Nunca prometas nada que no puedas cumplir. Nunca prometas nada que no puedas cumplir a una pareja sentimental. Pero sobre todo nunca prometas nada a tu pareja sea permanente o efímera, aunque tengas intención de cumplirlo, cuando estés en pleno éxtasis de un orgasmo. Yo desde luego ya me conozco lo suficiente como para saber que tengo anuladas todas mis capacidades mentales cuando estoy en un orgasmo de los buenos. Que ya sabemos que los hay mejores y peores, y más o menos intensos, pero cuando estás gozando de uno de los buenos, yo, al menos, soy capaz de prometer cosas que sentada tomando un café jamás saldrían por mi boca.
Por supuesto también es un momento delicado, casi tanto como la barra de una coctelería a última hora de la noche, porque siempre se exaltan sentimientos que no serían tan elevados de pillarte charlando en el sofá. Y no pasa nada si la otra persona entiende que es un momento pasional muy intenso y es tan lógico prometer y jurar como echar maldiciones o agradecer al altísimo dios lo que te está sucediendo. Sin embargo, hay personas que se toman todo al pie de la letra y en cuanto pasa ese instante te hacen caer en la cuenta de lo que has dicho y lo interpretan a pie juntillas. Que si me has dicho que “soy el mejor hombre de la tierra”, que si “nadie te ha follado nunca como yo”, que si “te vas a venir a vivir conmigo”… ¡Cuidado! Hay aseveraciones que no tienen vuelta atrás sin herir susceptibilidades.
Y no penséis que es un problema sólo de chicas. Esto es algo muy generalizado. Pídele a un chico en pleno éxtasis, o mejor, a punto de llegar con lo que le estés haciendo, que te diga que tú eres la mujer perfecta, que adora hasta el color de tus uñas, y entre gemido y gemido, lo dirá. Y es que los orgasmos no tienen género. Son momentazos que nuestra naturaleza como seres humanos nos regala para disfrutar del sexo por el sexo, sin más objetivo que ser plenamente felices en esos segundos compartidos. Porque cuando los disfrutamos a solas pueden ser iguales de fantásticos pero no arrastran estos problemillas de las promesas a destiempo.
También es importante reconocer que hay ocasiones en las que necesitamos decir cosas que sólo pueden tener lugar durante esos orgasmos apasionados y que necesitamos la embriaguez de ese éxtasis para atrevernos a soltarlas. Y me daréis la razón de que eso es maravilloso: tener un lugar casi neutral donde poder expresar lo que muchas veces nuestra sensatez calla. Es un pequeño espacio en el tiempo donde despacharnos a gusto y relajar la tensión no solo física sino también emocional.
Quizás mi tendencia a pensar demasiado a posteriori y a reflexionar sobre todo lo que he dicho o hecho, me haya llevado hasta aquí, pero creo que lo fundamental es dejarse llevar, que fluyan los sentimientos con las palabras, o las emociones con los silencios, pero que nadie después intente ajustar cuentas. Siendo así sólo nos queda seguir disfrutando.
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