Solemos centrar el ciclo menstrual en un único acontecimiento, la regla (el momento en el que se produce el sangrado), como si el resto de las fases no existieran. Pero a lo largo de todo el ciclo se dan cambios constantes en nuestro cuerpo y su correcto curso va a depender del equilibrio hormonal y de un funcionamiento adecuado de nuestro organismo; en definitiva, de una buena salud, mientras factores como el estrés, infecciones o enfermedades pueden alterar todo ese complejo engranaje.
¿El ciclo menstrual siempre dura 28 días?
Siempre se ha vinculado el ciclo menstrual al lunar, debido al patrón cíclico de ambos, ya que se trata de fenómenos periódicos que constan de una serie de fases (concretamente cuatro), con una duración aproximada de entre 28 y 30 días. Así, la fase menstrual o sangrado, suele equipararse simbólicamente con la luna nueva, la folicular con cuarto creciente, la ovulatoria con luna llena y la fase lútea con cuarto menguante.
Este vínculo es tan antiguo que la palabra menstruación ya deriva del latín mensis (mes) y del griego mene (luna). Además, existe una amplia mitología proveniente de muchas culturas donde se relacionaba el ciclo lunar con el ciclo menstrual (aunque desde la ciencia este influjo no se haya demostrado).
Sin embargo, lo de los 28 días del ciclo menstrual es sólo pura teoría, en la práctica está sujeto a numerosos factores (principalmente relacionados con la salud física y mental) que pueden alterar su patrón, alargando o acortando cada una de sus fases.
El ciclo menstrual como índice de salud
El ciclo menstrual es un índice vital de salud, a menudo bastante ignorado. De hecho, podría considerarse el quinto signo vital (los otros cuatro son la temperatura corporal, la presión arterial, el pulso y la respiración). Sin salud no existe fertilidad, por tanto, los problemas de salud suelen provocar alteraciones en el ciclo menstrual que pueden darnos pistas sobre nuestra salud general (alteraciones que a menudo pueden pasarnos desapercibidas por desconocimiento, debido a que no existe suficiente investigación al respecto).
Más allá del típico retraso de la regla del que se habla a menudo (sobre todo cuando estás preocupada por un posible embarazo), la totalidad del ciclo menstrual puede verse afectado en algún punto.
Por ejemplo, un simple virus gripal puede hacer que se retrase la ovulación (y, por consiguiente, el sangrado menstrual). Tu cuerpo sabe que no es el momento de quedarte embarazada, ya que tu organismo está luchando al 100% contra ese virus. El ciclo menstrual funciona así: cuando existe alguna señal importante de estrés, ya sea físico o mental, que denota que puede haber un peligro para la vida y una falta de recursos, la fertilidad pasa a un segundo plano. Esto tiene todo el sentido desde un punto de vista evolutivo.
Por lo general, desconocemos la multitud de factores que provocan estrés en nuestro organismo, por ejemplo, no dormir o no descansar suficiente, realizar ejercicio o actividad física en exceso, perder mucho peso, falta de nutrientes…
Del mismo modo, algunos problemas de salud, como pueden ser hormonales, disfunción de la tiroides (glándula que ejerce un papel fundamental en este sentido), ovarios poliquísticos, fibromas uterinos, pólipos, miomas, endometriosis, etc. pueden afectar al ciclo menstrual, incluyendo alteraciones en el sangrado y dismenorrea (dolor menstrual).
Para muestra, una pandemia
Una muestra reciente de esto que venimos tratando la tenemos en la pandemia de COVID-19. Muchas mujeres sufrieron alteraciones en su ciclo menstrual, asociadas tanto con la vacuna, como con la propia enfermedad originada por el coronavirus.
Dichas alteraciones incluían retraso o adelanto de la menstruación, mayor volumen de sangrado o mayor número de días, aumento de síntomas del síndrome premenstrual, etc.
Aunque no está del todo clara la relación entre el virus y el ciclo menstrual, algunos estudios sugieren mayores tasas de cambios menstruales en las mujeres que presentaron una mayor carga viral y actividad inmunitaria.
Sin embargo, en general, los estudios indican que no se puede establecer una relación de causalidad y que los cambios fueron apenas transitorios.
El ciclo menstrual es mucho más que un sangrado
El ciclo menstrual está regulado por una interacción compleja de hormonas. El hipotálamo es la región del cerebro que coordina la actividad hormonal. Este elabora la hormona liberadora de gonadotropina (GnRH) que estimula la hipófisis, estructura localizada en el encéfalo que libera la hormona foliculoestimulante (FSH) y la luteinizante (LH), que a su vez estimulan los ovarios, produciendo estrógenos y progesterona (hormonas que en última instancia rigen el ciclo menstrual).
Cualquier tipo de actividad inmunológica importante puede alterar este eje hipotálamo-hipófisis-ovario, afectando al ciclo hormonal y menstrual. Por ello, deberíamos conocer mejor la fisiología de nuestro ciclo menstrual, para poder reconocer cambios importantes, puesto que, aunque a menudo estas alteraciones sean puntuales y sin importancia, en ocasiones pueden deberse a patologías que deben ser tratadas.
“Tu ciclo menstrual se rige por tu cuerpo y tu cuerpo es sabio. Conócelo, escúchalo y estarás cuidando de tu salud”.
Ester Álvarez G.