¡Qué eterna fantasía esa que nos hace disfrutar a todos de la erótica del poder! Lo que nos gusta, en general, una persona poderosa, importante, o con uniforme, o que salga por la tele, etc. ¡Pero además para cualquier género! Que no es cuestión de que nos guste eso solo a las mujeres, sino que a los hombres les pone igualmente una mujer que mande de verdad o que sea famosa.
Para mí el más llamativo que conozco que es el caso de Laura, la prima de una amiga, a la que por lo visto, lo que le gustan mucho son los toreros. Esos trajes de luces tan apretaditos de cintura para abajo y que recogen tan bien el objeto de su deseo… Aunque lo curioso no es eso en sí, sino el morbo que le produce follar con su amante el día antes de una corrida. Por lo visto ella considera que esa es la mayor expresión de poder que tiene una persona con su propia vida, pese a que no dependa de ella misma, sino en realidad de la suerte. Así que Laura, que se siente su principal talismán, se pone como una moto el día que el diestro la cita en su cama antes de rematar una faena importante. ¡Y eso que nunca le han gustado los toros!
Los casos de secretarias y jefes por otra parte, son por supuesto muy conocidos y habituales, y yo creo que todos tienen su base en esa pequeña relación de poder. En el caso que yo conozco muy íntimamente, sucede al contrario, y es mi amigo Pedro el que se pone a cien con Lourdes que es su jefa. Y no es la primera vez que le pasa. Ya estuvo en un trabajo anterior donde también la casualidad quiso que tuviera una mujer como directora con la que mantuvo una intensa relación sexual a lo largo de los meses que le duró el empleo. Algunas teorías dicen que en este tipo de casos, la situación laboral de poder que se esté viviendo en la oficina suele invertirse y de este modo al superior dominante le gusta ser dominado en la cama. Pero a Pedro lo que menos le interesan son los estudios de nadie, sino pasarlo bien con la mujer que le esté pagando el sueldo en esos momentos.
A los músicos de rock, las estrellas juveniles de pop y las groupies que les asaltan también los englobaríamos dentro de los grandes clásicos de la erótica que producen los personajes poderosos. Casi tanto como esa aureola erótica que acompaña a algunos políticos de primera línea, y que es lo único interesante que tienen, según mi punto de vista.
Tengo que nombrar también la famosa fantasía de follar con un bombero o un policía y empeñarse en jugar a que te detiene o que te salva de algún incendio ficticio. Porque que tu pareja se disfrace de alguna de esas profesiones está simpático, pero no es lo mismo cuando en realidad lo es. ¡Así es mucho más excitante, evidentemente! Pese a que, dicho sea de paso, a mí personalmente no es algo que me haga suspirar más de la cuenta. A mí lo que me gusta más de todo en realidad es la palabra ‘poder’ en sí. El ‘poder’. El ‘poder’ besar a mi pareja y hacerla estremecer con caricias. El ‘poder’ tener tiempo para dedicarlo a los preliminares. El ‘poder’ sentir que mi amante disfruta tanto como yo mientras me hace gemir y gozar. En definitiva, el poder que tiene la sexualidad para hacernos felices.
Si quieres realizar una compra y obtener un descuento del 5% ¡usa el cupón AL5!
Descuento no acumulable a otras ofertas que puedan estar activas. Sólo es válido un cupón por compra.