Risoterapia en la sexualidad del adulto mayor

La sexualidad es un aspecto central del ser humano presente a lo largo de toda su vida y abarca el sexo, las identidades y roles de género, la orientación sexual, el erotismo, el placer, la intimidad…

La senectud, o grupo de población que tiene de 65 años de edad en adelante, es cada vez más numerosa en nuestra sociedad, lo cual hace necesario que existan iniciativas socioeducativas para las personas mayores. Así, podrá promoverse un envejecimiento activo y más saludable, el cual también deberá recoger el abordaje de la sexualidad en la vejez como uno de los aspectos más importantes que deben cuidarse en el adulto mayor.

Actualmente, la medicina moderna está redescubriendo el poder sanador del buen humor y hasta qué punto éste es capaz de aliviar el estrés, la depresión y la enfermedad. Por ello, es importante asociar dicho poder sanador con un enfoque integral de la sexualidad del adulto mayor basado, en este caso, en el desarrollo de actitudes sexuales saludables y positivas a través de la risa. El psicólogo Robert Holden, especialista en psicología positiva y bienestar, explica que la risa es una de las necesidades humanas más fundamentales y valiosas, y opina que para sentirse bien y vivir con entusiasmo debemos hacer uso de ella cada día. Es por ello que el humor puede convertirse en una herramienta de suma utilidad para conseguir desarrollar tales actitudes sexuales, desde una visión de la vida natural, sana y optimista.

Una actitud sexual positiva la tienen aquellas personas que comprenden que la dimensión sexual es una fuente de riqueza que debe ser vivida en plenitud a lo largo del ciclo vital, es decir, desde el nacimiento hasta la muerte. Por eso, a lo largo de nuestra vida, nos vamos desarrollando, expresando y relacionando como seres sexuados, de ahí que no podamos obviar tampoco esta dimensión al llegar a la vejez.

Lo primero que tenemos que hacer, si nos interesa trabajar o enriquecer nuestra vida sexual, es analizarnos a nosotros mismos y determinar con exactitud qué clase de actitudes tenemos hacia nuestra sexualidad. Una vez que conozcamos tales actitudes, podremos detectar qué aspectos necesitan ser reforzados, o cuáles deben desmontarse para ser construidos de nuevo.

Gracias a herramientas como la risoterapia podemos facilitar, por ejemplo, que las personas mayores se centren más en los aspectos positivos de sus vidas, además de que consigan mejorar y fortalecer sus relaciones sociales, puedan percibirse en armonía con las demás personas y consigo mismas, acepten de mejor manera los cambios relacionados con la edad, puedan sentirse más liberadas a la hora de tratar aspectos relacionados con su sexualidad y sus derechos sexuales (como, por ejemplo, el derecho al placer), entre otras muchas actitudes.

Así, la risa y la sonrisa se convierten en medicina y placer para nuestros mayores; los ingredientes más propiamente humanos que tenemos. Porque todos sabemos reír, aunque a veces se nos olvide. Y, en algunos momentos, cuando necesitamos reír y no podemos, resulta imprescindible contar con los recursos adecuados para poder hacerlo.

En este caso, el hacer uso del placer que provoca la risa, al tratar temas relacionados con nuestra sexualidad, nos facilitará la desinhibición y posterior apertura mental para que se puedan desarrollar las actitudes sexuales positivas anteriormente citadas. Dicho placer, también, queda recogido en la Declaración de los Derechos Sexuales, pues éste recoge el disfrute y goce como fuente de bienestar físico, intelectual y espiritual.

Y, para llevar a cabo este tipo de terapias o actividades, es necesario que desde distintas instituciones, tanto privadas (aulas de la tercera edad, asociaciones de mayores, fundaciones, etc.) como públicas (ayuntamientos, diputaciones, universidades, centros cívicos, centros de salud, etc.), se promuevan iniciativas socioeducativas para las personas mayores y que, así, ellas mismas puedan promover un envejecimiento activo y saludable.

A través de los talleres de risoterapia podremos tratar actitudes sexuales como, por ejemplo, las dos que os explico a continuación:

• Quererse a sí mismos, aceptar y disfrutar de sus cuerpos. En este caso, nos centraríamos en la importancia de que conozcan y acepten sus cuerpos como una de las actitudes a desarrollar. Así, podremos basarnos en las ganancias que tienen lugar en la vejez, como es el caso del aprendizaje continuo o la capacidad de eliminar mitos y complejos, desarrollando de este modo una estrategia que les sirva para sentirse más atractivos y seguros de sí mismos haciéndoles, además, conscientes del cuerpo y de lo afortunados que son.  De este modo, tomarían conciencia de lo importante que es quererse, cuidarse y autoelogiarse. El taller de risoterapia es un lugar estupendo para piropearse o automimarse con picardía y descaro, pues queremos que desarrollen el afecto hacia su cuerpo, que consigan sentirse más atractivos o sensuales, de tal forma que reconozcan y valoren las ganancias que existen en la vejez. 

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  Los cambios de la sexualidad en la vejez, cómo vivirlos desde una visión positiva.  Esta vez, la actitud que fomentaríamos es la de una comunicación natural y abierta a la hora de tratar temas relacionados con la sexualidad, vivenciando los cambios que tengan lugar en ella de un modo positivo. Podrán compartir sus impresiones sobre la importancia de hablar sobre las cualidades personales, las emociones y el placer del mismo modo y con la misma naturalidad, sin que haya distinciones por las cuales el placer, per se, fuese visto como un tema tabú o difícil de tratar. Se favorecería el contacto físico entre los participantes, además de la expresión de los afectos entre ellos. Les diremos la importancia que tienen tanto dicho contacto como la expresión del cariño para el bienestar del adulto mayor, y que tener una actitud positiva que favorezca este tipo de manifestaciones es fundamental.

Por último, el rol de los profesionales que trabajen la risoterapia como elemento facilitador del desarrollo de actitudes sexuales positivas en la vejez, debe ajustarse a una serie de criterios psicopedagógicos: flexibilidad, equilibrio, sencillez, naturalidad, sociabilidad, motivación, respeto, cercanía, honestidad y sensibilidad. Además, es fundamental ser un dinamizador comprometido tanto con el envejecimiento activo como con el respeto a los derechos sexuales de nuestros mayores.

Recordemos que la satisfacción sexual viene determinada por nuestra capacidad de goce y plenitud.  No tanto en la «técnica» que hacemos al dar placer o la que hacen al darnos placer, sino en nuestra actitud de apertura y agrado con el contacto íntimo (erotofilia).

La asertividad sexual y la actitud, además del buen humor, son elementos clave pues las personas erotofílicas responden con emociones agradables y placenteras hacia su sexualidad y erótica.

Es necesario que nuestros mayores respondan a los diferentes estímulos sexuales con flexibilidad, agrado y apertura, por eso el humor puede ser una maravillosa herramienta para ayudarles a conseguirlo.

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