Tengo un compañero de trabajo cuyo miembro sexual es muy largo y delgado y al que el resto de chicos apodan ‘el trípode’. No tengo conocimiento carnal ninguno para decir si esto es así o no, pero es lo que se comenta en la oficina.
Conocí a otro con un micro pene, y del que puedo hablar con conocimiento de causa porque coincidimos un verano en una playa nudista junto a otros amigos, y del que reconozco que me llamó muchísimo la atención porque no lo había visto nunca y no lo he vuelto a ver. Me resultó curioso y busqué la oportunidad de charlar con su novia, que enseguida me puso al corriente de cómo funcionaban en la intimidad sin ningún problema supliendo esa pequeña carencia con otras habilidades. También he conocido a más de uno con penes muy grandes y gruesos, o penes torcidos, que sabían agradar a sus parejas en mayor o menor medida y en según qué prácticas, aunque de alguno sé que era tan torpe como si lo que tuviese entre las piernas no fuese suyo. De muchos os podría hablar de oídas, y de muchísimos otros por voluntario contacto carnal. Pero he visto que la mayoría tiene una cosa en común: a todos terminan poniéndoles motes en función de sus miembros, sobre todo en la etapa más juvenil de sus vidas.
Sin embargo a las chicas eso no nos ha pasado nunca. Y eso que existen muchos tipos de vulvas, cada una con una forma y un tamaño de labios muy diferentes, pero no se nos ocurre nombrarnos en función de cómo sean nuestros genitales.
Obviamente eso deja claro lo que es más importante para uno y otro género.
Hoy en día que las mujeres buscamos o, mejor dicho, seguimos buscando y luchando por la igualdad por encima de todo, los hombres deberían aprender de nosotras lo absurdo de darle tanta importancia a eso. Es bastante anecdótico lo que una mujer recuerda acerca del tamaño del pene de un chico después de haber tenido una relación íntima con él. Porque sobre todo lo que deja huella es cómo haya sido esa relación de . Y, como ya sabemos, hay tantos detalles que influyen en eso que lo de menos es la longitud satisfactoria Lo cual no quiere decir que no cuente, ojo. Pero no tanto como ellos mismos se piensan. De hecho en una de mis primeras relaciones sexuales esporádicas de sábado noche, cuando yo era jovencita, tuve un encuentro con un chico al que yo deseaba enormemente, muy guapo y con un pene descomunal, que obviamente no tuve ocasión de ver hasta que estuvimos en la cama, pero que fue muy egoísta y muy grosero.
Todos los puntos que llevaba ganados conmigo y que habían aumentado rápidamente tras desnudarse, los perdió en cuanto empezamos a intimar y a soltar ciertos comentarios sin ninguna sensibilidad. Sólo estaba preocupado por su erección y muy disgustado por mi empeño en ponerle un preservativo. En absoluto por mi placer y mi comodidad. Así que antes de que aquello terminase de una forma peor, le eché de mi casa con toda la amabilidad de la que fui capaz. Y os aseguro que cada vez que me viene a la cabeza aquel chico no es precisamente por su enorme miembro. ¡Una pena!
Pero lo primero es lo primero: estar a gusto y tener buena conexión con la persona con la que vas a estar. ¿No estáis de acuerdo?
