El mes de junio es el mes del Orgullo por excelencia: banderas de colores por todos lados, celebraciones, eventos… visibilidad y reivindicación de los derechos LGTBI a tutiplén. Pero no podemos olvidarnos de que el orgullo hay que llevarlo puesto y lucharlo cada día. Debemos tener presente que la celebración del Orgullo LGTBI nació por un motivo y tiene un sentido mucho más profundo de lo que se ve aparentemente, “no es fiesta todo lo que reluce”.
¿Cuándo y cómo comenzó la celebración del Orgullo?
Mucha gente desconoce aún cómo comenzó la celebración del Orgullo, y digo “celebración”, aunque en sus orígenes tenía mucho más de lucha y reivindicación que de fiesta.
Todo se inició con la conocida como revuelta de Stonewall, en 1969. El Stonewall Inn era un bar de Nueva York, donde se llevaba a cabo una especie de “caza de mariquitas”. La policía iba a menudo, les daban palizas y arrestaban a muchos homosexuales, travestis y “afeminados”. Los periódicos, además, se encargaban después de publicar sus nombres para que fueran perseguidos por la comunidad.
En aquel entonces (como sucede aún en muchos países), los encuentros entre personas homosexuales debían hacerse de manera oculta. En el Stonewall Inn las redadas y el acoso eran frecuentes, pero la madrugada del 28 de junio de 1969 lo más marginados se unieron y se enfrentaron a la policía por primera vez. Fue una noche larga en la que sólo unos pocos valientes plantaron cara a la injusticia. A la noche siguiente se unieron más personas y así cada noche. A partir de ahí, comenzaron a organizarse en grupos activistas, creando panfletos, enviando cartas a la prensa y reclamando justicia.
Un año después, el 28 de junio de 1970 se llevaron a cabo las primeras marchas del orgullo gay, en Nueva York y Los Ángeles, en conmemoración de los disturbios de Stonewall.
¿Por qué sigue siendo necesario celebrar el Orgullo?
Actualmente, en algunos países donde los derechos LGTBI están protegidos, la marcha del orgullo se ha convertido en una fiesta, una celebración de la libertad que antaño no tuvieron las personas para mostrarse tal como eran. Pero también es una marcha por aquellos que aún no pueden hacerlo, porque no olvidemos que existen muchos países donde se juegan la vida por tan siquiera intentarlo.
Video del Ayuntamiento de Madrid
La indignación de algunas personas por la celebración del Orgullo y el absurdo planteamiento de una fiesta del “orgullo hetero”, no tiene cabida cuando nadie ha sido perseguido ni asesinado por ser heterosexual. Esto no va contra ser heterosexual, no se pretende ofender a los heteros ni “homosexualizar” a nadie, va de todo lo contrario: de sentirte orgulloso y libre para ser quién eres, sin importar tu orientación sexual o tu identidad de género. Porque ¡ya está bien de sentir vergüenza y de esconderse!
En 2018 se han cumplido 40 años de la primera manifestación del Orgullo en Madrid y por ello se ha difundido un simpático y emotivo vídeo conmemorativo, protagonizado por una pareja lesbiana de ancianas. Además, el lema de la ciudad usado, para dar la bienvenida a la celebración del Orgullo y a todas las personas que quieran sumarse, ha sido: “Ames a quien ames Madrid te quiere”. Una invitación en toda regla proveniente de la capital de un país eminentemente “gayfriendly”.
Madrid también fue capital del WorldPride 2017, el evento LGTBI más importante del mundo. El documental de Fernando González Molina “The best day of my life” muestra la experiencia única, que supuso reunirse en esta multitudinaria celebración, para seis personas de diferentes países (España, Rusia, Francia y Uganda) y sus particulares y complicadas historias para llegar hasta ahí. Sin duda, un filme cargado de intensidad y emoción que os recomiendo ver.
En definitiva, la celebración del Orgullo es una fiesta de la diversidad, en la que todo el mundo puede mostrarse orgulloso de ser como es. Y eso es algo que todos los días deberíamos celebrar y reivindicar.