Cuando pensaba en el embarazo, podía imaginar que éste supone una multitud de cambios en la mujer, a varios niveles. Pero tal vez no se me pasaba por la cabeza que esas alteraciones corporales, hormonales, emocionales, etc. pueden afectar también al otro miembro de la pareja (en el caso de que lo haya), a la propia relación de pareja e incluso a sus relaciones sexuales.
En mi constante curiosidad por el apasionante mundo de la sexualidad humana, y al preguntarme cuántas parejas se encuentran inmersas en esa aventura del embarazo, decidí buscar experiencias que pudieran servir de referencia para otras personas. De modo que conversar con mujeres, que estaban pasando o habían pasado por ello, fue la mejor forma de descubrir ese nuevo mundo de intimidad que surge durante el embarazo. Eso sí, me quedé con la curiosidad de saber el punto de vista masculino ¿cómo viven ellos todo esto?… tal vez para otro post.
En general, parece claro que toda relación de pareja va a necesitar adaptarse a los cambios que se producen durante esta etapa, también en el aspecto erótico. Sin embargo, los relatos de estas mujeres muestran lo diferente que puede llegar a ser ese proceso en cada pareja.
Para algunas mujeres, el hecho de poder olvidarse de los métodos anticonceptivos y del temor a quedarse embarazadas, es un punto a favor para disfrutar más de las relaciones sexuales durante este tiempo. ¡Incluso las hay que afirman tener mayor sensibilidad en todo el cuerpo y sentir orgasmos más intensos! Desde luego yo querría tener esa suerte… seguro que así las molestias del embarazo se hacen más llevaderas.
Un aspecto en el que muchas mujeres coinciden, es que durante los primeros meses del embarazo, la influencia de las hormonas puede dar lugar a importantes alteraciones emocionales en ellas, que pueden desorientar un poco a la pareja, provocando más discusiones. Estos cambios hormonales se reflejan también en el aspecto sexual llevando la libido de un extremo a otro. Algunas mujeres pueden tener un aumento importante del deseo sexual durante estos primeros momentos, mientras para otras las náuseas y el malestar pueden provocar una bajada en la apetencia sexual.
Durante el segundo trimestre, cuando empieza a notarse la barriguita, parecen surgir nuevos retos. Uno de ellos es el típico temor a dañar al feto si se practica el coito. Me parece curioso cómo este miedo aunque la mayoría sepamos que es irreal, afecta de manera inconsciente a muchas personas que pueden sentirse reacias a la penetración. Y si hablamos de los hombres imagino que es peor aún, ya que él no tiene ni idea de lo que está pasando en el cuerpo de ella, si le puede hacer daño, si se siente cómoda… Este es otro punto: averiguar juntos qué posturas pueden ser las más idóneas para el coito cuando comienza a estorbar la barriga. Bien pensado esto puede llegar a ser divertido, ¿no?
Por otro lado, son comunes en la mujer embarazada las infecciones de orina, candidiasis y cambios en el flujo vaginal, lo que provoca muchas molestias genitales, y dificulta el coito, por lo que habrá que hablarlo y buscar soluciones. Me parece sorprendente comprobar que hay mujeres que ceden a la penetración, incluso haciéndose insoportable, por temor a que su pareja decida buscar sexo en otra parte. Está claro que la importancia de la comunicación, comprensión y empatía se hace de vital importancia, aún más, en un momento como éste. Me pregunto si ese tipo de temor tiene algo que ver con sus propias inseguridades alrededor de los cambios que se producen en sus cuerpos, sentirse más gordas, hinchadas… En este sentido parece que durante el embarazo la mujer necesita más que nunca que su pareja la haga sentirse hermosa, y le dé muestras de amor y cariño. Pienso que aquí la actitud de la pareja marca la diferencia, a través de pequeños gestos como ocuparse de tareas que pueden ser contraproducentes para la mujer embarazada, o pequeños detalles como pasar la cremita antiestrías por la barriga de ella o hacerle un masaje en los pies, que se suelen hinchar por el embarazo… estos detalles pueden convertirse en momentos de intimidad muy especiales.
Algunas mujeres afirman poder disfrutar de las relaciones sexuales, de un modo u otro, hasta el último día. Seguramente ya habréis escuchado aquello que siempre se dice de que, mientras no existan contraindicaciones médicas, esto es algo totalmente factible.
Ya después del parto, hay que tener en cuenta la importancia de retomar las relaciones sexuales de una manera gradual, lo que imagino que no suele ser fácil porque el bebé ocupa la mayor parte del tiempo. Además, durante un periodo que se suele llamar “cuarentena”, habrá que dejar de lado el coito mientras cicatrizan los puntos (si los hubiera) y la vagina se recupera, ya que la mujer puede sentir molestias e incluso cierto temor a sentir dolor con la penetración. Este parece ser uno de los momentos donde la intimidad de la pareja necesita de mayor colaboración por parte de ambos, habrá que hablarlo y buscar alternativas placenteras para los dos (como la masturbación mutua, el sexo oral, caricias, masajes, etc.). Esta etapa, así como a lo largo de todo el embarazo, puede ser mucho más llevadera y divertida con la ayuda de ciertos complementos eróticos (como lubricantes, aceites para masajes…). Tampoco podemos dejar de lado aquí las conocidas e imprescindibles bolas chinas, por el importante papel que tienen en el fortalecimiento de los músculos de la vagina.
Un aspecto vital que descubrí con estos relatos fue el hecho de que en muchas de esas vivencias queda reflejado que la sexualidad adquiere un nuevo sentido durante el embarazo, da lugar a nuevas experiencias, donde el coito deja de ser el protagonista y surge la oportunidad de aprender a dar y obtener placer sexual de otras formas, y donde los momentos de intimidad y ternura pueden adquirir mayor relevancia que lo puramente sexual.
Mi conclusión, después de profundizar en este tema, sería que el embarazo no tiene por qué ser incompatible con una sexualidad plena de la pareja, es cuestión de comunicación y adaptación… al menos eso sería lo ideal ¿verdad?, pero infelizmente no siempre ocurre así. ¿Y para ti, cómo fue esa experiencia?