En los últimos años ha descendido significativamente la fertilidad humana. Algunos de los factores implicados están muy relacionados con nuestro estilo de vida y nuestra alimentación, así como el aumento de contaminantes ambientales.
Como abordar los factores no modificables implicados en este descenso de la fertilidad (como la genética), no lleva a recomendaciones que puedan solucionar este problema en las personas, vamos a abordar aquellos factores modificables que sí pueden revertir este descenso de la fertilidad. Especialmente factores relacionados con la dieta y el estilo de vida.
Dieta y fertilidad masculina
Sabemos que la dieta puede influir en la espermatogénesis. Ricci y colaboradores, encontraron en su estudio de revisión de la literatura, que una alimentación rica en frutas y verduras y alimentos bajos en grasa como principal fuente de proteínas en varones, se asocian a una mejor calidad del esperma masculino. Aunque también apuntan que todavía necesitamos más información e investigación para clarificar esta relación causal.
En cuanto a los alimentos que se asociaron negativamente con la calidad del esperma destacan las carnes rojas, procesadas, y carnes ricas en grasas saturadas. Los autores concluyen que estos resultados sobre carne y fertilidad se dejaron ver en varios estudios, aunque los resultados todavía son controvertidos e inconsistentes.
Respecto a los lácteos, especialmente el queso, parece disminuir la motilidad de los espermatozoides, y por lo tanto la fertilidad. Los autores sugieren que este efecto puede guardar relación con el contenido graso de este grupo de alimentos.
Y en cuanto a los cereales integrales, aunque sabemos que son alimentos muy interesantes para la salud humana –y por lo tanto deberían consumirse a diario–, Ricci y colaboradores no encontraron beneficios adicionales para la fertilidad masculina en el consumo de estos alimentos.
Obesidad y fertilidad
La obesidad es otro factor que se ha demostrado que disminuye la fertilidad humana.
En mujeres, recientemente tenemos evidencia de que intervenciones para aumentar la actividad física en aquellas mujeres con indicadores límite en fertilidad, pueden revertir la situación. Además, la obesidad se asocia a otras complicaciones durante el embarazo; así como en cualquier persona y etapa de la vida, por lo que un estilo de vida activo debería contemplarse de serie en cualquier persona, independientemente de sus pretensiones reproductivas.
Mutsaerts y colaboradores (2016), encontraron que el grupo de intervención físicamente activo, en mujeres con infertilidad, consiguió parámetros de embarazo espontáneo de un 26.1% frente al 16,2% comparado con el grupo de no intervención.
Recientemente tenemos protocolos para estudios –como el caso de Fit-For-Fertility– que se centran en aumentar la actividad física de personas que desean aumentar sus parámetros de fertilidad. Pues sabemos que es una de las mejores intervenciones desde el punto de vista coste-efectividad, así como que mejora muchísimos parámetros de salud más y previene numerosas patologías, mejora la calidad de vida y la esperanza de vida.
La obesidad, y específicamente el estrés oxidativo provocado en esta patología, así como el que se produce en la diabetes, o el síndrome metabólico, sabemos que es una causa de infertilidad tanto en varones como en mujeres.
Conclusiones
En los últimos seis años se ha quintuplicado el número de estudios sobre fertilidad humana y alimentación y estilo de vida. Lo que pone de manifiesto el interés creciente, tanto de la comunidad científica, como de una parte de la población por esta cuestión.
Actualmente sabemos que los cambios en el estilo de vida: principalmente adoptar una alimentación saludable, mantener un peso saludable y ser físicamente activo, se asocian con numerosos beneficios de salud (seguramente muchos más de los que actualmente somos capaces de nombrar y numerar). Y entre estos beneficios, también se encuentra la fertilidad humana y la salud reproductiva.
Pese a que este tema, no supone actualmente un riesgo civilizatorio, ni está cerca de suponer una causa de la extinción de nuestra especie, pues somos ya más de ocho mil millones de personas sobre el planeta, sí que es una cuestión importante para muchas personas que no imaginan su vida sin descendencia. Por lo que es un asunto de salud relevante.
No obstante, cabría introducir la cuestión de cómo mejoramos la fertilidad humana, a la vez que educamos en una deseable reducción de la natalidad mundial para intentar inscribirnos dentro de los límites del planeta, que ya hemos traspasado; y que de no hacer, complicarían bastante la convivencia de la humanidad sobre el único planeta que tenemos.
Bibliografía
Belan, M., Gélinas, M., Carranza-Mamane, B., et al. «Protocol of the Fit-For- Fertility study: a multicentre randomised controlled trial assessing a lifestyle programme targeting women with obesity and infertility» BMJ Open 2022;12:e061554.
Leisegang, K. «Oxidative Stress in Men with Obesity, Metabolic Syndrome and Type 2 Diabetes Mellitus: Mechanisms and Management of Reproductive Dysfunction.» Adv Exp Med Biol. 2022;1358:237-256
Mutsaerts, MAQ., van Oers, A.M., Groen, H., et al. «Randomized trial of a lifestyle program in obese infertile women.» N Engl J Med
2016;374: 1942–53.
Ricci, E., Al-Beitawi, S., Et al., «Dietary habits and semen parameters: a systematic narrative review». Andrology, 2018, 6, 104–116.