Durante siglos, sexualidad y reproducción han ido de la mano y no podemos negar que, a través de las relaciones sexuales, concretamente del coito, encontramos la forma más idónea de procrear. Afortunadamente, hoy en día hay más opciones, aunque la más efectiva sigue siendo, sin duda, el sexo.
A lo largo de la historia, se han tenido diferentes visiones en relación con la fertilidad y la infertilidad, relacionadas al principio con lo divino y después con lo humano. Desde los albores de la civilización hasta ahora muchas cosas han cambiado. ¡Vamos a descubrir cómo!
Primeras civilizaciones
Hace más de 30 mil años, en las primeras civilizaciones, parece que nuestros antepasados rendían culto a la fertilidad, tal como muestra el hallazgo de numerosas estatuillas de piedra, que representaban figuras femeninas con vientres y senos prominentes. Así, durante la Prehistoria la fecundidad femenina se asemejaba a la fertilidad de la tierra y se rendía culto a la diosa madre, que protegía las cosechas y aseguraba la fertilidad.
Si el don de la fertilidad era propio de la mujer, la infertilidad también se le atribuía a esta. De manera que en la Antigua Mesopotamia al varón se le permitía tomar una segunda esposa si a la primera se la consideraba estéril. En esta y otras culturas antiguas eran habituales las ceremonias en las que se llevaban a cabo ritos y danzas dedicados a las diosas de la fertilidad.
Por su parte, en la Grecia Clásica la esterilidad era producto de la cólera de los dioses y por ello se veneraban diosas como Afrodita. Aunque algunos tratados sobre ginecología escritos por Hipócrates ya planteaban ciertas patologías femeninas relacionadas con la infertilidad. Y también sabían que la salud y una buena alimentación eran fundamentales para la gestación.
Del mismo modo, en la Antigua Roma el papel de los dioses en este tema era primordial. De hecho, las fiestas que se celebraban en febrero, los Lupercales, eran en honor a los dioses de la fertilidad. Además, eran bastante comunes las representaciones fálicas que protegían contra la infertilidad.
En la civilización egipcia ya se sabía que las causas de la infertilidad no eran sólo debidas a la mujer, sino también al varón y, por tanto, no se trataba de un castigo divino, aunque también invocaban a los dioses para asegurar la fertilidad. Además, según muestra un tratado de ginecología de esta época, existía algún tipo de prueba con orina y cereales como el trigo o la cebada para saber si una mujer estaba embarazada.
Edad Media
Los médicos del medievo ya sabían que la infertilidad afectaba tanto a mujeres como hombres, o al menos eso muestran los textos antiguos. Sin embargo, cuando una mujer no se quedaba embarazada lo habitual era echarle la culpa a ella, al menos a nivel popular.
En cualquier caso, recomendaban a los varones comer testículos de ciertos animales, dejándolos secar para después molerlos hasta convertirlos en un polvo fino y mezclarlos con el vino. Las mujeres también debían comer órganos de animales como la liebre.
Los médicos de la Edad Media ya recomendaban al matrimonio tomar una serie de medidas para mejorar su fertilidad no muy diferentes a las actuales, como mantenerse en un peso medio, no tomar mucho alcohol y mantener relaciones sexuales con una frecuencia media (ni mucho ni poco).
Renacimiento
El período renacentista supuso un enorme progreso a nivel científico en esta área, sobre todo a partir del siglo XVI.
Aquí encontramos, en primer lugar, a Anton Van Leeuwenhoek, quien en 1677 descubrió los espermatozoides. Aunque sólo un siglo más tarde, Lazzaro Spallanzani establecería por primera vez que para que un embrión se desarrollara debía darse contacto entre el óvulo y el espermatozoide.
Ya en 1785 se producen los primeros intentos de inseminación artificial humana.
El problema de la infertilidad en la actualidad
Hoy en día sabemos, sin lugar a duda, que las causas de la infertilidad pueden deberse por igual tanto a la mujer como al hombre. Sin embargo, en los últimos años los problemas de infertilidad están aumentado cada vez más en las parejas.
Esto ha llevado a que se produzcan grandes avances en materia de reproducción asistida, nuevas tecnologías que no llegan exentas de polémica y dilemas éticos… Pero, sobre todo, de limitaciones, pues la tasa de éxito con estas técnicas no puede asemejarse en ningún caso a la del estilo tradicional.
Lo que el futuro nos depara en relación con la fertilidad es difícil saberlo, pero si los cambios sociales y nuestro estilo de vida continúan aumentando los casos de infertilidad, tal vez llegará un día en el que el sexo dejará de ser lo habitual para reproducirse.
6 comments
La vitamina E tiene fama de ser un coayudante para mejorar la fertilidad y la calidad y movilidad de los espermatozoides.
Pues si seguimos así el hacer el amor va a ser cosa del pasado..:-((
Juan Carlos,
¡Esperemos que no! Que sigamos haciendo el amor y disfrutando del contacto con de los demás…
Gracias por tu aporte, Juan Carlos. 😉
Hola Ester! Qué interesante como siempre y que triste que se culpara a la mujer de ser la infertil. Creo que hoy incluso, lo primero que se piensa es que la causa es ella cuando en realidad puede ser cualquiera de los dos. Me pregunto qué pasaba en Mesopotamia cuando él tomaba una segunda mujer y no había hijos?
Sobre el futuro, sí que han cambiado las cosas. Ahora he leído casos en los que la bebé tiene (o tendrá) 3 padres para elegir mejor su ADN, que se busca que mujeres lesbianas tengan hijos con sus genes sin necesidad de un hombre y algunos otros. Quizá lleguemos también a la partenogénesis o quizá en un futuro evolucionemos a cambiar nuestro género según se requiera para la reproducción como pasa con ciertos animales.
También es cierto que muchas técnicas ayudan a las personas a tener su bebé cuando la naturaleza no facilita las cosas y eso es bueno.
Y lo triste, más que incluso que el sexo deje de ser la forma primaria para reproducirse, sería eso, la falta de contacto, el solo reproducirse por que así dice la sociedad, el ser más como máquinas que seres humanos. Y el querer sentirnos dioses y crear nuestro bebé como si fuera un auto, eligiendo todo lo posible. No sé, a mí no me gustaría que se llegase a ello, pero he leído (no sé que tan cierto sea) que ya empezamos en el mundo a disminuir las relaciones sexuales tanto por puro placer como para reproducirse. En algunos años o siglos, quién sabe qué dirán los estudiosos sobre lo que será la sexualidad y la fertilidad en comparación a hoy
Gracias por tus aportaciones, Ramón, muy interesantes reflexiones sobre este tema, sin duda es un misterio saber hacia dónde vamos como civilización en este sentido. El tiempo lo dirá.
Yo sigo pensando que es una pena que tantos niños estén abandonados, sin padres, mientras se gasta tanto dinero en técnicas de este tipo, pero claro desde fuera es fácil opinar.
Un saludo!
Hola! Gracias a ti por responder mi comentario 🙂
Yo estoy de acuerdo contigo. Se gasta mucho dinero, mucha energía/paz y mucha relación (en el sentido de que se van desgastando como pareja y se van separando) a medida que van intentando sin lograrlo, cuando como dices hay muchas pequeñas y pequeños que requieren ese amor y están también llenos de amor. Por supuesto, de fuera es fácil opinar y claro cada pareja decide según su propio deseo y posibilidades. Y lo peor, es que he leído de muchos casos que después de mucho, quedan embarazados con esas técnicas y resulta que o terminan divorciados, separados o de plano el bebé les incomoda y queda todo el día en una guardería (no sé cómo se le diga por allá)