¡La próstata! El placer prostático es todavía un tabú para muchos hombres, sobre todo para los heterosexuales, que suelen negarse a aceptar que pueden disfrutar de él. Lo contrario sucede cuando las relaciones sexuales se llevan a cabo entre hombres homosexuales, mucho más abiertos a experimentar con ésta y otras fuentes de placer.

A pesar de ello, lo cierto es que la estimulación de la próstata, mediante el masaje prostático, bien sea con la penetración de los dedos o con juguetes específicos, produce un gran placer que no siempre tiene porqué venir acompañado de orgasmo. El simple hecho de acariciar la zona, provoca una serie de sensaciones muy placenteras que os proponemos ¡experimentéis sin miedo!
La próstata cuenta con múltiples terminaciones nerviosas que, estimuladas con suaves caricias, desembocan en unos estímulos deliciosos que pueden llegar a provocar una erección. Esta erección, junto a la estimulación que se produce dentro y fuera del ano, ocasiona en el hombre un incremento del placer erótico. Estas caricias deben ser realizadas con cuidado por la zona de la que se trata y porque estamos hablando de la introducción en el ano de un dedo, un dildo, un masajeador o, en el caso de las relaciones entre hombres, de un pene. Siempre deben ir acompañadas de una lubricación adecuada y, cómo no, del uso de preservativos, que ayudarán a evitar cualquier tipo de infección. La higiene de la zona, antes y después de realizar esta práctica, es aconsejable y necesaria.

La próstata, en donde se localiza el llamado punto “P”, o punto “G” masculino, se encuentra ubicada dentro de la zona anal, frente al recto, a unos 4 ó 5 centímetros del esfínter, y debajo de la vejiga. Esta glándula, perteneciente al aparato urogenital masculino, tiene forma de nuez y su contribución es clave en el orgasmo masculino. Su principal función, desconocida para muchos, es la de producir el líquido prostático que se origina durante la eyaculación y que nutre y protege el esperma durante el acto sexual. Constituye el principal componente del semen.
Para los que queráis comenzar a experimentar con esta práctica, os sugiero que empecéis acariciando la zona desde fuera, presionando con los dedos sobre el área del perineo, entre los testículos y el ano. Generaréis una sensación placentera y un masaje relajante.
Si vuestra opción es realizar el masaje de forma interna, deberéis introducir un dedo en el ano, ya mencionamos anteriormente que es fundamental que esté lubricado y, sugiero, envuelto en un preservativo, para después frotar suavemente al principio, con el dedo índice, masajeando los laterales de los lóbulos de la próstata y siempre teniendo cuidado de no presionar demasiado sobre los nervios del centro.

La decisión de probar este nuevo juego es muy personal y requiere de cierta complicidad con la pareja, si se practica con ella. Como en todas las prácticas que experimentéis juntos, la comunicación es muy importante, decidle qué os gusta y cómo puede hacerlo mejor.
Si, por el contrario, lo practicáis solos, simplemente seguid vuestros gustos. ¡Adelante!
Este masaje se puede realizar también con juguetes eróticos o masajeadores prostáticos específicos. Los hay de todos los tipos y tamaños, adaptados a los que queréis comenzar y para los que ya estéis más acostumbrados. Algunos acarician la zona del perineo al mismo tiempo que alcanzan la próstata e incluso los testículos, y son ideales para principiantes. Otros, para los más experimentados, son algo más sofisticados y cuentan con distintas velocidades para adaptar la intensidad del masaje.
Desde aquí, os invitamos a que experimentéis. Hay que derribar esas barreras que impiden que los hombres disfruten más plenamente de las oportunidades y el placer que su cuerpo les ofrece.