«Las sobrantes» es el término que se utilizó de forma despectiva para referirse a las mujeres viudas y solteras tras la Primera Guerra Mundial. Mujeres que durante la guerra, y tras ver partir a sus maridos, prometidos o parejas, tuvieron que aprender un oficio para ganarse el pan, pero se mantuvieron bajo la represión sexual victoriana.
Estas mujeres, que habían sido educadas para el cuidado de la casa y de su marido e hijos, tuvieron que replantearse toda su vida sin previo aviso debido a la partida de los hombres hacia el frente.
Aunque fue un camino lleno de obstáculos, la Primera Guerra Mundial supuso un avance en la incorporación de la mujer al mercado laboral y por tanto un importante paso en la lucha por una mejor consideración social de ésta.
La mujer en la retaguardia durante la Primera Guerra Mundial
Una realidad poco conocida y de la que poco se habla es el gran papel que desempeñó la mujer durante la Primera Guerra Mundial. Esta guerra supuso una movilización forzosa y masiva de toda la población civil, algo sin precedentes en la historia y que supondría un cambio sustancial y decisivo del papel otorgado a las mujeres en la sociedad.
El reclutamiento de prácticamente toda la población masculina para luchar en el frente, hizo necesario que la mujer cubriera todos esos puestos de trabajo que habían quedado vacantes. De esta forma, la mujer, de forma inesperada, tuvo que asumir nuevas responsabilidades y accedió a puestos de trabajo de los que hasta ese momento habían sido excluida.
Así, en toda Europa, las mujeres se vieron obligadas a cubrir puestos de trabajo que hasta entonces eran exclusivos de los varones. Se convirtieron en camareras, conductoras de tranvía, empleadas de correos, maestras en las escuelas masculinas o empleadas de banco.
Además, participarían de forma indirecta pero activa en la lucha, de hecho se calcula que más de un millón y medio de mujeres trabajaron en la industria bélica solo, teniendo en cuenta datos provenientes de Francia y Gran Bretaña. Y es que uno de los sectores en los que se abrieron nuevas oportunidades laborales para las mujeres fue el de la metalurgia y la industria armamentística. Durante la guerra su papel se centraría en la fabricación de proyectiles, armas, explosivos, aeronaves y otros materiales que suministraban al frente.
Todos estos esfuerzos que supusieron la adaptación de forma brusca e inesperada de la mujer al mercado laboral a consecuencia de la guerra influirán de forma decisiva en el cambio de papel desempeñado por la mujer en la sociedad. De hecho, la lucha que se inició años antes por el voto femenino y la reivindicación de los derechos de la mujer, verá sus primeros frutos tras esta cruel y dura guerra.
«Las sobrantes», sobreviviendo a la independencia y a la represión sexual
Cuando termina la Primera Guerra Mundial, nos encontramos en una sociedad donde la población femenina supera con creces a la masculina debido a las pérdidas sufridas durante el conflicto. Por ejemplo, según el censo de 1921, en Inglaterra había un millón setecientas mil mujeres más que hombres. La gran mayoría de estas mujeres habían perdido a sus parejas y sorprende cómo eran tratadas, ya que se les veía como “sobrantes” por el mero hecho de superar en número a los hombres.
De este modo, la sociedad y sobre todo los periódicos empezaron a referirse a ellas como “las sobrantes”. Todo esto, y a pesar de ese papel tan relevante que desempeñaron durante la guerra, hizo que la mujer tuviera pocas oportunidades de estudio y dependiera de sus familias para subsistir. Fueron despreciadas y compadecidas, pero no valoradas como debían.
Era como si al perder a su pareja también hubieran perdido su valor, ya que no tenían a quién cuidar ni con quién tener hijos. No olvidemos que en aquella época la mujer era educada para el cuidado del hogar.
Todo esto que puede parecer una desgracia, terminó siendo el impulso para la lucha de muchas mujeres, que aprovecharon la independencia recién lograda en circunstancias lamentables para avanzar y seguir luchando por sus derechos. Gracias a estas mujeres y lo que supuso la guerra para ellas se conseguiría uno de los mayores cambios de mentalidad del siglo XX en Europa.
Me gustaría terminar recomendándoos la lectura del libro «Ellas solas», escrito por Virginia Nicholson, documentalista de la BBC y sobrina nieta de Virginia Woolf. Nicholson realizó un estudio sociológico exhaustivo y de gran valor que recoge testimonios y cartas de estas mujeres, quienes recuperaron a la fuerza su independencia y la libertad que hasta ese momento no tenían.
Un libro que refleja de primera mano la vivencia de estas mujeres, ya que Nicholson se puso en contacto directo con ellas, de ahí su gran valor. Muestra cómo en una sociedad donde imperaba la represión económica y sexual contra las mujeres, «las sobrantes» tuvieron que aprender que el matrimonio no era el único camino hacia la realización personal. Gracias a ello surgieron muchas asociaciones y empezaron a proliferar las empresas dirigidas por mujeres, algo sin precedentes.
Por otro lado, deja ver la represión sexual sufrida por la mujer en aquella época. Es complicado encontrar testimonios al respecto, debido a que la sexualidad era un tema tabú, pero Nicholson durante su investigación pudo encontrar bastantes evidencias de relaciones lésbicas.
Nicholson encontró centenares de cartas abiertas dirigidas a la científica Marie Stopes, quien, en esas fechas, 1921, publico su libro «Married love». En su libro Stopes abordaba la sexualidad del matrimonio, sacando a la luz un tema del que no se había hablado hasta entonces. Muchas mujeres se dirigieron a ella desesperadas porque no sabían qué hacer al ser solteras y sentir apetito sexual. Cartas que no recibieron respuesta debido a la represión sexual del momento.
“La guerra se encontró a las mujeres como siervas y las liberó”
Victoriana Milicent Fawcet (Activista y feminista, 1847-1929)