La maternidad es uno de los periodos de mayor vulnerabilidad y adaptación de las mujeres. No debemos olvidar que la maternidad no se limita al cuidado del bebe, sino que abarca todas las etapas que se van dando desde el momento que decidimos ser madres.
Al decidir ser madre, nuestro cerebro inicia un proceso de neuroplasticidad que nos va a ayudar a adaptarnos a la nueva situación que se avecina y que va a estar presente en cada etapa de la maternidad. Algo que puede ayudarnos a comprender que una madre pueda sobrevivir a un parto de varias horas o días, noches sin dormir, días sin poder ducharse e, incluso, a la imposibilidad de comer adecuadamente.
Embarazo, parto y posparto
María Dolores Amezcua, psicóloga con amplia formación y experiencia en Salud Perinatal, afirma “El embarazo y el parto suponen un proceso de duelo donde la mujer se despide de quién era ella como mujer para convertirse en madre. Dar a luz no sólo es el nacimiento del bebé, sino un tránsito donde la mujer se encuentra con la que era antes y la mujer mamá en la que se acaba de convertir”.
Desde el momento que te quedas embarazada se dan en el cuerpo de la mujer multitud de cambios no solo físicos, sino también emocionales, hormonales y a nivel cerebral. El parto es uno de los momentos más trascendentales de la vida, pero no se suele tener en cuenta que es una situación que arrasa con el cuerpo y con la mente de las mujeres, una realidad oculta.
El posparto supone el tránsito a una nueva vida que requiere una gran adaptación. Un periodo de gran vulnerabilidad que supone un reto tanto para la salud física como mental de las mujeres. Los estereotipos que se han ido construyendo en torno al posparto, la falta de red de apoyo y la ausencia total de reconocimiento a la maternidad no ayudan en modo alguno ni al bienestar de la madre ni al del bebé.
Sin embargo, vivimos en una sociedad donde esperamos que una mujer se encuentre en perfecto estado para cuidar del bebé recién llegado y se muestre saludable, fuerte y alegre, tras pasar por todos los cambios que supone el embarazo y sufrir un parto que la destroza física y mentalmente.
Maternidad y la importancia de los cuidados a las madres
Para empezar es fundamental proteger el periodo del embarazo para evitar estrés y mejorar el descanso.
Pero lo más importante es empezar a poner el foco en las madres, que son las grandes olvidadas y suelen pasar a un segundo plano cuando llega el bebé. Una buena red de apoyo y cuidado formada por familiares, amigos y personal sanitarios va a ser fundamental para el bienestar tanto de las madres como de sus bebés.
Por otro lado, conocer las etapas por las que pasa la mujer desde el embarazo hasta el posparto y cómo se va adaptando a los cambios que supone cada etapa, va a ayudar a prevenir muchos de los trastornos que se dan en las madres. Es más, también mejorará la ayuda para las madres que terminan sufriendo trastornos de salud mental, siendo uno de los más frecuentes de esta etapa la depresión posparto, que afecta a un 20% de las madres.
Maternidad y Salud Mental
María Dolores Amezcua afirma: “La etapa perinatal es una de las etapas más delicadas de una mujer, siendo en este periodo donde más se observa el aumento del riesgo de padecer algún tipo de trastorno mental, siendo la depresión el que más prevalencia tiene. De hecho, la depresión perinatal es un problema de salud pública que no está recibiendo la atención necesaria por parte de los especialistas.”
María Dolores destaca que las mujeres carecen de información sobre los cambios que van a vivir durante este proceso lo que las hace aún más vulnerables. “Cobra especial importancia distinguir qué síntomas son los esperables de un embarazo y posparto y cuáles no, para poder establecer si se trata de un problema de salud mental.”
Uno de los cambios de los cuales prácticamente no se habla y hay bastante desconocimiento es el maternity blues o baby blues. Este concepto describe una sintomatología depresiva que suele darse en mujeres entre el segundo y el tercer día después del parto y suele remitir en torno a dos semanas después. Este episodio es descrito por muchas mujeres como angustiante y de sentimiento de tristeza absoluta (a pesar de que el bebé y ella se encuentren sanos físicamente).
“Este estado emocional empeora si le añadimos el sentimiento de culpa que despierta en la nueva mamá al pensar que este momento tendría que ser el de mayor felicidad de su vida, ya que ha tenido un bebé y es lo que la sociedad espera de ella. Si a todo esto, añadimos, por ejemplo, la falta de sueño, molestias tras el parto, bajo apoyo social, o algún tipo de dificultad económica, nos encontramos ante una situación de especial vulnerabilidad”, afirma mi compañera.
Matrescencia, un periodo de vulnerabilidad y cambios
Tal alcance tienen los cambios producidos en la mujer durante esta etapa y su capacidad de adaptación, que se han realizado multitud de estudios. Dana Raphael fue una de las primeras antropólogas dedicadas a estudiar este tema. Dana, en los años 70, acuñó el término “matrescencia” tras comprobar que había multitud de similitudes entre los cambios que se daban durante la maternidad y la adolescencia.
Cambios profundos propiciados por las hormonas que desencadenan un aumento de la neuroplasticidad cerebral y vulnerabilidad mental con la finalidad de favorecer la adaptación a los enormes requerimientos que supone la llegada de un bebe.
Magdalena Martínez García es una neurocientífica española que ha realizado diversas investigaciones donde se refleja cómo el cerebro de las madres se va modificando para prepararse para la maternidad. Trabaja con los grupos de neuroimagen de Neuromaternal en Madrid y BeMother en Barcelona, pioneros en realizar estudios longitudinales del cerebro de las madres en diferentes periodos que van desde antes del embarazo, pasando por la gestación hasta el posparto.
Magdalena afirma que “al igual que la adolescencia describe la transición de un niño a la edad adulta, la matrescencia describe la transición de una mujer a la maternidad. Adolescencia y matrescencia son periodos coordinados por hormonas esteroideas, y épocas de neuroplasticidad y vulnerabilidad mental. Además, ambas son épocas de cambio y adaptación, aunque hay una amplia variabilidad en lo que cada persona experimenta individualmente”
- En el estudio llevado a cabo en 2019 pudieron demostrar que las similitudes entre adolescencia y matrescencia tienen una base neurobiológica. En este estudio comprobaron que los cambios cerebrales que se producen en las madres primerizas eran prácticamente idénticos a los de chicas adolescentes. Llegaron a la conclusión de que tanto adolescencia como matrescencia conllevan procesos de neuroplasticidad muy parecidos y que las hormonas esteroideas son importantes en los cambios cerebrales que se producen.
- En 2021, Brain Sciences publicó otro estudio liderado por la neurocientífica Magdalena Martínez. Durante su investigación pudo comprobar que el cerebro de una madre difiere del de una mujer sin hijos hasta los seis años de posparto.
- Otros estudios van más allá y sugieren que el embarazo deja una huella permanente en el cerebro de las mujeres.
Todo esto deja claro que no se puede poner una fecha de fin al posparto y que convertirse en madre supone un cambio para toda la vida, ya no solo a nivel de costumbres o realización del día a día, sino a nivel cerebral, emocional y físico.
“Cuidar de la SALUD MENTAL de la madre, también es cuidar de la SALUD DEL BEBÉ”
María Dolores Amezcua (Psicólogía, Sexología y Pareja) – @amezcuapsicologia
2 comments
Un artículo muy instructivo y esclarecedor. Muestra la realidad de la maternidad.
Gracias Carmen.
Sí, hay que visibilizarlo más. Muchas gracias por seguirnos.