¿Poemas eróticos en la biblia?

Preguntarse si hay versos eróticos en la Biblia puede sonar extraño, pero más aún descubrir que la respuesta es afirmativa. Porque, aunque parezca increíble, efectivamente existe un compendio de poemas, cargados de erotismo, en las Sagradas Escrituras: el Cantar de los Cantares.

Shir Hashirim es el título original, en hebreo, del Cantar de los Cantares y su significado tiene un valor superlativo, algo así como “El Cantar por excelencia”, superior a todos los demás.

Este conjunto de poemas eróticos se encuentra concretamente en el Antiguo Testamento y se trata de un pequeño libro de 8 capítulos (un prólogo, cinco poemas y dos apéndices).  En cuanto a su contenido, básicamente se trata de una serie de versos llenos de pasión y sensualidad entre dos amantes, que comienzan así:

Ah, si me besaras con los besos de tu boca…

¡grato en verdad es tu amor, más que el vino!

Existe controversia sobre la autoría de esta obra, pero la versión más aceptada es la de que fue el rey Salomón quien lo escribió, por ello se conoce también como el Cantar de Salomón. Dicho rey gobernó Israel por un periodo de 40 años, entre el 965 y el 928 a.C. Esto significaría que tales poemas eróticos pudieron ser escritos hace más de tres mil años.

En el texto encontramos la voz de tres personajes: el amado, un pastor; la amada, Sulamita; y las hijas de Jerusalén, que funcionan como un coro. Si bien en las versiones más tradicionales de la Biblia es difícil hacer esa distinción de personajes, en la Nueva Versión Internacional (NIV) sí que se indica qué personaje habla.

El Cantar de los Cantares es ante todo la expresión de dos amantes separados, que desean volver a unirse, y se lanzan versos dictados por la pasión. Se evidencia un canto al amor sensual, a la naturaleza y al instinto, a través de poemas plagados de metáforas y simbolismo sobre animales, frutas y flores, tal como podéis ver a continuación:

“Sean tus pechos como racimos de uvas,

tu aliento cual fragancia de manzanas

y como el buen vino tu boca”

Ya sabemos que desde las religiones occidentales siempre ha existido un tabú y una demonización del erotismo, por lo que este libro tuvo bastantes dificultades para ser admitido en el canon bíblico. Además de ser bastante desconocido, sobre todo por lo poco que se ha mencionado dentro de la liturgia eclesiástica. Desde la Iglesia católica se suele negar el sentido erótico de estos poemas, interpretándolos como una forma de expresar el amor hacia Dios o el matrimonio de Cristo con la Iglesia.

En la España del siglo XVI, Fray Luis de León  fue condenado por la Santa Inquisición a cinco años de cárcel por haber traducido el Cantar de los Cantares del hebreo original al castellano vulgar.

Además del erotismo de los poemas, destaca la voz femenina. Sulamita está bastante presente en los versos y declara con libertad su amor y voluntad de entrega.

¡Hazme del todo tuya!¡Date prisa!

¡Llévame, oh rey, a tu alcoba!

Sin duda, se trata de una voz cargada de osadía, que manifiesta firmemente sus deseos más íntimos, lo que resulta llamativo en un libro tan antiguo y repleto de machismo. De hecho, es el único libro bíblico donde la mujer se muestra en igualdad con el varón, tomando la iniciativa en su propuesta amorosa.

Otro ejemplo donde la joven habla sin pudor de su amado:

“Mi amado es para mí como el saquito de mirra

que duerme entre mis pechos”

En definitiva, el Cantar de los Cantares trata una faceta de la dimensión humana que no podía ser ignorada en las Santas Escrituras: el deleite mutuo en el gozo del amor. Al fin y al cabo, lo erótico, el placer, el deseo, la sensualidad, la pasión… forman parte de nuestra esencia.

“Tus labios, novia mía, destilan miel;

Leche y miel escondes bajo la lengua.”

Cantar de los Cantares