¡Como lo prometido es deuda, continúo con la segunda parte de este interesante de post sobre los mitos del amor romántico y las no monogamias!
El amor todo lo puede.
Este mito se basa en la creencia de que mientras exista amor en una relación todo se puede superar, cualquier problema tendrá solución, el amor es la garantía. Esto, por supuesto, puede llevarnos a soportar cualquier cosa en nombre del amor. Aquí precisamente debemos recordar que el amor romántico nunca debe ir por encima del amor propio, por lo tanto habrá circunstancias y situaciones problemáticas que no se deban pasar por alto solamente por amor hacia otra persona.
Como el post está enfocado hacia las no monogamias habrá que cuestionarse ¿qué pasa si una de las personas en la relación tiene necesidades distintas? Estas necesidades pueden incluir desde una orientación sexual diferente, a prácticas alternativas distintas o, precisamente hablando de orientación relacional, puede que la persona se descubra con necesidad de buscar placer de formas diversas. Eso lo puede hacer a través de cualquier tipo de relación abierta, lo que no quiere decir que el amor hacia su pareja haya desaparecido y no esté presente. No hacer caso a las propias necesidades por complacer a otra persona, o en nombre del amor, también repercute en el desarrollo personal y la felicidad individual.
Los conflictos no se solucionan solo porque el amor exista, de hecho los conflictos no resueltos harán que ese amor desaparezca. La prevalencia de una relación se basa en efecto en el amor, pero también en el respeto, en la comunicación, en la afinidad y en el buen entendimiento. Por supuesto, para que una relación funcione se deben tener conceptos semejantes de valores, compatibilidades, proyectos de vida. Si existiera una buena educación en el amor no bastaría con enamorarse y creer que todas esas desavenencias podrán solucionarse por el mero hecho de quererse. La verdadera educación en el amor debe incluir poder relacionarnos y construir un proyecto de pareja con personas afines.
El cuento de hadas, «Vivieron felices y comieron perdices, para siempre».
Esta construcción del amor viene creada en gran parte a través de la literatura y de las películas tipo Disney, con las que muchos crecimos y quedaron plasmadas en nuestra memoria con esos modelos de amor en donde todas las historias, para tener un final feliz, debían terminar con un “se casaron y vivieron felices, para siempre”. Así eran todos esos cuentos de princesas y príncipes en los que curiosamente no existía una historia después del casamiento. Y es que es otra parte ya no es interesante… y no se cuenta.
Aunque yo sí os voy a decir qué es lo que pasa.
Al terminar la etapa del enamoramiento, en el que ese cocktail hormonal desaparece, donde al bajar la dopamina, la sustancia adictiva y esa misma que no permite muchas veces ser consciente de la realidad, se comienza a ver la verdad de esa persona con la que nos encontramos emparejados.
Una vez que el amor se ha consumado, lo que se desea es que ese amor-pasión siga. Esa llama se apaga al bajar la dopamina y es ahí cuando debemos elevar nuestra oxitocina para seguir manteniendo el amor verdadero, el vínculo real con esa pareja. ¿Dónde quedó el mito de «el amor todo lo puede»? El amor se rompe con los problemas, con la decepción de ver la relación real en cuanto al reparto de poderes y en qué área, en quién hace qué y cómo. Se resquebraja con la falta de comunicación, por la convivencia, por las simples tareas.
Es con la verdadera convivencia, cuando la mayoría de las parejas se dan cuenta de que ni siquiera han establecido contratos de pareja. Que no saben negociar y que, si existe un mínimo acuerdo, a veces no se miran las letras pequeñas en cuanto a lo económico, administrativo, convivencia y, por supuesto, sexualidad. Es una realidad que la mayoría de las parejas no están habituadas a conversar antes de comprometerse en una relación seria. Es fundamental hablar con la persona con quien se ha decidido compartir la vida. Si os habéis casado, seguro que a ningun@ se os ha ocurrido buscar un curso prematrimonial enfocado en las cosas realmente importantes. Si os habéis ido a vivir juntos, seguramente ha sucedido poco a poco, o casi sin daros cuenta, el ir estableciendo una convivencia cotidiana sin dejar las cosas claras.
Todo lo anterior sucede porque nos dijeron que el amor lo puede todo y que una vez después de haber encontrado a tu media naranja, es decir al amor de tu vida, sólo depués de eso, seréis felices para siempre. Así, como en los los cuentos de Disney, por arte de magia.
Los celos son una prueba de amor
Este mito se basa en que si el amor es verdadero, un componente importante deben ser los celos. Si amas de verdad a alguien sentirás celos y esto se considerará una prueba de amor.
Los celos son un tema complejo. Esta emoción o conjunto de emociones tan intensas ha sido el tema de innumerables tragedias en la humanidad, desde separaciones, divorcios hasta crímenes terribles. En ellos se han inspirado infinidad de películas, novelas, poemas y hasta canciones. Pero no es solamente ciencia ficción, las personas lo viven en la realidad día a día. El problema es que le damos un contexto romántico, justificando situaciones extremas bajo el mito de que se hace por amor.
Podría escribir un libro entero hablando de los celos. Se les cualifica como algo negativo, sin embargo, siempre digo que pueden ser grandes maestros cuando se trabajan de forma correcta en terapia. Los celos tienen varios componentes, se sienten como una maraña de sentimientos, sensaciones, que se suman además con el revivir de experiencias dolorosas del pasado relacionándolas con el momento presente, todo asociado al miedo, a la pérdida. Además, hacen reaccionar a la persona de forma impulsiva y visceral en muchas ocasiones y en otras causando gran sufrimiento.
Por lo tanto, actuar de forma impulsiva es inaceptable. Tener comportamientos dominantes o dañinos con la justificación de que es por amor o, porque la persona posesiva considera que el otro o la otra le pertenece como un propio derecho por estar enamorados o por ser su pareja, es inexcusable.
Esto no quiere decir que las personas que se encuentran en relaciones no monógamas consensuadas no sientan celos. Al contrario, los celos no son un tema único de la pareja, pueden aparecer de diferentes formas en las relaciones humanas, desde la familia hasta el ámbito laboral. Hay que aprender a trabajar con estas emociones, y con las inseguridades, entre otras cosas.
Como he explicado, las personas con relaciones abiertas pueden llegar a sentir celos, pero también tienen un amor profundo que han creado y han desarrollado con sus parejas mediante acuerdos, negociaciones y trabajo personal, y pueden como pareja construir relaciones sanas y felices.
Como habéis visto, los mitos del amor romántico han hecho mucho daño a la humanidad y a las relaciones, creando un sistema de creencias falso.
La verdadera solución estaría en recibir educación en el amor. Educación sexo afectiva real, surgida del análisis del periodo de enamoramiento, un periodo normal hormonal, bioquímico que viven todos los adolescentes, jóvenes y adultos. Ello nos ayudaría a desarrollar la capacidad de discernir si tenemos compatibilidad y afinidad con la otra persona con el objetivo de crear con ella un amor maduro y libre de expectativas falsas basadas en mitos.