Decía Woody Allen: “el sexo sólo es sucio si se hace bien”. Y en cierta manera es cierto que durante una relación sexual intensa podemos sudar mucho, llenarnos de saliva, semen, flujo vaginal… Sin embargo, dejando esto a un lado, es importante tener en cuenta ciertas medidas de higiene, en relación a la sexualidad, si no queremos tener problemas.
La higiene (antes, durante y después de una práctica sexual) está íntimamente relacionada con la sexualidad precisamente por lo “íntimo”, ya que a menudo entran en juego nuestra boca y genitales, y además participan todos nuestros sentidos. Así el olfato y el gusto pueden ser especialmente sensibles cuando no existe una higiene adecuada y nuestra pareja desprende un olor desagradable. Higiene y sexualidad, por otra parte, se relacionan a su vez con la salud ya que, por ejemplo, no lavar adecuadamente un juguete sexual puede dar lugar a infecciones.

Quejas sobre la higiene o el mal olor en la pareja son bastante más frecuentes de lo que parece. Sin embargo, existe cierta dificultad para hablar sobre ello por temor a ofender a la otra persona. Así, por ejemplo, a la hora de practicar el sexo oral, ciertas cosas pueden tirar para atrás. Debemos tener en cuenta que secreciones genitales, orina o incluso restos fecales dan lugar a mal olor y esto puede convertir el sexo oral en algo desagradable para nuestra pareja. Por lo que si llevamos todo el día sin darnos una ducha y queremos que nos practiquen sexo oral , no está de más lavarnos los genitales primero. Las mujeres pueden usar un jabón íntimo que no altere el PH de esta zona, pero nunca lavar la vagina por dentro. Y, por su parte, los hombres es importante que se limpien bien el prepucio ya que es un lugar donde se acumulan restos especialmente.
Tomar un baño relajante o una ducha, juntos, puede ser una buena manera de evitar malos olores si hace muchas horas que no nos duchamos o hemos sudado bastante, y también puede ser un elemento estimulante como principio del juego sexual. Incluso algo tan simple como lavarse los dientes, para evitar el mal aliento y que nuestros besos sean bien recibidos, es algo que debemos tener presente.

En relación al post sexo, se recomienda orinar después del coito, sobre todo a mujeres que suelen tener infecciones de orina. También es aconsejable no permanecer mucho tiempo después del acto sexual sin lavar o al menos secar los genitales porque la humedad puede provocar hongos.
Por otra parte, es importante tener en cuenta también la higiene y cuidado de los artículos sexuales (vibradores, bolas chinas, dildos…). Es necesario lavarlos siempre después de usarlos, con agua tibia y jabón neutro o antibacteriano para eliminar restos, así como esperar a que estén completamente secos antes de guardarlos, en un lugar adecuado, protegidos del polvo y la suciedad. Algunos juguetes no pueden sumergirse completamente en agua porque poseen baterías o ranuras que no deben mojarse, por ello existen en el mercado también algunos productos específicos desinfectantes (sprays, toallitas…) para su correcta limpieza. Dependiendo del material con el que esté hecho nuestro juguete erótico puede requerir un tipo u otro de limpieza y conservación, por lo que debemos prestar atención a las instrucciones que acompañan al producto. Los juguetes eróticos de silicona, por ejemplo, son más fáciles de limpiar que aquellos que estén hechos de plástico, látex u otro material poroso que pueda dar lugar a proliferación de bacterias, hongos, etc. Hay que tener en cuenta también que algunos lubricantes no son compatibles con ciertos materiales, por lo que debemos escoger el más indicado para nuestro juguete, generalmente los lubricantes con base de agua. Además, si el juguete funciona a pilas es mejor quitárselas antes de guardarlo porque pueden estropearse y dañarlo. El adecuado uso, mantenimiento y limpieza de nuestro juguete erótico no sólo repercute en nuestra salud sino también en la durabilidad del mismo.

Otra norma básica es no introducir nunca el pene de nuestro amante o un juguete sexual en el ano y a continuación en la vagina, porque puede dar lugar a infecciones. Lavarlo con agua y jabón o si no colocar un preservativo. En el caso de estar usando ya preservativo, hay que cambiarlo por otro nuevo. Y hablando de preservativos, no olvidemos que la mejor forma de proteger nuestra salud y evitar infecciones es usando siempre condón durante las relaciones sexuales, y lo mismo si compartimos algún juguete.
Por supuesto, no debemos olvidar en el tema de la higiene, como en cualquier otro, que en exceso tampoco es bueno. No nos obsesionemos, por ejemplo, con tener nuestros genitales siempre impolutos, lavarse demasiado o utilizar muchos productos de higiene íntima puede ser perjudicial.