Que las personas con discapacidad tienen derecho a vivir una sexualidad plena, como todo el mundo, es algo que, afortunadamente, cada vez parece más claro y evidente, aunque aún no sea suficiente.
Discapacidad es un término que abarca aquellas restricciones o limitaciones para ejecutar ciertas tareas. Si bien dicho concepto es ampliamente utilizado y reconocido oficialmente por la Organización Mundial de la Salud, yo particularmente prefiero hablar de diversidad funcional. ¿Por qué? En primer lugar, porque muchas personas no se sienten identificadas con el término que las califica como discapacitadas, ya que les resulta tan peyorativo como minusválidas o deficientes.
Por otro lado, hablar de personas con «diversidad funcional», en lugar de personas «discapacitadas», me parece más inclusivo y menos negativo. Además, asume que todos somos diversos (también en cuanto a nuestras capacidades), sin dejar de ser funcionales. Y es que, por ejemplo, una persona en silla de ruedas o invidente, en un espacio bien adaptado, puede ser mucho más funcional y autónoma que un bebé que necesita de su madre para vivir y al que, sin embargo, no se le considera discapacitado.
Más allá de la terminología, es importante destacar que se ha ignorado durante mucho tiempo la sexualidad de las personas que no encajaban en el patrón normativo de nuestra sociedad, en este caso referido a lo que se suele llamar una discapacidad física, mental o sensorial. Es decir, quienes, por ejemplo, tenían ceguera, parálisis de algún miembro, autismo, amputaciones, etc. eran convertidas directamente en personas asexuales. Nada más alejado de la realidad, pues la sexualidad abarca mucho más que las relaciones sexuales e independientemente de que esas personas tengan o no este tipo de relaciones, no dejan de ser seres sexuados.
Aún más, las personas con diversidad funcional también son diversas sexualmente, es decir, no se rigen por patrones heteronormativos, sino que pueden ser homosexuales, bisexuales, etc.
Estas personas deberían tener garantizados sus derechos sexuales y reproductivos como todo el mundo, lo que incluye la posibilidad de prácticas eróticas y afectivas.
Hoy en día, aún no es muy conocida la asistencia sexual, que consiste en facilitar o ayudar a quienes no pueden, por sí mismos, disfrutar de su sexualidad (por ejemplo, para poder masturbarse). En España ya existen algunas asociaciones que ofrecen este tipo de asistencia.
La figura del asistente nada tiene que ver con la prostitución. Se trata más bien de un/a terapeuta especializado/a en la discapacidad, que evalúa las necesidades de la persona (o pareja) con diversidad funcional, la ayuda a reconciliarse con su cuerpo y le ofrece los medios para satisfacer sus necesidades sexuales.
Desafortunadamente, sigue existiendo bastante tabú y a menudo se desconoce que existe este tipo de ayuda, o las propias familias no quieren saber del tema.
En este sentido me parece muy recomendable la película “Las sesiones” (2012), basada en hechos reales, donde la actriz Helen Hunt interpreta el papel de una asistente sexual que ofrece este tipo de asistencia a un escritor tetrapléjico.
Trailer de «Las sesiones» de Ben Lewin
Finalmente, creo que sería interesante considerar cómo pueden beneficiarse de determinados productos eróticos, las personas con diversidad funcional.
Por ejemplo, quienes poseen alguna diversidad sensorial suelen tener más desarrollados otros sentidos y esto se puede potenciar también en las relaciones sexuales. Así, una persona invidente, como no tiene estímulo visual, suele utilizar más otros sentidos como el olfato o el tacto para excitarse. De este modo, la cosmética erótica, que potencia estos sentidos con aceites de masaje, cremas, lubricantes, etc., es una opción con muchas posibilidades.
También algunos juguetes eróticos, que pueden usarse sin manos, pueden ser indicados y accesibles para personas con determinados tipos de diversidad funcional.
2 comments
Efectivamente, durante mucho tiempo y, aún hoy en día, mucha gente les considera personas asexuadad, y eso es un grave error porque la sexualidad forma parte de la persona y es independiente de las capacidades de cada cual.
Por cierto, me apunto la película que no la conocía.
Besicos