Koro, ¿dónde está mi pene?

El Koro es un síndrome cultural que hace creer a la persona que lo padece que sus genitales se están retrayendo. Este trastorno puede aparecer tanto en hombres como en mujeres. Post de la sexóloga Loli Pozo Ortiz.
Este síndrome puede llevar a pánico ante la posibilidad de que el pene se retraiga y se incruste hasta llegar a desaparecer al introducirse en el abdomen.

El Koro es un curioso síndrome cultural, también conocido como Síndrome de la retracción genital. Los afectados piensan que sus genitales se van a retraer progresivamente, pudiendo llegar a desaparecer en su interior y provocándoles la muerte. Es mucho más frecuente en hombres, pero también se puede dar en mujeres que tienen miedo a que se retraigan sus pezones o los labios de la vulva.

La realidad es que vivimos en una sociedad cada día más heterogénea y globalizada y esto ha impulsado el estudio de la Psicología transcultural. Sus estudios se centran en síndromes característicos de ciertas culturas o con una frecuencia especial en determinados grupos de personas. Siendo un ejemplo el Síndrome de Koro.

Las primeras referencias a este síndrome las encontramos en un texto chino del año 300 a. C. Pero no sería hasta 1970 cuando este síndrome sería reconocido en los Sistemas de Clasificación de Trastornos Mentales. Concretamente está recogido en el DSM-IV (Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales) dentro de las llamadas “Enfermedades Culturales”.

Eso sí, aunque el origen de este síndrome se sitúa principalmente en el sudeste asiático, lo cierto es que se puede dar en otras partes del mundo. De hecho, tenemos un ejemplo cercano en Murcia donde hace unos años se diagnosticaron dos casos.

¿En qué consiste el Síndrome de Koro?

El síndrome de retracción genital es un síndrome cultural que se da frecuentemente en el sudeste asiático, China y la India. Consiste en una reacción de miedo intenso que puede incluso llevar a pánico ante la posibilidad de que el pene se retraiga y se incruste hasta llegar a desaparecer al introducirse en el abdomen. Una creencia irracional que les lleva incluso a pensar que el resultado va a ser la muerte. Algo curioso es que se ha relacionado con la cultura del Ying-Yang y con creencias taoístas.

Es considerada una enfermedad mental sumamente “contagiosa” y puede llegar a causar epidemias. De hecho, se conocen casos de histeria colectiva de Koro.

  • En 1967, hubo un brote en Singapur que duró aproximadamente 10 días y afectó a miles de hombres que llegaron a pensar que sus penes habían sido robados.
  • En china se conocen al menos 5 grandes brotes que coincidieron con épocas de gran incertidumbre y transición social del país. Destaca un brote en 1985 que duró más de un año y afectó a más de 3 mil personas en diferentes ciudades. Para conseguir acabar con el brote China llevó a cabo una campaña de salud mental.
  • También se han registrados brotes en África, asociados a la creencia de que sus penes habían sido robados para quitarle su esencia espiritual y provocarles impotencia sexual.
El Koro es considerada una enfermedad mental sumamente “contagiosa” que puede llegar a causar «epidemias».

Dos tipos de Koro o Síndrome de retracción genital

  • Koro Primario: Habitual en los países asiáticos con un fuerte componente cultural. Es más frecuente en jóvenes con pocos estudios, escasa información sexual y que tienden a creer en fenómenos sobrenaturales. Suelen asociar su supuesta retracción genital a un castigo divino por un exceso de masturbación o por haber mantenido contactos sexuales con prostitutas.
  • Koro Secundario: Más frecuente en Occidente. En este caso, el síndrome suele estar relacionado con otros problemas psiquiátricos. Además, no suelen alcanzar los niveles de ansiedad y terror ante la posibilidad de morir presentes en el koro primario.

Síntomas del Síndrome de Koro

  • Niveles elevados de ansiedad y alteraciones del estado de ánimo. Pánico, sensación de ahogo, sudoración… Pueden durar unas horas o días, pero en los casos más graves que están ligados a otras enfermedades es necesaria la atención psiquiátrica para poder erradicarlos.
  • Estos pacientes en ocasiones recurren a métodos físicos para evitar la retracción del pene que pueden causarle daños graves. Por ejemplo, intentar constantemente estirar el pene o utilizar dispositivos que ayuden a evitar la inminente retracción del pene en el hombre; Y en las mujeres, estirar los pezones o colocar aros de hierro.
  • Síntomas físicos: La mayoría derivados de los métodos elegidos para retener el pene en su lugar. Pérdida de tono muscular y sensaciones como cosquilleo u hormigueo…
  • Intenso miedo. Sobre todo en Koro primario. Miedo a morir, a que desaparezca el pene totalmente o a tener disfunción eréctil en el futuro.
  • Otras creencias. Miedo a volverse eunuco, transformarse en mujer, quedar estéril, que se obstruyan las vías urinarias, estar poseído por un espíritu maligno o ser víctima de un conjuro.

Causas y Tratamiento

La terapia psicológica acompañada de una buena educación sexual ayuda a la recuperación del paciente.

Las causas principales de este síndrome son los conflictos psicosexuales, algunos factores de personalidad y ciertas creencias culturales. A la hora de realizar el diagnóstico y el tratamiento de este tipo de trastornos, es fundamental adaptarse a la sociedad multicultural y heterogénea en la que vivimos.

Ante pacientes con síntomas tan singulares se hace necesario no centrase simplemente en los síntomas, sino que es imprescindible realizar una historia clínica exhaustiva englobando aspectos psicológicos, religiosos y educativos. Además, el tratamiento deberá adaptarse a la sintomatología y al tipo de Koro.:

  • Koro primario: La terapia psicológica acompañada de una buena educación sexual da excelentes resultados para eliminar las creencias erróneas y ayudar a la recuperación del paciente.
  • Koro secundario: Será necesario identificar el trastorno que hay de base y adaptar el tratamiento a dicho diagnóstico.

Este tipo de síndromes son una muestra clara de cómo el peso de la cultura puede influir en nuestro comportamiento, además de la importancia de una buena educación para eliminar creencias erróneas que puedan afectar a nuestro bienestar general y sexual.

 

“La cultura es un saber del que no tiene uno que acordarse… fluye espontáneamente”

Diógenes el Cínico

 

 

 

 

 

 

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