El término «chemsex» o «sexo químico» (Chemical à químico y Sexà sexo) hace referencia a una práctica que mezcla drogas con sexo. En realidad, no es nada nuevo asociar el consumo de drogas o alcohol con prácticas sexuales de riesgo. Las drogas actúan sobre nuestro organismo y pueden hacer que llevemos a cabo conductas de las que no somos conscientes o que no haríamos si no estuviéramos bajo los efectos de éstas. Desafortunadamente este es uno de los muchos riesgos del consumo de drogas.
«Paseos Con Ciencia Chemsex: Sexo, drogas y Salud Pública»
Documental científico dirigido por Carlos Martínez y Débora Álvarez. Realizado gracias al mecenazgo científico de MSD y a las productoras «La Doctora Álvarez» y «Anchoa Films»
Pues bien, el “chemsex” va más allá de una noche de “desfase”, ya que es una práctica planificada por un grupo de personas en la que se introducen unas drogas determinadas con la finalidad de facilitar y prolongar las relaciones sexuales. Si pensamos en los efectos iniciales y atrayentes de las drogas, es fácil suponer la capacidad adictiva de estas prácticas que van unidas también a la satisfacción sexual. Una práctica que puede iniciarse por curiosidad y que puede terminar convirtiéndose en una adicción que causa gran malestar físico y psicológico, pudiendo afectar al ámbito familiar, laboral y económico.
Pero, ¿cuáles son realmente los verdaderos peligros de esta práctica? Lo peculiar de ella es, sobre todo, su duración y el tipo de drogas que se utilizan.
- Para empezar, vuelvo a insistir, está demostrado que el consumo de drogas es perjudicial para la salud y tiene variadas consecuencias negativas además de un gran potencial adictivo. Por tanto, cualquier práctica que pueda inducir al consumo de drogas es peligrosa, y este es un ejemplo claro.
- Por otro lado, la mezcla de drogas y sexo implica, en la gran mayoría de los casos, olvidarse de usar las precauciones necesarias como el uso del preservativo o lubricante. Por tanto, facilita el contagio de ITS (infecciones de transmisión sexual).
- Se utilizan drogas que inciden directamente en la experiencia sexual con la intención de facilitar, potenciar o prolongar el acto sexual. Mefedrona, GHB o cristal que crean una especial desinhibición respecto al sexo, dando lugar a un “subidón” constante durante horas.
- El uso combinado de estas drogas es especialmente peligroso, ya que los efectos de unas contrarrestan las de otras y pueden hacer que las sesiones de “chemsex” duren varios días con el malestar físico y psicológico que puede conllevar esto.
- Particularmente, el GBH o metanfetaminas afectan a la consciencia de la persona, por consiguiente su consumo puede llevar a prácticas sexuales de riesgo.
- Por otro lado, el éxtasis líquido puede tener efectos analgésicos, lo que puede facilitar prácticas anales de riesgo, favoreciendo el sexo anal ejercido con fuerza con los riesgos físicos que supone para la zona: desgarro, irritación…
- Otra peculiaridad de esta práctica es que los participantes suelen ponerse en contacto a través de redes sociales donde se publican las fechas de las sesiones. Aplicaciones móviles que ayudan a quedar con desconocidos para sesiones grupales que pueden durar horas o días.
- Si el “chemsex” por sí mismo es peligroso, existe una modalidad a la que han llamado “slam” que lo es especialmente. Consiste en el consumo por vía intravenosa para conseguir efectos más fuertes y rápidos. En algunos casos, llevan a uno de los participantes al límite de la sobredosis, pudiendo llegar a provocar la muerte.
- El uso de jeringuillas añade el riesgo de compartirlas y por tanto de ITS, además de aumentar el peligro de sobredosis.
“Chemsex” es una práctica relativamente reciente. Se empezó a escuchar sobre ella hace más de una década en EEUU. Pero la primera vez que se tuvo conocimiento sobre la realización de sesiones “chemsex” en Europa fue hace un par de años en Reino Unido y España, donde tuvo gran repercusión ya que se consideró como un problema de salud pública. Actualmente, existe una consulta especializada en “chemsex” en el hospital Clinic de Barcelona.
Algunos estudios han llegado a la conclusión de que los protagonistas de este tipo de prácticas suelen tener una buena posición social y profesional que se alejan del perfil de drogodependientes. Mayormente se ha asociado al colectivo LGTBI (no exclusivamente), concretamente sexo entre hombres.
Es realmente fácil encontrar reuniones de este tipo gracias a las nuevas tecnologías y las redes sociales. La mayoría de personas que se inician en este tipo de prácticas lo hacen por curiosidad pero terminan viéndose envueltos en algo de lo que no pueden salir ya que se crea una adicción. Lo que supuestamente iba a ser divertido, placentero… termina convirtiéndose en algo que causa gran malestar y que no podemos evitar, algo muy parecido a lo que pasa con otro tipo de adicciones.
Es primordial la concienciación sobre los riesgos del uso de estas nuevas drogas y sobre las consecuencias de esta práctica, jugando un papel muy importante la divulgación de información y la ayuda en los casos de adicción.
«Llevo dos semanas drogándome, teniendo sexo, y son dos semanas en las que no he ido a trabajar ni he visto a mi familia»
Adicto a Chemsex