Las llamadas mujeres de confort, también conocidas como mujeres de consuelo (“ianfu”, en japonés) o mujeres de solaz, no fueron otra cosa que esclavas sexuales usadas por los soldados japoneses durante la Segunda Guerra Mundial.
Se desconoce el número exacto de mujeres sometidas a estos abusos, pero se estima que fueron más de 200.000, tanto de China como de otros territorios ocupados por las tropas imperiales (Corea del Sur, Indonesia, Filipinas, etc.).
Estas mujeres y niñas (muchas de ellas no habían cumplido ni los 15 años) eran secuestradas de sus propias casas o engañadas con promesas de trabajo por el ejército imperial japonés. En algunos casos, incluso fueron vendidas por sus propios parientes. Lo más increíble de todo esto es que las autoridades japonesas conocieran los métodos ilegales usados para reclutar mujeres e incluso colaboraran con ello.
Se denominaban “estaciones de consuelo” a los numerosos centros donde se destinaban a estas mujeres con el objetivo de proveer de consuelo y descanso a los hombres. Al parecer, las primeras mujeres de confort fueron prostitutas japonesas que se ofrecieron para este servicio, sin embargo, con la expansión militar, la demanda creció y los soldados comenzaron a abusar de las mujeres que se encontraban en los territorios conquistados. Para intentar evitar esto, se crearon las estaciones de consuelo. También pretendían con ello interceptar el espionaje y prevenir el amotinamiento de los soldados. Pero esto dio lugar a una gran proliferación de enfermedades de transmisión sexual, por las que acabaron muriendo muchas de esas mujeres y también miles de soldados japoneses.
Las condiciones a las que sometieron a estas mujeres fueron terribles. Tenían que proveer de servicios sexuales prácticamente todo el día, sin descanso, llegando a estar con decenas de hombres al día. Eran golpeadas y violadas, las dejaban embarazadas y las obligaban a abortar.
Tras la derrota, las fuerzas armadas japonesas destruyeron muchos documentos por temor a ser acusados de crímenes de guerra. Aunque existían los testimonios de estas mujeres, gran parte de ellas se suicidaron o fueron amenazadas de muerte si hablaban.
El horror que vivieron estas mujeres, desde inicios de los Años 30 hasta el final de la Segunda Guerra Mundial, no salió a la luz hasta 1991. Durante años existió un conflicto internacional por el reconocimiento de la esclavitud sexual de dichas mujeres, pero Japón lo negaba. Sin embargo, existen fotografías e incluso filmaciones que han ido dándose a conocer.
En 1996, la Comisión de Derechos Humanos de las Naciones Unidas aprobó una resolución que nombraba a las víctimas de los militares japoneses como esclavas sexuales. Pero hasta 2007 el Gobierno de Japón no pidió perdón a las víctimas y finalmente, en 2015, firmó un acuerdo histórico con Corea del Sur para compensar a estas mujeres (las pocas que aún vivían).
La violencia sexual como arma de guerra también es patente en otros conflictos como el del Congo y Ruanda. Se trata de crímenes masivos que se usan de forma sistemática y deliberada.
En 2014 Angelina Jolie ejerció como embajadora de buena voluntad de la ONU para los refugiados, en la mayor cumbre contra la violencia sexual en conflicto, denunciando las violaciones a mujeres como arma de guerra e iniciando una campaña para recuperar la memoria de las más de 20.000 mujeres musulmanas que fueron violadas por las tropas serbias durante la guerra de Bosnia.
Video de la Agencia EFE
Se trata de un tema muy triste y como vemos no es un caso aislado a lo largo de la historia, por lo que es necesario recordarlo y no cesar en la lucha para que cosas como están no sigan sucediendo.
En todas las guerras los soldados matan personas y con ello muere un poco de cada uno, pero cuando se usa el sexo como arma de guerra, entonces muere el último aliento de humanidad que les queda.
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6 comments
Todo esto no parará hasta que la mujer en esos países obtengan una serie de mínimos derechos sociales.
Parece que occidente vive a espaldas de este gran problema.
Es triste decirlo, pero hay demasiados intereses creados.
Luchemos para que no se produzca en ningún rincón de la tierra.
Gracias por compartir tu interesante post.
Saludos
Totalmente de acuerdo, Carla, falta mucho por hacer para que este tipo de cosas no pasen nunca más. Gracias a ti por leer mi post y tu comentario. Saludos!
Una historia terrible, pero que merece ser contada porque hay mucha gente que lo ignora o trata de ignorarlo.
Magnífico artículo.
Besicos
Mil gracias por tu comentario, Mary. Sé que, como apasionada por la Historia, este tipo de artículos son de los que te gustan 🙂 Besos!