Que es bonito el amor, no lo pienso sólo yo. Hace bastante que es asumido así por muchas personas. Pero que es más divertido el sexo, ¡lo tiene todo el mundo clarísimo! Y que lo de menos es el sitio donde lo vayas a practicar, también. Es lo mejor que tiene, que puedes hacerlo en cualquier sitio.
Mi amigo Raúl se ha echado novia hace muy poco y está feliz. Feliz con una media sonrisa constante que no se puede quitar de la cara, y dicho sea de paso, que acompaña con una voluptuosa felicidad en su entrepierna. Se dedica en cuerpo y alma a darle un uso intensivo y libidinoso a todos sus dispositivos moviles, de los cuales consigue que le reporten muchos momentos digamos complicados a la vez que tremendamente divertidos y excitantes con su chica.
Porque siempre está whatsappeando con su reciente pareja esté donde esté y sin miramiento alguno. De modo que cuando la conversación que se traen entre manos sube de temperatura, algo bastante común entre ellos, y se calienta más de la cuenta, puedes verle por ejemplo, teclear mientras camina empalmado por los aeropuertos y estaciones, ya que él viaja mucho. Y le da igual que se lo noten y le da igual donde se encuentre. Si luego decide llevarlo a término, se inquieta y comienza a buscar desesperadamente los cuartos de baño para rematar la faena. Otras veces, se queda tan conforme con su alegría pélvica y deja las fotos eróticas que le manda su amada para momentos más íntimos en los que pueda satisfacerse en soledad y plenamente.
En otras ocasiones son los objetos más variopintos los que me corroboran lo que ya sé: que además de haber gente muy cerda porque la diversión no está reñida con la limpieza, hay muchos que van aliviándose por cualquier rincón. Y puedes encontrar condones usados, pañuelos de papel, e incluso hay quien después se olvida la ropa interior en los baños de cualquier sitio. Yo he llegado a ver un cartel en una cafetería, colgado dentro del wc de señoras recordando a las clientas que no se olvidasen de llevarse sus bragas con ellas. Que digo yo, que una cosa es aprovechar esa intimidad y otra muy distinta ser tan descuidada como para salir de allí sin darte cuenta de que te faltan las bragas.
Los edificios públicos grandes son zonas especialmente interesantes, ya que suelen tener muchos recovecos en los que las parejas pueden consumar sus necesidades con algo de privacidad. No han sido una, sino varias, las veces en las que he podido comprobarlo en propia piel cuando de más jovencita utilizaba las escaleras de acceso a la azotea de la biblioteca de mi barrio para disfrutar con mi novio del momento de besos lascivos y fabulosos tocamientos impúdicos, llegando a traspasar miles de veces la línea de lo recomendable para espacios por los que transita mucha, mucha gente.
Pero os confieso que una de mis fantasía al respecto de tener sexo por cualquier sitio y que yo considero más divertida, y que espero poder cumplir aunque sea en modo mínimamente parecido, es la de ir con mi pareja follando por todos los pubs y antros de la noche por los que nos gusta salir y tomar copas. Me encantaría llegar un día y empujándole contra la mesa de billar de nuestro local favorito completar un arrebato pasional en cualquier posturas; o lanzarnos al centro de la pista de baile de la discoteca de los sábados y que allí mismo entre las luces de colores parpadeantes mi chico me agarrase por la espalda y me acariciase por delante hasta que perdiera las manos entre mi vestido y las bragas; o sentarme encima suyo a horcajadas, por supuesto sin bragas, en una de esas banquetas altísimas de la barra de la coctelería en la que tuviera que mantener el equilibrio mientras muevo apasionadamente las caderas… Y todo esto con público, ¡que por algo es una fantasía!
En fin, pensad cuál ha sido el sitio más raro, incómodo o divertido dónde lo hayáis hecho, o lo hayáis visto hacer, y cuál el que os falta y os excitaría probar, ¡y probadlo! Como decía antes, lo mejor del sexo es que puedes hacerlo por todos sitios.