«La música llena el infinito entre dos almas.»
Esta frase del premio Nobel de literatura Rabindranath Tagore resume una verdad muy grande que es, ni más ni menos, el poder que tiene la música en cuestiones del querer.
Las canciones nos traen recuerdos, pueden llegar a ser reflejo de nuestro estado de ánimo y, cómo no, son fieles acompañantes en los juegos del amor .
Pero, ¿qué papel tiene la música en el deseo y la pasión? ¡Todo! Y es que el sexo, al fin y al cabo, es una maravillosa coreografía musical aderezada con palabras, gemidos y placer. Una composición creada para disfrutar y sentir.
Aquí os dejo este nuevo poema de Nuria Cifredo, autora del Blog Relatos de Salamandra. ¡A bailar todos al son de la música y el sexo! Yo seguiré deseando a mi amado, pensaré en sus rock and rolls y en sus movimientos pélvicos… al estilo Elvis Presley.
Música en mi cama
Cuando me hagas el amor
que sea con los ojos pintados de noche y fiesta,
con el pelo cardado de movidas pretéritas.
Cuando te acerques a mi piel
hazlo con levitas de lentejuelas,
con chorreras de encajes
y botines de puntera y tacón.
Cuando vengas a mis fantasías nocturnas
que sea embutido en cuero negro,
con gafas de sol y el pelo engominado.
Cuando me acaricies la espalda
hazlo contoneando las caderas,
con aspavientos disco
y coreografías de rey de la pista.
Mete entre mis sábanas guitarras,
deja que me imploren los saxofones,
derrama tu música en mi cama,
y que al despertar solo queden
restos de maquillaje
y notas colgando en pentagramas.