El orgasmo sigue siendo un misterio en muchos sentidos. Aún más en el caso de la mujer, pues no se le presupone una función biológica, como sucede con el hombre en el que va generalmente unido a la eyaculación. Algunas incógnitas tienen que ver con orgasmos que llegan en el lugar y en el momento más inesperados, como orgasmos haciendo ejercicio, orgasmos durante el sueño, incluso orgasmos durante una agresión sexual.
Ya hace más de 50 años, Alfred Kinsey afirmaba, tras sus investigaciones, que existían mujeres que experimentaban orgasmos durante la actividad física.
Estudios más recientes confirman no sólo que practicar ejercicio físico puede llevar a la mujer al clímax, sino que esto es más frecuente de lo que pensamos. Haciendo yoga, abdominales o spinning, levantando pesas, montando en bicicleta… Por lo general, sucede al realizar ejercicios que fortalecen la musculatura central del cuerpo (pelvis y abdomen).
Lo más curioso es que no es necesario estar fantaseando, y por supuesto tampoco se está ejerciendo una estimulación genital directa. Pero, aun así, aunque no se llegue al orgasmo, el ejercicio sí que puede provocar placer sexual.
A este fenómeno en inglés se le llama “coregasm” (castellanizado como coregasmo), y se trata de algo recurrente, es decir que si te pasa una vez es probable que te suceda más veces.
Sin embargo, los estudios al respecto no han sabido determinar por qué se producen estos orgasmos.
Está bien saber que les sucede a otras mujeres (¡y también a hombres!), pues aquellas personas que lo han vivido suelen sentir vergüenza y preocupación. Además, dado que las sensaciones musculares que llevan al orgasmo son fácilmente perceptibles, y aparecen tras muchas repeticiones, en el caso de que se quiera evitar, se puede hacer cambiando de ejercicio.
Otro tipo de orgasmos que aparecen de manera inesperada, son aquellos que llegan mientras se está durmiendo. De nuevo Kinsey ya había hablado sobre este tema, tras constatar que un porcentaje interesante de las mujeres que entrevistó (concretamente un 37%), relataban experimentar orgasmos durante el sueño.
Sabemos que nuestro cerebro continúa funcionando mientras dormimos. Pero no sólo eso, sino que, dado que en ese estado tenemos menos inhibiciones, hay mujeres que alcanzan el clímax más fácilmente de ese modo (incluso mujeres que no consiguen llegar al orgasmo de ninguna manera durante la vigilia). Esto demuestra que nuestro cerebro es el más poderoso órgano sexual que tenemos.
Por lo general, este tipo de orgasmos están relacionados con sueños eróticos (durante la fase REM) y con una mayor afluencia de sangre a los genitales.
Lo sueños húmedos son característicos en los hombres durante la adolescencia, es lo que se conoce como poluciones nocturnas. Sin embargo, en las mujeres, estos orgasmos son más probables en la mediana edad (entre los 40 y los 50 años).
Por último, existen un tipo de orgasmos, relacionados con las agresiones sexuales que son tan inesperados como desconocidos, además de que generan mucha confusión, por lo que es necesario visibilizarlos.
Más allá de la creencia de que cuando una mujer es violada, no es posible que tenga un orgasmo porque en ese caso no sería una violación real, por el contrario, que suceda esto no lo convierte en un acto consentido. Se trata de una reacción estrictamente fisiológica que escapa al control de la persona, y no significa que se esté disfrutando del abuso.
Este tipo de orgasmos, también les pueden suceder a los hombres. Aunque es un tema muy poco investigado, son más frecuentes de lo que parecen y a menudo provocan sentimientos de culpa en la víctima.
Como vemos aún falta mucho para comprender el sentido de algunos orgasmos, pero es curioso comprobar que a veces cuanto más lo buscas más difícil se hace alcanzarlo y, en cambio, puede aparecer en el momento más inesperado.