Yo había oído mucho de jovencita hablar de las cosas sorprendentes que pueden llegar a producirse en el cuerpo humano como reacción a algún estímulo interno o externo, y no me refiero a una reacción alérgica, sino a esas otras correspondientes a extraños deseos como los de salir ardiendo en la llamada combustión espontánea.
Pero lo de tener un orgasmo sin tocarse, sólo con la fuerza del pensamiento, nunca creí que pudiera darse verdaderamente.
Sí que conozco el caso de alguna amiga a la que le ha sobrevenido un estupendo orgasmo en plena clase de gimnasia. Algo, que por otra parte y dicho sea de paso, no es recomendable que suceda en clases con más de una alumna, o sea tú. Los ejercicios abdominales además de ser estupendos para la barriguita pueden llegar a provocarlo sin más debido a las contracciones voluntarias del suelo pélvico y de los muslos. También tengo otra amiga a la que le pasa algo similar en algunos de sus momentos eróticos con su pareja, ya que consigue llegar al orgasmo sin masturbarse ni ser penetrada, sino sencillamente porque se excita muchísimo chupándosela a su novio.
Sin embargo el otro día mientras iba al trabajo en mi bus habitual, me iba acordando de la noche que pasamos un alemán llamado Erik y yo, al que había conocido en un cumpleaños. Y me puse a pensar en él con detalle. A recordar todo lo que habíamos hecho juntos: en sus manos grandes, en aquella lengua rebuscando entre mis piernas, en su manera de cogerme por la cintura para metérmela…, y sin darme cuenta empecé a sentir contracciones, escalofríos, y me puse tan húmeda y los espasmos fueron tan intensos que sólo con un ligero balanceo en el asiento terminé teniendo un orgasmo fabuloso en pleno autobús sin tan siquiera tocarme. La pena fue no haber podido contar con la suficiente intimidad para además dejarme llevar y gritar tal y como me habría gustado, pero eso pasa con las cosas espontáneas, que no te dan lugar a tener todo organizado a tu alrededor.
En fin, que ahora que he podido comprobar que efectivamente, y así lo atestiguan los científicos, nuestro cerebro está infrautilizado, deberíamos ser más disciplinadas y entrenar duro para conseguir que en esos aburridos momentos de nuestra vidas que todas tenemos alguna vez, nuestros orgasmos sean tan intensos como queramos y sucedan cuando queramos. Si el cuerpo humano es capaz de somatizar cualquier cosa para hacernos enfermar, ¿cómo vamos a dejar pasar la ocasión de que nos haga disfrutar?
Eso sí. La próxima vez, lo voy a probar en un sitio con menos gente y a lo mejor hasta me pongo unas velas para ambientarme.