A lo largo de la historia del arte hemos visto muchos desnudos femeninos pintados por hombres, pero ¿quién fue la primera mujer que tuvo la osadía de pintar un desnudo erótico masculino? Se llamaba Leonor Fini y por eso, por ser un icono feminista, porque está considerada una de las mujeres artistas más importantes del siglo XX y por tantos otros motivos, merece la pena conocerla.
¿Quién fue Leonor Fini?
Leonor Fini nació en Buenos Aires (Argentina) en 1907, aunque su madre se separó de su padre cuando apenas era un bebé y ambas se mudaron a Italia. Fue su madre quien la crió de manera totalmente independiente. Al parecer su padre luchó por la custodia y llegó a intentar secuestrarla, de modo que su madre la solía vestir como si fuera un niño para evitar que la reconociera (es posible que ahí surgiera su pasión por máscaras y ropas masculinas).
Desde muy joven, Fini tuvo un espíritu rebelde y no llevó a cabo ninguna formación artística formal. En cambio, aprendió de manera autodidacta, estudiando anatomía mediante la observación de cadáveres en la morgue local. Descubrió el arte a través de sus propios dibujos, leyendo libros y visitando museos.
Fue en París, principalmente, donde desarrolló su vocación artística. En la capital francesa, Leonor tenía una vida social muy activa. Solía pintarse el cabello de colores y asistía a fiestas con exuberantes atuendos.
Se relacionó con otros artistas como Henri Cartier-Bresson, un importante fotógrafo francés, destacado por retratar a grandes celebridades, y quien fotografió a Leonor en varias ocasiones, entre ellas bañándose desnuda (1933). Quizás estos retratos captados por Henri Cartier sean los más sensuales y eróticos de la propia artista.
El erotismo de su obra
Artista, ilustradora, escritora, diseñadora… Leonor Fini, fue mucho más que una pintora surrealista, aunque se destacó en este ámbito, donde exploró el erotismo sin tabúes y también la compleja relación entre los sexos. Su obra desafía los roles de género ya que, al contrario de lo habitual, muestra a la mujer dominante, activa y lujuriosa; en cambio, el hombre aparece como objeto de deseo, pasivo y andrógino.
Sus pinturas están compuestas por imágenes de pura fantasía, cargadas de feminidad y erotismo. Ella misma enfatiza esta característica al afirmar: “Toda la pintura es erótica. Ese erotismo no tiene que estar necesariamente en el tema. Puede estar en la forma con que se pinta un ropaje, en el diseño de una mano, en un pliegue”.
Algunas de sus obras ilustraron los trabajos de Edgar Allan Poe, Charles Baudelaire o el Marqués de Sade (Juliette, 1945). También ilustró libros eróticos como la famosa Historia de O.
Su amor por máscaras extravagantes y trajes elaborados con cierto aire fantástico se refleja en el diseño de decorados, vestuario y carteles para la Ópera de París, así como para numerosas obras de teatro.
Como diseñadora, destaca el frasco de perfume “Shocking” de Elsa Schiaparelli, que sirvió de inspiración al mismísimo Jean Paul Gaultier.
Por otro lado, trabajó como retratista consumada de muchas celebridades. Y, además, escribió varias novelas. Si bien, continuó pintando el resto de su vida, rodeada de sus gatos (a quienes adoraba y, de hecho, aparecen constantemente en sus obras), hasta que falleció con 89 años, en París, en 1996.
Una vida sexual poco convencional
Si vida personal fue tan poco convencional como su obra artística.
Se casó una vez, pero por poco tiempo. Después dijo que el matrimonio no entraba en sus planes, que prefería vivir en una especie de “comunidad”, con sus gatos y sus amigos (“Una mujer debería vivir con dos hombres; uno más un amante y el otro más un amigo”).
Tuvo numerosos amantes, hombres y también mujeres. De hecho, su estilo de vida libertino, sus relaciones a tres y su bisexualidad abierta causaron furor entre la sociedad parisina del momento.
Leonor Fini
Video de DistantMirrors
A Leonor Fini no le gustaban las etiquetas, por el contrario, cuestionó las creencias preestablecidas, desafió los convencionalismos y fue ante todo un espíritu en libertad. En sus propias palabras: “Siempre amé y viví mi propio teatro”.