Hace años que está en el mercado y, sin embargo, muchas mujeres aún no la conocen o no se han atrevido a probarla. Se trata de una nueva forma de que las mujeres vivan su menstruación cada mes, con numerosas ventajas: segura, hipoalergénica, práctica, económica, ecológica, higiénica… En algunos países ya se ha iniciado una revolución, aquí vamos a conocerla un poco mejor.
La copa menstrual no absorbe el fluido, sino que lo va recogiendo poco a poco (tiene una capacidad de 25 a 30 ml). Si está colocada correctamente puedes sentirte segura de no sufrir pérdidas hasta por 12 horas. Haciendo un uso correcto no hay ningún riesgo, es decir, no se puede dejar dentro varios días, lo lógico es retirarla cada 8 horas más o menos (unas tres veces al día).
Su duración es hasta de 10 años por lo que resulta una opción muy económica.
Aún en el siglo XXI, existen países de África donde la menstruación continúa siendo un tema tabú y la mayoría de mujeres y adolescentes, no tienen acceso a métodos higiénicos durante la regla, lo que les supone muchos problemas, tanto de salud como incluso tener que faltar al colegio. Por ello, la copa menstrual ha supuesto una revolución, gracias a la ayuda de algunas organizaciones que trabajan en pro de la salud sexual y la higiene femenina.
Desde luego, la copa menstrual también para las mujeres de países más desarrollados es una opción mucho más económica, ya que tiene un precio bastante más asequible que compresas o tampones mensualmente. Pero también es una opción mucho más ecológica, ya que se genera menos basura. Las compresas, por ejemplo, tardan millones de años en desaparecer de la naturaleza.
Por otro lado, están hechas de silicona médica con lo que se evita cualquier reacción alérgica y se respeta la flora vaginal. Además, no tienen el peligro de provocar el síndrome de shock tóxico ni contienen sustancias blanqueadoras peligrosas para la salud (como sucede con los tampones).
¿Cómo se usa?
Cualquier mujer puede usarla siempre y cuando no tenga ningún problema en conocer su cuerpo para poder colocársela en la vagina.
Para introducirla se puede usar un poco de lubricante (con base en agua) si tenemos dificultad o hasta acostumbrarnos. Sentada o de pie, en la posición que resulte más cómoda y relajada para colocarla y para extraerla, con las manos limpias, se dobla ya que es flexible, y se coloca al fondo de la vagina. Al soltarla va a desdoblarse completamente. Con la ayuda de los músculos vaginales no debería moverse ni sentirse.
Para colocarla de nuevo sólo hay que lavarla con agua y jabón neutro, así de simple.
Antes de guardarla para el siguiente uso se debe hervir en un recipiente con agua durante 5 minutos, o esterilizarla con un producto adecuado para ello. Secarla bien y guardarla en un lugar protegido de suciedad, luz y calor.
Existen 2 tamaños, uno más pequeño para mujeres menores de 25 años, que nunca han tenido relaciones sexuales de penetración, o con cantidad de flujo normal. Y un tamaño mayor para mujeres con más de 25 años, que han dado a luz o tienen un flujo más abundante.
Hay que saber que la sangre menstrual no tiene olor, este se produce con el contacto de la sangre con bacterias presentes en el aire. Por tanto, con la copa menstrual no hay lugar a mal olor como sucede, por ejemplo, con las compresas.
Muchas mujeres que ya la usan tienen claro que debía haberse inventado antes. Desde luego hay que probarla para conocer todas sus ventajas. ¿Te animas?
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