¿Cómo influyen las sustancias químicas que consumimos, a través de fármacos u otras drogas, en nuestra salud sexual?
Tanto en el hombre como en la mujer, la toma de determinados medicamentos puede provocar efectos en su respuesta sexual de manera semejante. Por supuesto, esto depende de cada persona en particular, de la dosis y duración del tratamiento, así como de otros factores (si se toman conjuntamente medicamentos que puedan hacer interacción, aspectos psicológicos, etc.). Por ello, ante cualquier alteración es necesario consultar con nuestro médico para que pueda aconsejarnos, ver si es posible reducir la dosis, o cambiar de medicamento.
Así, por ejemplo, algunos fármacos usados para el tratamiento de la hipertensión pueden disminuir el deseo sexual, o dar lugar a problemas de erección en el hombre y falta de lubricación en la mujer.
Ciertos medicamentos para la diabetes pueden llevar a eyaculación retrógrada (el semen no se expulsa sino que pasa a la vejiga y se elimina posteriormente con la orina).
Por otro lado, medicamentos indicados para trastornos mentales, como los antipsicóticos, pueden causar problemas de erección y eyaculación o disminución de la líbido. Del mismo modo, algunos antidepresivos pueden provocar alteraciones en la respuesta sexual.
También, los tratamientos hormonales, alteran la libido (como sucede con los anticonceptivos) y la erección, principalmente.
Por su parte, el uso y, sobre todo, el abuso de drogas o sustancias psicoactivas, como alcohol, nicotina, marihuana, cocaína, heroína y drogas de diseño también influye en nuestra vida sexual.
De manera que, por ejemplo, el alcohol incluso consumido en dosis moderadas dificulta el orgasmo en la mujer y la erección en el hombre. En grandes cantidades se trata de la droga que más afecta a la capacidad eréctil. Y un consumo habitual afecta seriamente a la respuesta sexual.
Es bien sabido que el tabaco provoca efectos adversos en el sistema circulatorio, pero ¿cómo influye esto en el sexo? Pues dando lugar a problemas de erección en el hombre y de lubricación en la mujer. Por no hablar del efecto inhibidor del deseo que provoca en la otra persona el hálito de quien fuma.
También el consumo continuo de cannabis da lugar a una disminución de la libido.
En cuanto a la cocaína, existe la creencia de que colocar esta sustancia en el clítoris, aumenta la excitación sexual, lo que es totalmente erróneo pues actúa como anestésico local. Además, esta droga provoca trastornos de la erección y pérdida del deseo.
La heroína es la droga que se relaciona con más dificultades sexuales.
Sobre las drogas de diseño, se dice que ejercen un efecto de euforia y desinhibición, lo que sin duda puede llevar a conductas sexuales de riesgo. Pero, además, su uso conlleva problemas de erección y eyaculación, así como dificultad para alcanzar el orgasmo.
Como vemos, aunque muchas personas acrediten que la combinación de sexo y drogas aumenta el placer, los estudios demuestran más bien todo lo contrario, dado que los efectos de estas son negativos para la salud sexual, incluso tras años de abstinencia, principalmente después de un abuso prolongado.
Finalmente, señalar que las relaciones sexuales deben ser un acto consciente en el que podamos tomar decisiones para protegernos y en el que poder sumergirnos al 100% en las sensaciones, por lo que si tomamos cualquier droga que interfiera en nuestro cerebro es posible que la propia voluntad se vea alterada y que en muchos casos ni siquiera recordemos lo que hicimos, por lo que no habrá merecido la pena.
Campaña del Ministerio de Sanidad, Gobierno de España, para la prevención del consumo de cocaína. Año 2007
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