Siguiendo la temática de los últimos artículos publicados, hablaremos en esta ocasión de la fertilidad femenina, y su relación con los hábitos y el estilo de vida y la salud.
En artículos anteriores ya hemos comentado la importancia del estilo de vida, así como la relación que guardan diversos hábitos y conductas en la fertilidad del hombre. Aunque muchos de estos hábitos se pueden extrapolar a ambos géneros, ahora nos centraremos en la fertilidad femenina y su salud.
Podemos definir la infertilidad como la incapacidad para procrear de una pareja, tras más de un año de perseverancia. Si en el varón, la falta de motilidad de los espermatozoides es una de las principales causas, en la mujer, son diversos los motivos que pueden estar detrás. En muchas ocasiones, un buen estilo de vida que incluya ejercicio regular y completo, es decir, que atienda tanto el espectro del ejercicio de resistencia, también conocido como ejercicio cardiovascular, el ejercicio de fuerza y potencia, y una buena alimentación, basada en vegetales, legumbres, frutos secos y hortalizas; así como evitar la contaminación y la exposición a drogas y tóxicos, puede revertir bastantes situaciones de infertilidad.
Dieta y suplementos
Respecto a la dieta, algunos autores han propuesto que la causa de los problemas reproductivos puede radicar en alguna carencia de nutrientes y vitaminas, y han propuesto por lo tanto, numerosos y caros suplementos para intentar revertir esta situación, no obstante, la evidencia parece ubicarse, al igual que en otros casos de suplementación innecesaria, del lado de la prudencia, pues no parece que estos suplementos ayuden a revertir la fertilidad femenina (Vitagliano et al., 2021). En palabras de los investigadores: “estos resultados arrojan serias dudas acerca de la potencial efectividad de la mayoría de los suplementos dietéticos para la infertilidad femenina”.
Por lo que de nuevo, volvemos a instaros a centraros y priorizar buenas conductas y hábitos de vida, antes de recurrir a soluciones fáciles y rápidas, o promesas de resultados sin esfuerzo, tan típica de suplementos fraudulentos y dietas milagro. Que casualmente, no suelen ser baratas, ni en términos económicos, ni en réditos de salud.
Un peso saludable
Además de ostentar un adecuado estilo de vida, es importante ubicarnos dentro de un peso saludable. Un marbete muy amplio, que puede rondar entre 15 o 20 kg arriba o abajo, y que nos puede prevenir de numerosas enfermedades, así como ayudarnos con nuestros objetivos sexuales y de fertilidad.
También debemos evitar una obsesión por el peso, especialmente en niñas y mujeres que con antecedentes de TCAs o trastornos de la conducta alimentaria, por lo que una buena filosofía y planteamientos de higiene psicológica al respecto, constituyen otro hábito saludable fundamental.
Actividad física
La revisión sistemática de Mena, Mielke y Brown, publicada en 2019 y bajo el título “Efectos de la actividad física en outcomes de salud reproductiva en mujeres jóvenes: una revisión sistemática” es un buen punto de partida para explorar los beneficios de la actividad física en mujeres en edad fértil. Los autores seleccionaron 18 estudios, con cuatro diseños de estudios diferentes. Y los resultados del trabajo sugieren que hay evidencia emergente de ECAs (estudios controlados y aleatorizados) de que la actividad física puede mejorar las tasas de embarazo en mujeres con problemas de salud reproductiva. Los estudios comparativos indican que la intervención de actividad física puede ser tan efectiva como otras estrategias de intervención clínica comúnmente utilizadas para mejorar los resultados de salud reproductiva. Si bien el tipo, la intensidad, la frecuencia y la duración de la intervención óptima de actividad física, y el papel del ejercicio independientemente de la pérdida de peso, aún no están claros, estos hallazgos preliminares sugieren que la actividad física puede ser una terapia alternativa o complementaria asequible y factible a los tratamientos de fertilidad.
Cambio climático y salud reproductiva
El cambio climático, además de impactar en numerosos factores relacionados con la salud, también afecta a la salud reproductiva, tal y como apuntan Segal y Giudice en su revisión sistemática de 2022. En su trabajo destacan que el aumento de las temperaturas produce un comportamiento errático en los patrones atmosféricos, los incendios, y obliga a comunidades enteras a desplazarse, aumentando considerablemente la cifra de refugiados medioambientales. Los autores informan de la relevancia de los efectos de la contaminación del aire, los incendios forestales, el estrés por calor, las inundaciones, las sustancias químicas tóxicas y las enfermedades transmitidas por vectores sobre la fertilidad masculina y femenina, el desarrollo del feto y los resultados obstétricos. Nuevas perspectivas sobre salud que hasta hace unas décadas no estaban en la agenda de los investigadores sobre salud, pero que los actuales tiempos de crisis ecosocial han obligado –lamentablemente– a poner sobre la palestra.
Si bien, hay numeroso factores implicados en la salud reproductiva, de nada sirve obsesionarnos con aquellos factores no modificables, pues como su propio nombre indica, no podemos hacer nada para revertirlos. En cambio, con factores modificables, como los relativos al estilo de vida, y los que hemos abordado en este artículo, sí que podemos mejorar nuestra salud, y nuestra fertilidad.
Bibliografía
Mena GP, Mielke GI, Brown WJ. The effect of physical activity on reproductive health outcomes in young women: a systematic review and meta-analysis. Hum Reprod Update. 2019 Sep 11;25(5):541-563.
Segal TR, Giudice LC. Systematic review of climate change effects on reproductive health. Fertil Steril. 2022 Aug;118(2):215-223.
Vitagliano A, Petre GC, Francini-Pesenti F, De Toni L, Di Nisio A, Grande G, Foresta C, Garolla A. Dietary Supplements for Female Infertility: A Critical Review of Their Composition. Nutrients. 2021 Oct 11;13(10):3552.