En la primera parte de este post descubrimos los orígenes de la podolatría y algunas teorías sobre este fetiche. También hablamos de la increíble sensibilidad de los pies, debido a las numerosas terminaciones nerviosas que existen en ellos, y teniendo en cuenta esto, es lógico pensar que, dentro del erotismo y las relaciones sexuales, los pies puedan adquirir un papel protagonista.
En mis conversaciones con el experto en podolatría, Joe Sandia, he descubierto que en el fetichismo de pies existen multitud de prácticas y hay para todos los gustos. En esto, como en todo, lo que le gusta a uno puede no gustarles a otros. Pero todo es válido. ¿Por qué no?
En la variedad está el gusto
Al parecer, existen fundamentalmente tres tipos de pies, según la forma de los dedos. De manera que tendríamos:
- El pie romano, que sería aquel en el que, del dedo gordo al meñique van en escala de más largo a más corto.
- El pie griego, en el que el dedo índice es un poco más largo que el dedo gordo.
- Y el pie egipcio, caracterizado por tener el dedo gordo un poco más largo, seguido de dos dedos de igual tamaño, y otros dos un poco más cortos.
¿Cuál es el tipo de pie preferido por los podólatras? En base a su experiencia, Joe Sandia afirma que, aunque el más común es el romano, en realidad hay gustos para todo.
Por otra parte, en relación con el gusto por este fetiche, existen muchos aspectos que diferencian a los podólatras. Podría decirse que hay gustos para todo…
Existen personas a las que les encantan, por ejemplo, los pies sucios, de andar descalzos. Y hay quien se excita al sentir el olor del pie sudado. Aquí debemos diferenciar el interés que despiertan los diferentes sentidos, pues no es lo mismo excitarte con la visión de un pie sucio, que con el olor.
Hay quien se siente atraído por los pies con diferentes adornos o accesorios, como anillos en los dedos de los pies o tobilleras. También pueden ser elementos de adoración los pies con medias o pantys, así como tatuajes.
Otros aspectos de los pies en los que se suelen fijar mucho los podólatras y que difieren enormemente en sus gustos son en relación con las uñas. Hay a quien le gustan más largas o cortas, pintadas o al natural, etc.
También con respecto al calzado, hay quien prefiere los pies descalzos y quien gusta de un determinado tipo de calzado (tacón, sandalias, chanclas…). Hay fetichistas de pies a quienes les gusta un tipo de calzado en concreto para verlo, olerlo o se deleita en el gesto de quitar el zapato del pie. En este caso se trataría de una relación visual u olfativa en relación con el calzado.
Otro aspecto muy popular es sentir especial atracción concretamente por las plantas o suelas de los pies. Estos podólatras se fijan mucho en si son lisas o arrugadas, en los talones (por ejemplo, si están agrietados o hidratados), en la forma del puente, etc. Sin embargo, también hay quienes se sienten más atraídos por otras partes de los pies, como los dedos.
Modos de vivir la podolatría
Ya os adelantaba que la forma de vivir este fetichismo también es muy diversa.
Algunos hombres gustan de compartirlo con su pareja o parejas. Este tipo de podólatras, que por lo general lo tienen bien integrado en sus vidas, viven el fetichismo de pies, más que de una manera exclusivamente sexual, en los gestos cotidianos del día a día. Así, la relación con los pies puede convertirse en parte protagonista de cualquier momento, mientras ven una película en el sofá, mientras conducen… Cualquier situación habitual puede ser un buen momento para ofrecer un cariño o un gesto especial hacia los pies de su pareja.
Otros prefieren vivirlo en la intimidad, a través del autoerotismo, por medio de fotos o vídeos. Existen multitud de blogs, foros, etc. donde buscar contenidos sobre este tema (imágenes, información o testimonios).
Incluso hay quien asiste a eventos públicos dedicados a este fetiche, va a clubs donde se hacen prácticas foot fetish, o busca personas especializadas en fetichismo de pies para disfrutarlo.
Prácticas en la podolatría
Existen muchas prácticas asociadas al fetichismo de pies como son desde las más comunes como acariciar, chupar, oler, lamer, besar, hacer cosquillas… hasta ser pisado y comer o beber en ellos.
Algunas de las más habituales, según me cuenta Joe Sandia, son:
Foot Worship: adoración de los pies. Aquí tendríamos también el selfworship o autoadoración de los pies.
Foot Job: masturbación del pene con las dos plantas de los pies.
Foot Massage: masajear los pies con las manos o algún otro elemento, como piedras, palos de bambú, bolas terapéuticas, aceites…
Tickling Feet: hacer cosquillas en los pies con las manos o diferentes objetos como una pluma.
Pedal Pumping: interactuar descalza con los pies dentro de un automóvil, jugando con los elementos del vehículo. Por ejemplo, colocar los pies en la palanca de mano, en el volante, en los pedales, asientos, alfombras, puertas, guantera, o en la pierna del conductor.
Footsie: descalzarse a conciencia en lugar público (plaza, cine, playa, restaurante…) e interactuar con los pies, jugueteando con la pareja.
Estos son sólo algunos ejemplos de prácticas, pero sin duda pueden ir hasta donde llegue la imaginación. Lo importante es tener la mente abierta para descubrir lo que a cada uno nos gusta y aprender a disfrutarlo sin tabúes.
-
Imagen de portada, cuadro de Jack Vettriano – Night Calls II
