Una de mis inquietudes a nivel profesional es profundizar en las relaciones humanas. En este tema todos tenemos experiencia ya que los vínculos son inevitables y necesarios. Existen muchos tipos de forma de vincularse, pero la herramienta vehicular principal es sin lugar a dudas la comunicación. Su fracaso es el origen de muchos conflictos y problemas que surgen en consulta. Y, aunque pueda resultar evidente, no hay que olvidar que para que se produzca un diálogo son necesarias dos personas. Por lo que requiere de una reciprocidad.
En general, los problemas comunicativos se dan cuando hay una discordancia en algún punto del canal comunicativo. Ya sea porque la intención (aquello que quiere expresar el interlocutor) no sea clara o porque hay algún tipo de problema en el impacto (receptor no comprende el mensaje).
Por otra parte, es fundamental comprender que la construcción del género en nuestra cultura nos moldea incluso la forma que tenemos de entender y expresarse: me refiero a los estilos comunicativos. Estos estilos responden a una educación concreta en la cultura y en la sociedad en la que nos vemos inmersos. En este caso hablamos de la cultura occidental-europea-española. Pues en otros contextos y en otras culturas esto no tiene porqué entenderse de la misma forma.
Estilos comunicativos
Hay autores que clasifican los estilos comunicativos entre femenino y masculino. Esta clasificación nace de una antigua idea sexista sobre el conocimiento, la cual predicaba que las personas según su género nacían con ciertas características, entre ellas su personalidad y la forma de comunicarse (antiguas falacias biologicistas para justificar el machismo). Pero hoy en día ya conocemos en profundidad que el hecho de que varias personas del mismo género compartan características similares responde, en gran medida, al hecho de que han recibido una misma educación social y no a su genética. No obstante, muchos autores siguen manteniendo este tipo de clasificación sin plantearse que responde a esquemas sexistas y machistas.
Por ese motivo, os invito a incluir una clasificación más neutral a la hora de estudiar nuestros estilos comunicativos en la pareja[1]:
- El estilo comunicativo emocional, se caracteriza por ser más visceral y emotivo. Su finalidad se encuentra en establecer vínculos mediante las conversaciones. Los sentimientos y emociones se expresan a través del discurso y en ese contexto buscan la escucha activa y la empatía como medio de vinculación. Sus medios son las preguntas para expresar su interés y son altamente detallados.
- El estilo comunicativo pragmático, se caracteriza por un estilo directo y cuyo objetivo comunicativo es la búsqueda de soluciones (especialmente sin ayuda), más específico. Por lo tanto, escatiman en detalles y evitan las preguntas personales, pues es considerado invasión a la intimidad.
En muchas ocasiones la contraposición de estos dos estilos comunicativos genera conflicto, pues su disparidad evita el entendimiento (cuando la intención comunicativa y su impacto no concuerdan). No solo eso, sino que además existen dos orígenes más habituales de conflictos: la comunicación aversiva (críticas, quejas, reproches) y la falta de refuerzo de los aspectos positivos mediante la comunicación.
De estos tres distintos orígenes de conflictos vamos a pararnos precisamente en esta disparidad en el estilo comunicativo, pues es quizá en el que existe menos conciencia por parte de la pareja. Veamos un ejemplo para comprenderlo mejor:
A: Hoy en el trabajo he vuelto a discutir con el encargado. Siempre está igual, me deja todo el trabajo y luego se queja de que no está como a él le gustaría.
B: Pues entonces háblalo con tu jefe.
A: Sabes que se lo he dicho mil veces y dice que lo solucionemos entre nosotros.
B: Háblalo con el encargado e imponte.
A: Lo he hecho cientos de veces, pero es mi supervisor y no puedo ignorar las instrucciones que me dice.
B: Entonces si no puedes hacer nada ¿por qué me lo cuentas?
A: Ay, de verdad, no se te puede contar nada.
En este caso, A ha comunicado algo que le ha pasado en el trabajo y su objetivo solo es expresar qué le ha disgustado (estilo comunicativo emocional). No obstante B le ha dado una solución al problema (estilo comunicativo pragmático) y no ha entendido la intención de A . Por ese motivo se origina el conflicto.
¿Qué problemáticas podrían surgir si los dos estilos comunicativos son iguales?
En el caso de una pareja con dos individuos con estilo emocional, se da un proceso de hipercomunicación. Existe esa tendencia a comunicar absolutamente todo, sin importar el contenido. El silencio es por tanto un valor en la conversación, evita que hablemos sin filtros y que luego nos arrepintamos. Nos permite valorar y ser más objetivos y evita que nos metamos en bucles discursivos en los que, en el mejor de los casos, se pierde el objetivo inicial entre verborrea y, en el peor, puede causar verdaderos daños emocionales.
Además, también existe el error de la comunicación indirecta. Fomentado por las ideas del amor romántico, se nos insta a esperar que los demás entiendan lo que pasa por nuestras mentes como si hubiera una especie de magia mística que conecta la mente de las personas. Pero la realidad es que una buena comunicación no puede ser sustituida por nada, y no hay que dar por hecho que la otra persona conoce nuestras necesidades.
En el caso de que los estilos comunicativos de los miembros de una pareja sean pragmáticos, son resolutivos y directos, pero no profundizan en la parte emocional y dificultan el establecimiento del vínculo.
Conclusión
Hay tres aspectos que me gustaría destacar.
En primer lugar, para cualquier resolución de conflictos la comunicación es un imperativo, pero no cualquiera nos vale. Lo que se busca es comunicación asertiva, una comunicación donde se pueda expresar lo que uno piensa o siente para que refuerce aquellos aspectos positivos de la relación y trate de negociar y mejorar aquellos aspectos que no son tan satisfactorios.
En segundo lugar, también es importante entender los estilos de comunicación de uno mismo y de nuestro interlocutor. ¿Qué es lo que quiero decir, cuál es la intención con la que lo digo y qué impacto espero conseguir? ¿Cuál es la intención de lo que me está diciendo y qué espera conseguir la persona que me lo dice? Y cuando uno no entienda muy bien algún punto de la conversación, preguntar, fomentar la escucha activa, dar devoluciones de la información conforme se está entendiendo. Son consejos lógicos pero que se nos olvidan en el fragor de una discusión.
En último lugar, no hay ningún estilo mejor que el otro. Se ha comentado los errores que pueden entrañar las distintas combinaciones, pero mediante el asertividad, uno puede moverse por el mundo de la comunicación de forma satisfactoria. Las personas dentro de su individualidad no suelen presentar un único estilo sino que éste depende de la situación, incluso del interlocutor que tengamos delante. Por ese motivo, asociar un estilo u otro a un género me parece desacertado.
[1] El uso del término “pareja” en este caso y a lo largo de este artículo hace referencia a la unidad mínima de interacción. Puede ser válido pues para cualquier tipo de relación, pues incluso dentro de una relación no monógama la unidad mínima sigue siendo la interacción de dos.
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