He ahí a nuestras madres y abuelas, ignorando nuestros infantiles mohines e insistiendo en que nos terminemos esa abominación vegetal que se mofa de nosotros bailando en el fondo del plato mientras escuchamos, casi a modo de mantra, la inagotable retahíla: «La verdura es buena para tu salud».
Bien, de regreso al futuro y superados esos traumas (o no), en este brevísimo artículo vengo a hablaros sobre el apio, o sobre lo que sostiene Alan R. Hirsch al respecto de esta hortaliza.
Hirsch es neurólogo y psiquiatra especializado en el tratamiento de la pérdida del olfato y el gusto a la par que autor del libro Scentsational Sex: Secret to Using Aroma for Arousal y asevera, rotundo, que el consumo de apio por parte de los hombres incrementa su atractivo para con las mujeres. ¿Y eso por qué? Porque el apio contiene androstenona y androstenol, moléculas que funcionan como feromonas. Alto, no vayáis en peregrinación (y nunca mejor dicho, teniendo la Semana Santa a la vuelta de la esquina) a surtiros de manojos o a inscribiros en una de esas fiestas de las feromonas, pues los científicos siguen sin llegar a un acuerdo con relación a las mencionadas, pero eso es material para otro post. Sea como fuere, el apio posee múltiples propiedades, aunque, si hemos de centrarnos en lo relativo a la sexualidad, existen evidencias acerca del beneficio de este en cuanto a la lucha contra la hipertensión, ya que la disfunción eréctil es muy común en los varones aquejados de la misma y un efecto secundario frecuente de la medicación para contrarrestarla; por tanto, la ingesta de apio se convierte en un must. También es un aliado de la fertilidad debido a su elevado contenido de vitamina C y fitonutrientes, que mantienen la calidad del semen (refuerzan la motilidad y concentración de los espermatozoides) a la vez que su contenido en arginina, un aminoácido que dilata los vasos sanguíneos, ayuda potenciar la erección y la sensibilidad del pene y, por descontado, del clítoris.
Para despedirme, me acogeré al refranero popular: comer verdura es cordura (incluso si es a base de bloody Mary’s).
P.D.: Para saber más de las fiestas de las feromonas, por favor, embriagaos con el post de Loli Pozo «Feromonas, ¡me pone tu olor!«
Texto corregido por Silvia Barbeito y con ©.