El siglo XX, en relación al automóvil, no sólo supuso su consolidación como método de transporte, sino también como símbolo sexual. Sensualidad, independencia y modernidad giraban en torno a este elemento que formó parte de la revolución sexual. Además, se convirtió en un objeto fetiche, y se equiparaba con la potencia sexual del hombre que lo poseía.
El boom económico dio lugar a que, en EEUU, entre 1945 y 1960 el número de automóviles se multiplicara por tres. También porque los jóvenes comenzaron a comprar coches para tener un lugar donde iniciarse en las relaciones sexuales premaritales. El automóvil se transformó así en un vehículo de conquista, erotismo y libertad, reflejándose en muchas películas de Hollywood que mostraban escenas de parejas en el autocine.
La relación entre coches y sexo llegó a ser tan íntima que ciertas protuberancias con forma de proyectil de artillería en los parachoques delanteros de algunos automóviles norteamericanos (especialmente los Cadillacs) de los Años 50, inventados por Harley Earl (jefe de diseño de General Motors), se conocían como “dagmars”. Este nombre hacía referencia al parecido de esas protuberancias con los grandes pechos de una actriz norteamericana popular en aquellos años (su verdadero nombre era Virginia Ruth Egnor, aunque adoptó inicialmente el nombre artístico de Jennie Lewis y, posteriormente, se hizo famosa como Dagmar). Además, algunos modelos de automóviles incluían unos topes o puntas de goma a los que se les llamaba “nipples” (pezones).
Otra prueba de la asociación entre automóvil y erotismo la encontramos en 1956, cuando Chevrolet lanzó en Brasil su modelo pickup 3100 con dos pulgadas más de distancia entre los ejes delanteros que los modelos convencionales, y se conoció popularmente como “Martha Rocha”, haciendo referencia a las caderas de la primera Miss Brasil (1954). Al parecer esto se debió a la creencia popular de que dicha miss perdió el título de miss universo por tener dos pulgadas más en las caderas que su rival estadounidense.
Como vemos, el automóvil tuvo su papel en la revolución sexual, pero curiosamente mucho antes de eso, a finales del siglo XIX, otro vehículo, la bicicleta, había iniciado ya su propia revolución. Este invento mudó la forma de cortejo de los jóvenes de esa época y permitió a muchos de ellos desplazarse mayores distancias para mantener relaciones sexuales con chicas de aldeas vecinas. De esa manera este invento supuso, además, un impacto enorme en la variabilidad de la genética humana.
Volviendo al automóvil, desde luego este nunca fue el lugar más cómodo ni más íntimo para las relaciones sexuales, pero continúa siendo una buena opción para los más jóvenes (o no tan jóvenes que desean salir de la rutina). Hay que andarse con cuidado porque en algunos lugares del mundo todavía es ilegal hacer sexo en el coche (como sucede en la mayoría de Estados de América). También existe el caso de que te pongan una multa por llevar a cabo prácticas sexuales mientras conduces (esto, por supuesto, mejor evitarlo más que nada por el peligro que supone). Tal vez en el futuro, gracias a los coches autónomos, el sexo en la carretera sea algo normal.
La asociación entre coches y sexo se ha convertido en algo tan cotidiano que en la actualidad no resulta nada complicado encontrar guías con posturas sexuales para hacerlo en el coche, o sobre qué coches son los más cómodos para tener relaciones sexuales. Afortunadamente, buscar postura sexual en el coche, hoy en día, es bastante más fácil que antes, cuando los automóviles eran más pequeños e incómodos.
Para algunos lo sexual en relación al automóvil va más allá del lugar donde hacer sexo y se convierte en el objeto sexual propiamente. Sí, ¡eso mismo! Y es que existen personas cuyo fetiche sexual es, justamente, su coche. Así, no es difícil encontrar en internet vídeos o noticias de alguno que otro penetrando el tubo de escape de su amado vehículo. Al parecer este tipo de parafilia (se conoce como mecafilia a la atracción sexual por máquinas), aunque sea poco común, tiene más adeptos de lo que pudiera parecernos a simple vista. En fin, sobre gustos no hay nada escrito… Y a ti ¿te gusta hacerlo en el coche o con el coche?
Extracto del documental «Mi extraña adicción», emitido en CANAL XPLORA
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