Erotomanía, el delirio de ser amado

Decía Friedrich Nietszche que “en el amor siempre hay algo de locura”, y en cierta manera todos perdemos un poco la cabeza cuando nos enamoramos. Pero en algunos casos, como el de la erotomanía o delirio de ser amado, esto va mucho más allá de lo que podríamos imaginar.

¿Qué pasaría si descubres que no es real la historia de amor que afirma estar viviendo una persona cercana a ti? Probablemente pensarías que se ha inventado todo, pero ¿y si no fuera así? ¿Y si esa persona estuviera totalmente convencida de ser amada por otra persona y supieras que se equivoca?

La erotomanía es un trastorno mental también conocido como delirio de ser amado, delirio de la pasión o síndrome de Clérambault

Puede sonar muy extraño, pero no, esto no es ficción. Se trata de un trastorno mental real denominado erotomanía, palabra de origen griego: “erotos” amor sexual y “manía”, sinónimo de locura. También se conoce como delirio de ser amado, delirio de la pasión o síndrome de Clérambault, ya que fue descrito ampliamente por primera vez, en 1921, por el psiquiatra francés Gaëtan Gatian de Clérambault en su obra Les Psychoses Passionnelles (Las psicosis pasionales).

A lo largo de la historia existen diversas referencias a este trastorno, por ejemplo, en las obras de Hipócrates, Plutarco y Galeno, quienes lo confundieron con la ninfomanía. Posteriormente también fue llamado de “paranoia erótica” y “psicosis de la vieja doncella”. Esta última denominación tiene que ver con que se trata de un trastorno mental con mayor incidencia en mujeres y que aparece en la edad adulta tardía, normalmente mayores de 30 años.

La persona afectada por este cuadro clínico se imagina, como si fuera verdad, que es amada por alguien, normalmente un superior (por ejemplo, su jefe) o una figura pública (actor, músico, escritor, etc.). De manera que interpreta cualquier elemento accidental en la conducta de la otra persona (un gesto, una mirada o un saludo) como una señal de amor. Esta fantasía puede llegar a hacerse tan intensa y obsesiva en quien la padece que la lleve a acosar al objeto de su pasión, o incluso a sufrir celos patológicos.

El afectado interpreta cualquier elemento relacionado con la otra persona (un gesto, una mirada, un saludo o cualquier tipo de mensaje) como una señal de amor.

La persona erotómana está tan convencida de su creencia que da igual lo que le digan otras personas para hacerla entrar en razón, aunque se burlen de ella nada hará que cambie de opinión. Con certeza, es un trastorno en el que existe una pérdida total de contacto con la realidad, de forma que el individuo afectado rechaza cualquier argumentación que intente hacerle ver su error.

En cuanto al progreso de la erotomanía, Clérambault describió tres fases (esperanza, despecho y rencor), manteniendo que en casi todos los casos la evolución es crónica.

Por lo general, este trastorno se acompaña de alucinaciones y lleva a la persona a actuar en función de su delirio, por lo que su tratamiento requiere de psicoterapia y antipsicóticos para disminuir el delirio. Además, la erotomanía puede formar parte de otros cuadros clínicos como esquizofrenia, trastorno delirante o depresión grave.

Algunos estudios han relacionado este trastorno con aislamiento social, inhibiciones sexuales y rasgos de personalidad sensitivo paranoides.

Aunque siempre se ha pensado que es algo muy infrecuente, se cree actualmente que pudiera haber miles de personas padeciendo este trastorno psicótico en todo el mundo, por lo que existe un interés creciente en los últimos años hacia el mismo. Además, resulta curioso el hecho de que, a diferencia de otros trastornos psicóticos, se trata de una idea de persecución (paranoia) muy peculiar: sentirse profundamente amado, en vez de odiado.

John Hinckley estaba obsesionado con la actriz Jodie Foster.

Haciendo un repaso por la historia, destacan algunos casos de erotomanía de gran repercusión: como el de una mujer (Léa-Anna) que estaba convencida de que el rey de Inglaterra, Jorge V, estaba enamorado de ella, y acabó siendo internada, por el propio Clérambault, en un psiquiátrico de París en 1920; o el famoso caso de John Hinckley que llevado por su obsesión con la actriz Jodie Foster, en 1981 disparó a Ronald Reagan quien era presidente de los Estados Unidos en aquel momento.

Por último, os dejo el título de una novela que trata el tema de la erotomanía, Amor perdurable de Ian McEwan, que narra la historia de un escritor de divulgación científica que se ve acosado por un erotómano.

 

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