Nunca imaginé que escribir sobre hombres que practican cross-dressing (CD), daría lugar a tantos comentarios ni que decenas de ellos me escribirían, e incluso algunas de sus esposas. Parece que el tema interesa, que es una práctica más común de lo que la gente piensa y, sobre todo, que causa preocupación y sentimientos de culpabilidad por el tabú que supone.

A quienes practican cross-dressing les gusta vertirse con ropa del sexo opuesto.

Aunque se dice que también existen mujeres que practican CD, aparentemente no es tan habitual o quizá es tan cotidiano que pasa desapercibido, ya que las normas sociales no son tan rígidas en cuanto a que las mujeres usen ropa considerada masculina. Sea como sea, aquí voy a hablar únicamente de hombres, no por hacer de menos a las mujeres, sino porque aún no he tenido el placer de conocer a ninguna mujer que lleve a cabo esta práctica de un modo similar al de ellos.

He comprobado que estos hombres suelen escoger un nombre femenino para identificarse cuando adoptan el rol de mujer al travestirse, y también que se refieren a sí mismos siempre en femenino cuando hablan de esta práctica. Yo voy a hablar en masculino todo el tiempo para no confundir más las cosas.

Ser cross-dresser es difícil de definir y eso queda patente en las diferentes historias que ellos mismos me han ido contando. Generalmente comenzaron desde pequeños poniéndose a escondidas la ropa de su madre o su hermana. Después, siendo adultos, pasaron a usar lencería de sus esposas en la intimidad. Algunos dan el paso de comprarse braguitas y pantys  o incluso vestidos, pelucas, tacones y otros complementos. Parece que para estos hombres, verse ante el espejo a solas como si fueran mujeres, les resulta muy excitante y les produce un enorme placer sexual.

Algunos lo llevan totalmente en secreto, otros lo comparten con su pareja. Hay los que contactan con otros CD y se reúnen e incluso salen arreglados completamente como mujeres.

El cross-dressing se da tanto en hombres como en mujeres.

En cuanto a la orientación sexual, existe de todo también. Algunos dicen que no sienten ningún tipo de atracción por otros hombres, hay quien afirma ser heterosexual pero sentir gran deseo de tener relaciones sexuales con un hombre que le haga sentirse mujer, otros disfrutan plenamente de adoptar un papel (supuestamente) femenino en la cama, y alguno se define como bisexual.

Parece que el punto común de todas estas historias, se encuentra en el hecho de disfrutar adoptando un rol femenino a través de ropas y complementos considerados de mujeres.

En contra de lo que pueda parecer, muchos de estos hombres afirman llevar una vida social de lo más cotidiana, donde ejercen un papel que ellos denominan como totalmente masculino. Algunos dicen necesitar del CD para huir de ese rol en el que a diario se les exige comportarse como manda el estereotipo de macho: con agresividad, dando órdenes en el trabajo, asumiendo un papel activo… De manera que vestirse de mujer les da libertad para explorar su feminidad, o mejor dicho, aquellas características de la personalidad que se asumen como femeninas (dulzura, delicadeza, coquetería…). Y es aquí donde yo me pregunto si simplemente se trata de dar rienda suelta a aspectos de su personalidad, que no han podido desarrollar, porque los estereotipos de género marcan lo que se espera de las mujeres y lo que se espera de los hombres, y eso nos lo va enseñando esta sociedad desde que nacemos.

Como decía, los hombres que practican CD suelen presentar muchos sentimientos de culpabilidad, vergüenza, temor a ser descubiertos, y gran malestar. Generalmente intentan deshacerse de la ropa que van acumulando pero vuelven a caer con el tiempo.

Algunos cross-dressers disfrutan saliendo a la calle vestidos de mujer y pasando inadvertidos.

Por otro lado, si están casados se les plantea el dilema de decírselo a sus esposas. Esto puede dar lugar a muy diferentes resultados. Dado el tabú que supone, es difícil que en un primer momento ella pueda entenderlo. Cuando alguno de estos hombres me pregunta cómo decírselo a su mujer yo suelo decirles que deben tener paciencia, es importante que les ofrezcan información adecuada sobre el tema para que puedan ir deshaciéndose, poco a poco, de ideas preconcebidas equivocadas.  Por ejemplo, algunos temen que su mujer piense que es homosexual. Otros en cambio me cuentan que su pareja se lo tomó muy bien, que lo acepta y puede compartirlo con ella sin problema. Aunque esto es complicado ya que depende mucho de cada persona, y de la propia relación de pareja, pero sobre todo porque existen muchos prejuicios. Suelo decirles que cuando hay amor, información y paciencia, todo es posible.

Muchos me han contado sobre su afición a hacerse fotos con ropa íntima femenina, o sus temores a la hora de salir de compras, su inmenso placer a que otros hombres los vean como mujeres, su deleite en cada detalle cuando se arreglan. Algunos disfrutan enormemente saliendo a la calle vestidos de mujer y pasando inadvertidos, yendo a discotecas, bares, o saliendo de compras solos o acompañados por otros CD.

Como veréis existe una enorme diversidad en todos los aspectos del ser humano, y aunque a veces no es fácil llegar a comprender lo que no vivimos en nuestras propias carnes, todas las personas merecen respeto por igual para vivir su sexualidad y su género con libertad.

Yo me quedo con una frase que me dijo uno de mis CD: “qué bueno sería que no existieran fronteras entre lo masculino y lo femenino”. Y añado: qué bueno sería que simplemente no existiera lo masculino y lo femenino y que todas las personas pudiéramos vivirnos sin limitaciones. Pero entonces me planteo lo que otro de mis CD me decía sobre lo importante que era para él transgredir la norma social, el morbo y placer que le supone esto. Y en ese punto me pregunto si al evolucionar la sociedad, dejaría de ser tan excitante esta práctica para muchos de ellos. ¿Los liberaría de la culpa o acabaría con la diversión?

 

 

 

 

 

 

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10 comments

  1. Un tema muy interesante y que sigue siendo tabú en el mundo y en especial en algunos países. Y por eso que bueno que tú nos traigas la información, la realidad desde un punto de vista incluyente y muestres lo que las personas que lo practican viven y te han contado.

    Me encanta tu cierre: «qué bueno sería que simplemente no existiera lo masculino y lo femenino y que todas las personas pudiéramos vivirnos sin limitaciones» Y pienso que al menos se están haciendo cambios. Sin embargo, nos falta mucho, empezando porque la mujer en muchos países se sigue viendo como inferior. Y no lo es. Y por lo tanto, no entienden ese deseo de feminidad, creo yo, que vive ese hombre.

    Y sobre lo que preguntas: ¿Los liberaría de la culpa o acabaría con la diversión? Pienso, por lo que he visto en películas, documentales como el que nos platicaste ‘The Best Day of my Life’ (2018) y lo poco que he leído, creo que los libraría de la culpa y ayudaría a que el mundo fuera mucho más fácil y sencillo para ellos

    1. Gracias por tu comentario, Ramón.

      La frase final que comentas sobre «vivirnos sin limitaciones» yo creo que es la clave cuando hablamos de diversidad sexual. Vivimos en una sociedad encorsetada en los roles y estereotipos de género que no nos permite aventurarnos más allá de lo que se nos asigna y eso nos quita mucha libertad para ser.

      Un abrazo!

  2. Hola Ester!
    Muy cierto lo que dices, y me encanta que justo elijas la palabra «encorsetada» para que esté en combinación con el tema de las braguitas. Afortunadamente, en algunos lugares ya esto está cambiando y es justo con artículos como los tuyos, que el mundo se va adaptando, cambiando y liberando. Justo hace una semana que fui al corte de cabello, me toco escuchar a una señora, que decía «ayer mientras hacia ejercicio, vi a una muchacha que lucía espectacular, bueno no sé si era una mujer o una persona travesti o una persona Trans, continuó, pero lo que me gustó, dijo, fue que todos la respetaban, admiraban y ni quien le dijera nada sobre si era una ella o un él.» Y yo agrego, así debe ser ya que lo único que es, es una persona y como dices, los roles y estereotipos lastiman y limitan mucho. Y también, comentar que sí me sorprendió mucho que acá en la ciudad se hablara en público sobre el tema ya que en particular acá en México no es muy común. Así que al menos ya vamos avanzando.

    Gracias por tocar estos temas. Un abrazo también para ti

    1. Qué bueno saber eso, Ramón 😀

      Es cierto que Latinoamérica aún va muy por detrás de Europa en estos temas.

      Yo creo que aún falta bastante trabajo por hacer, pero poco a poco vamos en la dirección correcta… o eso quiero creer, jaja 😉

  3. Soy hombre, casado, padre, heterosexual y uso siempre y en todo lugar desde hace más de 10 años bragas de encaje de mujer por su comodidad, textura y tacto. Mi familia lo saben y aceptan. No soy fetichista.

    1. Querido Francesc,

      Nos alegramos mucho que puedas ser tú mismo y decidir qué te pones y qué no. Debería ser así para todos y todas. Por otro lado, efectivamente, no todos los que usan una prenda determinada deben ser fetichistas. En tu caso es comodidad.

      Muchas gracias por leernos!!!

  4. Valentina travesti

    Me ha encantado la veracidad del artículo. Pero yo busco otra solución. Pero en referencia a casi todo lo expuesto es maravilloso. Yo soy chico y como se ha comentado. Trabajo, juego al fútbol y bueno no está bien decirlo pero tengo fama de mujeriego ok. Pero lo más grande que después de las cervezas con los amigos del trabajo estoy deseando llegar a mi casa y inmediatamente voy a mi habitación y tengo una parte cerrada con llave que está todo lo relacionado con Valentina travesti. Los viernes son mis días porque tengo todo el fin de semana para mi y ser Valentina travesti y me pinto, me pongo lencería, tacones y tengo complementos como pechos ( tetas) y unos dildos para darme placer. Yo disfruto mucho y como se ha hecho mención, me hago fotos me hago videos por la casa bailando como nena y cuando me doy placer también. Me lo digo a mi mismo, es que me gusta y también creo yo que cuando estoy en modo Valentina yo soy pasivo/ a y lo juro desearía y quiero estar con un hombre. No es ya perjuicio porque he recibido llamadas por WhatsApp y los tíos somos así que realmente nos gusta estar con una trans o travesti pero se rajan a última hora, a lo que voy cuando beben se sueltan pero después ya como que no.
    Y te piden fotos que me causa gracia . Pero es una realidad yo mismo como chico he estado con una chica travesti no trans ( que por cuestiones personales trabajaba lo cual no seré yo quien juzgue a nadie y en más de una ocasión he estado con ella). Y hablando entre tíos ha salido la conversación y más de uno dice que lo tiene que probar. Es así. Pero bueno me parece fantástico el artículo. Pero yo ( ahora como Valentina travesti de armario) porque cuando sale Valentina yo soy pasiva. Y quiero estar con un hombre. Que soy gay, bisexual que género es al que pertenezco.
    Me ha encantado y un abrazo grande un saludo cordial y gracias por ilustrar un poco más respecto a mi gran duda.

    1. ¡Hola!

      Nosotr@s somos de l@s que piensamos que hay tantas sexualidades como personas hay en el mundo. No hay dos iguales, ni dentro de lo que llamamos etiquetas.

      No hay, por ejemplo, dos personas homosexuales con los mismos gustos sexuales, a cada uno le apetecerá una cosa diferente e irán también cambiando sus deseos con el tiempo. ¡Y eso es lo maravilloso!

      Tú sencillamente eres Valentina Travesti cuando te apetece. Nada más.

      No te etiquetes. ¡Gracias por seguirnos!

    2. Hola Valentina, me gustaría poder platicar contigo, yo también soy travésti. Mandame mensaje.

  5. Sabrina Lorena

    Estimada Ester Álvarez Guillén:
    Le escribo porque sus notas sobre el crossdressing me resonaron profundamente. Reflejan con gran claridad la experiencia de vivir con una dualidad que, para muchos, sigue incomprendida. En mi caso, desde que comencé mi terapia, he ido descubriendo una parte femenina en mí que siempre estuvo latente, pero que reprimí por años debido a las etiquetas impuestas por la sociedad. He sido llamado «hombre», «padre», «trabajador», pero ninguna de esas palabras capta la complejidad de mi ser, y menos aún el equilibrio que busco entre lo masculino y lo femenino.
    Las meditaciones han sido una parte crucial de mi proceso, ayudándome a conectar con recuerdos del alma y comprender mejor las pérdidas que he atravesado. En esos momentos, especialmente en la costa, cuando estoy sola y completamente en modo Sabrina, es cuando me siento más en paz y libre, sin la carga de las expectativas sociales. Allí, lejos de las miradas ajenas, puedo ser auténticamente yo, conectando con la naturaleza y mi verdadera esencia.
    He decidido compartir parte de mi viaje en un blog, esperando que mi historia pueda resonar con alguien que también esté buscando respuestas o aceptación. Su trabajo me ha inspirado a seguir en este camino, y agradezco profundamente que trate estos temas con tanta comprensión y respeto.
    Con gratitud, Sabrina

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