Más de 14 países han censurado algunas escenas de la nueva película de Disney Pixar, Lightyear.
Video Youtube de Quill&Lang
En otras películas hemos visto escenas entre princesas y príncipes donde se besan y nunca se ha tachado de contenido inapropiado o sexual, sin embargo, un beso entre dos mujeres ha suscitado una gran polémica y revuelo que nos hace pensar lo lejos que estamos de respetar la diversidad sexual, familiar y relacional en la sociedad del siglo XXI. Una familia homoparental debe tener la misma presencia y tratamiento respetuoso en nuestra sociedad que aquella que no lo es como, por ejemplo, las monoparentales, extensas, entre otras.
Para educar a nuestros hijos y alumnos en la diversidad y el respeto, se debe partir desde un tipo de educación abierta y tolerante tanto en el hogar como los colegios, ya que esto ayuda a la inclusión y visibilidad de la diversidad sexual evitando, así, los prejuicios o el rechazo por partir desde el desconocimiento. Aun sin ser conscientes de ello, educamos en sexualidad con nuestras actitudes y nuestro ejemplo, seamos responsables de ello y cuidadosos con el tipo de comentarios que hacemos cuando opinamos de otros individuos.
La famosa escena de Lightyear normaliza el amor entre dos personas y, este hecho, redunda en la prevención de la homofobia. Debemos enseñarles a los más pequeños a concebir el amor universal entre personas y que, dicho amor, no tiene ni raza, religión, género o color, simplemente es AMOR EN MAYÚSCULAS.
Que niños y adolescentes vean este tipo de escenas en películas y series no los va a “convertir” en homosexuales, transexuales o bisexuales que, por otra parte, son opciones libres y respetables como el resto de alternativas, sino que esta normalización y visibilidad los hará personas respetuosas con los demás, con mayor autoestima y, ante todo, no serán LGBTIfóbicos.
Cuando hablamos de LGBTIfobia nos referimos a aquellas situaciones de intolerancia, discriminación o rechazo a Lesbianas, Gays, Bisexuales, Transexuales e Intersexuales por razones de orientación sexual o identidad de género.
A pesar de que, afortunadamente, cada vez hay mayor progreso en lo referente a leyes de protección, existen multitud de delitos por LGTBIfobia en todo el mundo expresados, normalmente, a través de agresiones físicas y verbales.
Como he explicado en anteriores artículos, para entender mejor la complejidad y diversidad sexual en la naturaleza humana, y no tener prejuicios sobre otras formas de vincularse, expresarse o entender el amor, es fundamental la Educación Sexual Integral desde la etapa infantil. De este modo, no se discriminaría o rechazaría a las personas que no encajan en el modelo cisheteronormativo, y dejaríamos atrás la LGBTIfobia, pues tendríamos una mentalidad más abierta, respetuosa y tolerante. Debemos entender que, muchas veces, se rechaza o prejuzga aquello que no conocemos o que nos resulta diferente a nosotros. Ahí está el quid del problema: la falta de formación.
El estreno de esta película ha favorecido el debate sobre la importancia de dicha educación y su trascendencia. Recordemos que los profesionales de la Sexología aconsejamos tratar estos temas desde la primera infancia para aprender a tener control sobre nuestro cuerpo; aprender valores; saber transmitir inquietudes, deseos y límites; conocer la importancia del autocuidado (tanto físico como emocional), y la relevancia del consentimiento en las relaciones, siendo, así, más asertivos y responsables con nuestra vida, salud y vínculos afectivos.
No se trata, pues, de delimitarlo todo a la reproducción humana en un tema aislado de naturales o biología, hablando de embarazos e ITS. Debemos tratar la sexualidad de un modo integral como construcción y proceso personal de naturaleza BioPsicoSocial en la que desarrollamos nuestra identidad de género, la orientación sexual, la vinculación afectiva y el erotismo. Así, desde pequeños, aprenderíamos a expresar mejor nuestras emociones, a vincularnos afectivamente con los demás de manera más respetuosa y sana… en definitiva, a desarrollarnos, relacionarnos y expresarnos como seres sexuados de manera SANA, RESPONSABLE y LIBRE, y tratando a los demás como a nosotros mismos.