Gemidos de placer… esos curiosos sonidos que muchas personas hacemos durante el sexo… que generalmente intensificamos en el clímax… que dependiendo de cómo sean a unos les excita y a otros les puede cortar el rollo… y que en alguna ocasión pueden ser motivo de risa o vergüenza ante la llamada de atención de los vecinos.
Dice la Real Academia Española que gemir es emitir sonidos que expresan dolor, pena o placer sexual. Sabemos por las prácticas sadomasoquistas que hay una línea muy tenue entre el dolor y el placer… pero vamos a centrarnos en los gemidos de placer sexual.
Jadeos, intensificación de la respiración, incluso ruiditos y palabras o expresiones como ufff, ohhh, siii, ummm… Sin duda, hay muchas formas de gemir.
¿Para qué gemimos?
Aunque no todo el mundo gime y cada uno lo hace a su manera, es evidente que tiene un sentido emitir gemidos durante las relaciones sexuales y en la masturbación. Sí, también se gime durante el autoerotismo, a solas. Quizá menos que cuando se está con otra persona. Pero, dado que los gemidos también se emiten en solitario, es probable que haya más motivos para hacerlo que simplemente comunicarnos con el otro.
Entonces, ¿Para qué sirve gemir? Al parecer, la mayoría de las mujeres lo hacen para excitar a su pareja. Gemir puede ser un indicador de la intensidad del placer o una manera de expresar que nos está gustando lo que nos están haciendo.
Sin embargo, existe un motivo más importante, y diría que incluso necesario y saludable. Gemir nos sirve para conectar con el placer. Nos ayuda a alcanzar el clímax. Gemir nos empuja a dejarnos llevar, pero también, al contrario: cuando nos dejamos llevar y nos desinhibimos, solemos gemir más.
A través de los gemidos también podemos liberar parte de la tensión sexual, que se va acumulando hasta soltarla con el orgasmo.
Sin embargo, como os decía, no todas las personas gimen y parece que, en el caso de los hombres frente a las mujeres, la frecuencia e intensidad disminuye bastante.
¿Por qué muchos hombres no gimen?
Una queja de bastantes mujeres, dentro de las relaciones heterosexuales, suele ser que sus parejas masculinas gimen poco, nada, o menos de lo que les gustaría. Parece que la liberación del gemido durante las relaciones sexuales sea una asignatura pendiente para muchos hombres.
Por lo general, los gemidos en la cama se asocian con el género femenino. En el porno, vemos a menudo que son ellas quienes más exageran sus gemidos.
Quizá la televisión tenga la culpa de que muchos hombres inhiban sus gemidos al relacionarlos con una muestra del placer de las mujeres. ¿En cuántas películas habremos visto cómo ella gime desesperadamente mientras él penetra impasible? Como mucho, algunos sueltan un leve gemido en el momento del orgasmo.
Pero no olvidemos que gemir también es una forma de expresar dolor y pena, algo que no se suele estimular en los niños, más bien al contrario: “los hombres no lloran, no gimen; los hombres son fuertes, eso es cosa de niñas”. Tal vez en este aprendizaje podemos encontrar una respuesta a por qué ellos gimen menos que ellas en la cama.
En cualquier caso, la inhibición, la vergüenza o el pudor suelen ser las causas más frecuentes de no gemir, tanto en ellos como en ellas.
¿Nos gusta que nuestra pareja gima?
Aunque no a todo el mundo le gusta escuchar a su pareja gemir, la mayoría se excita ante esta expresión de placer.
Debemos tener en cuenta que uno de los sentidos que más nos pone a las féminas es el oído, lo que significa que escuchar la excitación de nuestra pareja, a través de gemidos, puede resultar muy sugestivo.
Por otro lado, a ellos les gusta que su pareja gima porque lo interpretan como una señal de que lo están haciendo bien. Es posible que, en las relaciones heterosexuales, los gemidos femeninos causen en algunos hombres un efecto potenciador de su masculinidad porque sienten que están haciendo disfrutar a su pareja.
Sin embargo, parece que, en general, los gemidos tienen que ser creíbles y un término medio: ni tanto ni tampoco. Es decir, cuando se exagera demasiado la cosa puede pasar de gustar a disgustar.
Finalmente, como os decía, los gemidos suelen intensificarse durante el clímax. Sin duda el gemido es la expresión máxima del placer. En palabras de Valérie Tasso:
El orgasmo es el gran comedor de palabras. Sólo permite el gemido, el aullido, la expresión infrahumana, pero no la palabra.
- Imagen de portada de Alvin Silvrants
4 comments
Siguiendo en tu línea , de nuevo un muy buen e interesante articulo que llama a la reflexión, el conocimiento y el debate.
Sería interesante conocer la presencia de los gemidos en las relaciones homosexuales para poder sacar más conclusiones.
Desde luego el gemido en el hombre está más vinculado a la perdida de control y ello se identifica como un rasgo femenino,bueno esa es la modesta opinión de un lego en la materia.
Gracias Ester por tus aportaciones
Hola Ester!
Como siempre muy interesante. Creo que los gemidos son como magia, afrodisiacos y tienen algo especial. No solo conectan y mueven durante las relaciones sexuales o en la masturbación, como bien mencionas. Yo creo que a muchas personas nos pasa que escuchas un gemido, en un audio, video, etc, y tu cuerpo siente algo diferente y especial, sin importar dónde ni como lo escuchaste. Recuerdo hace años que una amiga me mandó un audio y fue impactante.
Como dices es más de mujeres por todo lo que comentas. Y leyendo más, artículos mencionan que cuando las relaciones son más silenciosas (sin gemidos o gritos, los cuales al parecer también son importantes y comunes), el deseo por decirlo de alguna manera se va apagando.
También leí, un poco lo que pregunta Juan Carlos, que en las parejas LGBTQ por lo general entre dos caballeros son las más silenciosas y entre dos damas las más sonoras. Y algo más, que muchas mujeres usan los gemidos para acelerar la terminación de la relación intima
Muchas gracias por tu comentario, Juan Carlos. Habrá que investigar el tema en las relaciones homosexuales 😉
En cuanto a los hombres… está claro que necesitamos seguir deconstruyendo los estereotipos de género para ser más libres.
Un saludo!
Gracias por tus aportaciones, Ramón. Es muy interesante todo lo que comentas… En efecto, creo que los gemidos también forman parte de la pasión de la pareja y que cuando no existen se apaga.
Un saludo!