Hubo un tiempo en que las características atribuidas a hombres y mujeres, de manera diferenciada, se consideraban innatas. Hoy sabemos que los roles de género son una construcción social y en parte se lo debemos a una mujer, una de las más grandes figuras de la antropología cultural de nuestro tiempo: Margaret Mead.
Por ser una de esas mujeres que rompieron todos los moldes de su época, porque se la considera como una de las precursoras del movimiento feminista norteamericano y por la relevancia que sus estudios tuvieron en la búsqueda de la igualdad entre mujeres y hombres, merece que la conozcamos un poco mejor.
¿Quién fue Margaret Mead?
Margaret Mead (1901-1978) nació en Filadelfia, en el seno de una familia que inspiró en gran manera su carrera profesional. Su padre era profesor universitario y su madre activista social. Aunque su mayor influencia fue su abuela paterna, Martha Mead, una maestra de escuela que se quedó viuda muy joven y que se encargó casi por completo de la crianza de Margaret.
En 1923 se graduó en Antropología, tras lo que comenzó su trabajo de campo en Polinesia y en 1929, obtuvo el Doctorado en la Universidad de Columbia. Gracias a sus investigaciones se convirtió en una de las mujeres más influyentes en el campo de la Antropología, además de ser la primera antropóloga que estudió la educación de la infancia en diferentes culturas.
Sus ideas pioneras sobre la influencia de la cultura, por encima de la biología, en el comportamiento humano, le trajeron numerosos logros académicos, pero también la convirtieron en el centro de muchas críticas.
Su concepción liberal sobre la sexualidad quedó patente tanto en su trabajo como en su vida. Mead tuvo tres maridos, además de dos relaciones lésbicas de larga duración.
Margaret Mead & Samoa
Dirigido por Frank Heimans, 1987
Versión en inglés
Principales publicaciones
Su primer libro, Adolescencia, Sexo y Cultura en Samoa (1928), está basado en el tiempo que pasó investigando en Papúa Nueva Guinea, donde convivió con un grupo de samoanos, en una aldea en la isla de Tau.
Dicha investigación trató de dar respuesta a la siguiente cuestión: ¿Los disturbios que angustian a los adolescentes son debidos a la naturaleza misma de la adolescencia o a la civilización?
Mead concluyó que el paso de la infancia a la adolescencia en la cultura samoana era una transición suave que no estaba marcada por angustias emocionales, ansiedad o confusión, como sucedía en Estados Unidos.
Este libro provocó muchas críticas cuando fue publicado, ya que se basaba principalmente en entrevistas a chicas adolescentes de las islas polinesias en relación con las normas sobre sexualidad que regían dicha cultura. El mundo occidental no estaba preparado para saber que las jóvenes samoanas postergaban el matrimonio durante muchos años mientras disfrutaban de relaciones sexuales esporádicas.
Otro de sus libros más influyentes fue Sexo y Temperamento en Tres Sociedades Primitivas (1935). Este estudio se convirtió en la piedra angular del movimiento de liberación femenina, ya que aseguraba que eran las mujeres quienes dominaban en Tchambuli de Nueva Guinea.
En este caso, su investigación pretendía conocer si había factores culturales o sociales que afectaran al temperamento o estaba biológicamente determinado por el sexo. ¿Eran los hombres inevitablemente agresivos y las mujeres inevitablemente hogareñas? Para encontrar respuestas convivió con tres culturas distintas en Nueva Guinea y encontró resultados dispares: entre los Arapesh, tanto hombres como mujeres eran de temperamento pacífico y ninguno de ellos hacía la guerra; entre los Mundugumor, hombres y mujeres habían desarrollado temperamentos conflictivos; y en los Tchambuli, los hombres pasaban el tiempo acicalándose mientras las mujeres trabajaban.
El género como construcción social
Sus estudios etnográficos pusieron en entredicho la visión sexista biologicista que prevalecía en las Ciencias Sociales en aquella época, que basaba la división sexual del trabajo en la familia moderna en supuestas diferencias innatas entre hombres y mujeres.
Mead fue precursora en la utilización del concepto de “género” como construcción social, y abogaba por la necesidad de disminuir la rigidez de los roles de género para que ambos sexos pudieran desarrollarse plenamente.
Sexualidad y cultura
Las investigaciones de la antropóloga dejaron patente que las normas sociales sobre la sexualidad, la infancia y la adolescencia difieren entre distintas culturas.
Entre sus logros, uno tuvo especial relevancia para el colectivo LGTB, pues como presidenta de la Asociación Americana para el Avance de la Ciencia, en 1975, participó de la aprobación de una resolución contra la discriminación de minorías sexuales en la ciencia.
Mead defendió la libertad de las prácticas sexuales e impulsó la transformación de los valores morales en relación con la sexualidad. Y, sin duda, sus estudios ayudaron a entender la diversidad de conductas sexuales en las sociedades humanas.
“Recuerda siempre que eres único, exactamente igual que los demás”
Margaret Mead