¿Cuántas películas os habéis encontrado en las que sucede alguna escena donde una mujer y un hombre están besándose, ella se resiste a continuar pero él sigue adelante y la fuerza? Cosas de este estilo se ven a diario en videoclips, publicidad y otros medios, perpetuando una imagen del sexo donde la violencia y la dominación son válidos y excitantes. Esto no tiene nada que ver con las BDSM que ahora están tan de moda. Una cosa es tener relaciones sexuales sadomasoquistas consensuadas por ambos miembros, y otra cosa es cuando hablamos de forzar a una persona a tener relaciones sexuales que no desea. Lo primero es un juego o práctica sexual que puede ser excitante y divertido, lo segundo no sólo no es excitante sino que es ilegal.
Las relaciones sexuales entre dos personas deben ser consensuadas, consentidas por ambos y libres, basadas en el respeto mutuo. Se trata de respetar los límites de la otra persona. Esto es válido para cualquier tipo de relación, ya sea entre chico y chica, entre dos chicos o entre dos chicas. Aunque lo más habitual, con diferencia, es que la violación la lleve a cabo un hombre sobre una mujer. Tal vez la explicación esté en que existe en nuestro sistema patriarcal un machismo implícito del que se nutren los hombres cuando fuerzan a una mujer, otorgándoles una falsa sensación de control que les hace sentirse superiores. Sin embargo, la mayoría de las violaciones no las lleva a cabo un hombre desconocido, sino alguien cercano, o incluso la propia pareja de la mujer. Resulta curioso que hasta no hace mucho, las leyes no consideraban como violación cuando se trataba del marido, era como si tuviera derecho a disponer sexualmente de su esposa independientemente de la voluntad de ésta.
Según una encuesta (http://online.liebertpub.com/doi/pdf/10.1089/vio.2014.0022) un tercio de los hombres entrevistados afirmaron que forzarían a una mujer a tener relaciones sexuales si nadie se enterara y no hubiera consecuencias. Esto demuestra que aún falta mucha educación sexual, y que lo que están aprendiendo los jóvenes sobre las relaciones sexuales contiene grandes carencias en cuanto al respeto.
Por otro lado, a menudo se culpa a la víctima. Cuando se trata de una mujer violada se supone que si lleva cierta ropa, si ha bebido, si le sigue un poco el juego, si le besa… si dice primero que sí ya no puede decir que no. Nada más alejado de la realidad.
Las relaciones sexuales no se llaman así por casualidad. Relación significa conexión, comunicación… y para ello es necesario hablar, decir… escuchar a la otra persona. Si no existe nada de eso, entonces es violencia.
A continuación tenéis un cortometraje que refleja muy bien todo esto, explicando las diferencias entre sexo y violencia. ¡No dejes de verlo!
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