Seguramente habéis escuchado que en muchas culturas las mujeres son vistas como las grandes matriarcas.
En la antigüedad, en algunas civilizaciones, las matronas o parteras solamente podían ser aquellas mujeres que habían tenido ya hijos, que estaban en la etapa de la menopausia o que eran viudas. Todas ellas tenían un gran conocimiento de sí mismas que habían aprendido después de tener varios hijos, de ver nacer muchos otros y de la experiencia que la daban los conocimientos traspasados y aprendidos de sus antepasados. Es por ello que las mujeres mayores, las abuelas, eran respetadas por su gran sabiduría.
Antiguamente la misión de guiar, enseñar e instruir a los hijos en todos los aspectos de la vida era de la madre, quien recibía asimismo toda esta información por parte de la suya. El conocimiento se transmitía de generación en generación por lo que las madres eran las encargadas de contribuir al desarrollo intelectual emocional, sexual, creativo y espiritual de sus hijos.
Con la forma de vida actual, la incursión de las mujeres en el mundo laboral, el ajetreo de la vida cotidiana y las múltiples labores del día a día, hemos sufrido una desconexión de nuestro propio cuerpo. Vivimos en automático, sin detenernos a sentir, a conectar con nuestras emociones, con nuestros sentimientos. Incluso, sin darnos cuenta, poco a poco nos hemos ido sumiendo más en la inconsciencia de nosotras mismas. Hemos delegado la educación, en el sentido más amplio de la palabra, a las escuelas, sintiéndonos incapaces de explicar procesos que nos suceden a nosotras mismas, como la menstruación, que ni siquiera transmitimos a nuestra descendencia.
La menstruación como tabú
La consideración de la menstruación como un tema tabú, sucio y vergonzoso, incluso entre algunas mujeres, ha hecho que se hable poco de ella y se oculte lo más posible. Nos enseñan el hecho natural que significa tenerla y el paso que supone de niña a mujer reproductiva. Aún en las clases de biología en las escuelas, incluso en las de educación sexual – si por suerte las hay -, hay aspectos sobre este tema muy descuidados. El ciclo menstrual como enseñanza hacia el propio cuerpo, hacia el conocimiento de los propios ciclos y hacia la intuición, no se enseña. Se instruye desde un punto meramente biológico, desde el miedo en la prevención de embarazos, para mitigar síntomas y sufrimiento y no se reconoce lo que involucra los sentimientos, los pensamientos e incluso las propias experiencias de madres a hijas, experiencias antes transmitidas.
La educación en cuanto a la menstruación no debe incluir solo a las niñas, los varones también deben aprender el significado del ciclo menstrual, para respetar la condición y los potenciales femeninos, para dejar de verlo como un hecho sucio o un condicionante hormonal del que se escuchan expresiones negativas y peyorativas como: «déjala, seguro que tiene la regla».
¿Cómo puede una madre transmitir sus experiencias, sus emociones, su intuición si en realidad también está desconectada de las mismas? Lo único que ven la mayoría de las mujeres sobre nuestra naturaleza cíclica es que es un castigo. Para poder compartir desde nuestra experiencia y desde nuestra persona, resulta fundamental sanar nuestras propias vivencias, conectar con nuestras propias energías como mujeres cíclicas y acceder a cada una de esas energías tan poderosas que se encuentran en las cuatro fases del ciclo menstrual.
Necesitamos eliminar los tabúes y vivir en armonía con nuestros propios ciclos menstruales, comprender que el dolor de la regla no es normal.
¿Por qué duele la regla?
Hagamos una pausa un momento y analicemos cómo reaccionamos cuando llega la menstruación cada mes.
¿Qué sientes cuando tu pareja ve que tienes la regla? ¿Qué siente él? ¿Utilizas tampones porque no te gusta estar en contacto con la sangre? ¿Quisieras vivir esos días como el resto del mes? ¿Sufres cuando están por llegar «esos días»?
Debemos cuestionarnos también cuál es la relación que tenemos con nuestro pasado menstrual, cómo nos explicaron a nosotros el tema de nuestra menstruación y cómo fue nuestra primera regla. Qué mensajes nos daban en el colegio o qué expresiones hemos escuchado a lo largo de la vida con relación a menstruar. Todo esto es lo que ha ido construyendo nuestro pensamiento y también nuestra forma de conectar con nuestra feminidad.
Para poder enseñar a nuestras hijas a vivir su sexualidad de una forma positiva, autoconocerse y aceptar su cuerpo necesitamos sanar nuestra propia feminidad, transmitir este hecho natural de forma que no provoque miedo, vergüenza, asco. Nosotras seguimos siendo las mejores maestras y guías en este sentido, y por ello es necesario reconectar con nosotras mismas para poder relacionarnos mejor con nuestras hijas y con los demás. Sé tú quien le explique este proceso a tu hija y no permitas que esta información le llegue a través de internet, de amigas que tampoco saben de lo que hablan o de una asignatura que solo enseña la parte biológica y no la emocional.
Menarquia y los ritos de paso
La primera menstruación, llamada menarquia, cambia totalmente la vida de una niña. Se convierte en una chica cíclica que no solo tiene la capacidad de tener hijos. Todo este gran cambio debe de ser comprendido como algo positivo, como una oportunidad de evolución y de cambio y para esto se debe saber cómo funciona el cuerpo para vivirlo con confianza y bienestar. La primera menstruación es un acto de celebración.
La mejor forma de trasmitir esa positividad es hacerlo mediante «ritos de paso», una celebración conmemorativa o algo especial que una a la madre y a la hija, que ambas compartan. Estos ritos de transición marcan el paso de niña a mujer, el dolor de la madre que ve cómo su hija crece y al mismo tiempo su júbilo al ver cómo se convierte en mujer. Estos rituales deben ir acompañados de símbolos importantes que integren a la hija en el mundo de las mujeres y en esa hermandad que nos une a las que somos o han sido menstruantes. Educarlas en los ciclos lunares y cómo influyen en la regla, ayudarlas a marcar el cambio a sus nuevas rutinas y enseñarles las responsabilidades tan maravillosas que reflejan su nueva condición de mujer. Todos estos rituales os ayudaran a formar parte de ese momento y, sobre todo, a trasmitir un conocimiento que solo vosotras conocéis.
Algunos educadores en crianza y en sexualidad nos hemos especializado en ayudar a conectar a las mujeres con sus ciclos. También en enseñar a las madres a conocer sus emociones, para que puedan transmitir todo este conocimiento a sus hijas, animándolas a entender sus sentimientos, sueños y asociar este proceso a los diagramas lunares.
Guíala a interpretar todas estas nuevas sensaciones, a escuchar y conectar con su cuerpo. A darle un sentido emocional a todo lo que le está pasando.
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Todas las ilustraciones que acompañan este post son de la autora Julia Larotonda.
Texto editado y corregido por Más Allá del Placer.
5 comments
Hola Gret! Felicidades! Qué artículo tan poderoso y tan increíble y mágico.
Como bien mencionas es muy importante y sin embargo, cada día vemos cómo se oculta, cómo se usa para atacar o denigrar a la mujer y que aún en muchos países los productos sanitarios son vistos como un lujo y por ende, pagan impuestos.
Tu artículo me recuerda a La Carpa Roja, qué buena está! Y qué bien que haya cursos donde las mujeres puedan reconectar y sanar. Y también aprender. También pueden ir con sus hijas?
Yo como mujer (m2f), quedé transformada cuando supe del ciclo. Celos por no tenerlo y siempre maravillada por esos días. Cómo bien dices, era (y tristemente parece que sigue así) cosa de todos los días escuchar cosas como : «Seguro está en sus días.» Y en mi caso, en casa jamás se habló del tema, jamás supe cómo funciona y cuando preguntaba en la escuela y más adelante a varias mujeres; me decían de eso no se habla, preguntas porque quieres ser mujer (nadie sabía), agradece que no lo sufres, o cosas similares. Incluso, me dijeron no te da vergüenza ir a comprar los productos sanitarios?
Ojalá que los varones se interesen más y entiendan más y con eso, al menos, tengan más apoyo y menos juicio
Hola Monica, gracias por escribirme, me han encantado todos tus comentarios son súper acertados, yo he tratado de implantar una carpa Rojas tanto en México como aquí en España, la verdad es que es complicado, es triste que aunque existan los espacios muchas mujeres no se permitan el tiempo de conectar y además como bien dices de verlo como algo muy negativo, yo espero poder llegar cada vez a más personas, de cambiar las generaciones y sobre todo el que la gente siga escuchando su cuerpo, tienes toda la razón en lo que comentas de la oportunidad que nos brinda cada ciclo de renovarnos, de crecer y de crear, sin embargo en honor a ti, también a los varones y a quienes no tienen ciclos naturales femeninos escribiré pronto un artículo acerca de la parte cíclica y de conexión de los hombres, aunque pocos hablan de esa parte también es algo muy descuidado y olvidado dentro de la sexualidad . Lo de los productos sanitarios es un tema súper interesante, he estado también en foros para luchar por este derecho, Tanto en los productos sanitarios, como lo que es la educación sexual básica en este sentido.
Un abrazo !
Enhorabuena Gret! Un artículo directo, sencillo pero que no le falta ni un detalle. Se debería impartir en los colegios. Si, pero no sólo para que que ellas sepan todo sobre el tema, sino ellos también. Son una de las épocas más prodigiosas de la vida de una mujer. Es la puerta a la vida!!!
Gracias por compartir!
Hola Carla!
Me encantó tu frase!!! Y sí, tienes toda la razón: Es la puerta de la vida ?
Qué bonito lo que dices Carla! , coincido con nuestra querida editora, nos encanta tu frase de la puerta de la vida.
Ojalá nos abran esas puertas para la educación sexual, a veces no te puedes creer lo complicado que es, yo teniendo una hija en esa edad, he ofrecido los cursos incluso hasta gratuitos y no se promueven , Y es que simplemente no se les da la importancia, desaprovechando esa gran llave que Como bien dices es la clave para vivir en armonía y en conexión con nosotros, con nuestras actividades y con lo que nos rodea.
Un abrazo !!