En una cena romántica no solo el menú es importante. Los platos se vuelven más y más especiales si el entorno, la compañía y el corazón nos acompañan.
Si vas a preparar una, recuerda que, para que la noche sea todo un gran éxito, no pueden faltar dos ingredientes secretos muy importantes: amor y deseo. Juntos, en grandes cantidades y de la mano. Y es que la mejor cena es la que acaba siempre… ¡con un buen desayuno!
Os invitamos a leer este nuevo poema de Nuria Cifredo titulado «Cena romántica», acompañado de una preciosa ilustración de Francisco José Asencio Ibáñez.
Cena romática
Nos sentamos en la intimidad de una mesa,
en una esquina apartada del mundo,
bajo la tenue bombilla ocre de la espera.
Respirar cerca de ti
siempre atempera el ambiente.
La esencia de nuestro encuentro
se ha cocinado a fuego lento,
mezclando especias del día a día
con aromas de lo vivido.
Compartimos las frivolidades como entrantes
y el corazón como plato fuerte.
En él nos regodeamos y recreamos
hasta que no quedan ni las migas.
Rebañar a cucharadas tu dulzura,
disfrutando del postre,
remata una velada de ensueño al calor de tus ojos
y al amor de tus palabras.
Un brindis con un beso embriagador
por el futuro,
o por el instante siguiente.
Y nuestra cena romántica acaba.
Los momentos felices se digieren rápido.
La vida sigue.
¡Por favor, vuélveme a invitar!