciones sexuales no consisten únicamente en la penetración y si bien pueden existir molestias durante la misma, todo nuestro cuerpo está cargado de terminaciones nerviosas y puede proporcionarnos mucho placer. Tampoco hay que olvidarse del clítoris y de que existen otras prácticas sexuales además del coito, por ello la colaboración del otro miembro de la pareja es fundamental para seguir viviendo relaciones sexuales placenteras.
A nivel sexual hay que insistir en que además del lubricante, el uso del vibrador es un gran aliado en esta etapa para mantener la elasticidad vaginal. También las bolas chinas van a ayudar a mantener fuerte la musculatura pélvica y evitar futuras pérdidas de orina.
El final de la edad fértil puede suponer una liberación para algunas mujeres, al perder el miedo a quedarse embarazadas, pero para otras puede significar sentirse mayores o que están envejeciendo, nada más lejos de la realidad. Si tenemos en cuenta que la esperanza de vida de las mujeres ha aumentado considerablemente, la menopausia está bastante lejos de ser el final de la juventud. Por otra parte, el concepto erróneo de belleza actual, que está ligado a no tener arrugas y a una juventud eterna, perjudica enormemente que las mujeres después de la menopausia continúen viéndose hermosas, llenas de vida y por supuesto dispuestas a disfrutar de una sexualidad plena. Por ello, es necesario trabajar la propia autoestima particularmente en esta etapa, ya que la manera cómo se vea la mujer, va a influir en su manera de vivir la sexualidad. Una mujer de 50 años, que se mantiene activa, y cuya madurez le aporta seguridad en sí misma y menos tabúes, puede disfrutar de sus relaciones sexuales con mayor libertad.
Por otra parte, no hay que olvidar que el hecho de no poder quedarse embarazada no significa que no haya que tomar precauciones para evitar las infecciones de transmisión sexual. Es un error pensar que después de la menopausia ya no es necesario usar protección para las relaciones sexuales esporádicas.
Todos los mitos relacionados con la menopausia hacen que muchas mujeres la teman y se preocupen demasiado con los cambios que están por venir. Al final, en esto como todo en la vida, la clave es la actitud con la que la mujer se enfrente a esos cambios. Informarse adecuadamente y buscar soluciones es, sin duda, la mejor actitud.