Puritanismo, paganismo, sexo y Navidad

Si os digo que voy a hablar de puritanismo, paganismo, sexo y Navidad, así, a bote pronto, es posible que os dé la sensación de que se trata de un batiburrillo de palabras que nada tienen que ver. Pero si empezamos a desgranarlas, echando la vista atrás, veremos que existe más relación entre estos términos, de la que pudiera parecer inicialmente y que, además, es una historia bastante curiosa.

Vamos a comenzar por entender qué es eso del puritanismo.

En relación con el tema sexual, actualmente, cuando decimos que alguien es muy puritano queremos decir algo así como que tiene una actitud hacia la sexualidad bastante estricta y negativa. Pero el puritanismo tiene su origen en una doctrina que se formó en Inglaterra en el siglo XVI, que desde el extremo más radical del protestantismo pretendía separarse de la iglesia anglicana y del catolicismo.

¿Pensáis que el nacimiento del puritanismo está más relacionado con temas religiosos que sexuales o amorosos? Pues os diré que no exactamente, ya que se debió a la anulación del matrimonio de Enrique VIII, rey de Inglaterra, y Catalina de Aragón (hija menor de los Reyes Católicos). El monarca se había encaprichado de Ana Bolena, quien se convertiría en su segunda esposa. Por supuesto aquello supuso la ruptura de Inglaterra con la iglesia católica romana y dio lugar a la Reforma Protestante, de donde surgiría el puritanismo.

En cuanto a la postura de los puritanos hacia las relaciones sexuales, parece que no toleraban ninguna actividad sexual fuera del matrimonio, sino que estas serían algo así como un débito conyugal. Por tanto, no estarían permitidas prácticas como la masturbación, el adulterio o la homosexualidad.

A principios del siglo XVII miles de puritanos ingleses se establecieron en América, tal vez huyendo de una Inglaterra demasiado obscena y libertina para ellos. Con la llegada de los puritanos al Nuevo Mundo, también llegó uno de los pioneros del sexo en América, Thomas Morton, abogado y comerciante. En 1624 fundó una colonia agrícola (Merrymount) cerca de una colonia de puritanos (Plymouth). Ambas colonias no se llevaban muy bien: por un lado, los puritanos de Plymouth no soportaban que su colonia vecina fuera una de las más prósperas; por otro, estaba el tema moral.

Aquí entra en juego el paganismo, es decir, aquello que no es cristiano ni de ninguna de las otras grandes religiones monoteístas.

Al parecer, en Merrymount se celebraba el festival anual de “May Day” (1 de mayo), una ceremonia pagana para conmemorar la primavera y la fertilidad. Y para dicho evento colocaban un símbolo fálico que era llamado el “Mástil de Mayo”, algo así como un pene de 27 metros de alto. Esto no le gustó nada a sus vecinos puritanos y acusaron a Thomas Morton de realizar orgías paganas inundadas de alcohol, en honor a Baco y Afrodita, así como de mantener encuentros sexuales inmorales con mujeres nativas. Por todo ello lo enviaron de vuelta a Inglaterra.

Otro dato curioso, en relación con el puritanismo y la sexualidad refiere que, en la colonia de Plymouth, al parecer, se llevó a cabo el primer juicio contra homosexualidad (1636), denominando dicha práctica de “abominación”.

Finalmente ¿qué tiene todo esto que ver con la Navidad? Pues resulta que la tradición de que Papá Noel reparta regalos el 25 de diciembre se debe a los puritanos.

Los primeros colonos de América del Norte prohibieron la Navidad en el siglo XVII porque creían que la festividad se estaba paganizando. También intentaron suprimir la veneración a San Nicolás, un obispo que vivió en el siglo IV cuya leyenda cuenta que resucitó a tres niños asesinados y que estaría en el origen de Santa Claus (de ahí su relación con los niños).  Sin embargo, algunos años después, los puritanos recuperaron la fiesta, y para diferenciarla de la cristiana, Papá Noel visitaría a las personas el 25 de diciembre.