Ya sabemos a qué se refieren cuando dicen que hoy es el Día Europeo de la Lenguas. Y que lo que buscan, al asignarlo, es potenciar el conocimiento de los diferentes idiomas europeos entre niños y adultos. Y nos parece muy bien.

Nosotros, que somos más románticos y tenemos una mente un poco más impúdica, gracias a Dios, queremos reivindicar y pedir que instauren un Día Internacional para esas otras lenguas, las que todos poseemos y que hablan un sólo idioma universal: las húmedas y rosadas.
Un día para esas locas que van de arriba abajo y de un lado a otro. Para las desmelenadas que nos ayudan a hablar, poniéndonos en aprietos de vez en cuando. Para las que todo lo saben.
Con ellas salivamos con el simple hecho de pensar en nuestro placer y, cómo no, con ellas saboreamos y apreciamos con gusto todo lo que nos metemos en la boca.
Esa maravilla con la que lamemos y acariciamos a nuestro amante cuando podemos y se nos permite. Un día para la que apenas se cansa. Para la que nos dice palabras obscenas al oído sin pudor ni vergüenza, levantándonos el ánimo de manera insospechada. Para esa loca que sabe dónde meterse y ¡de qué manera! y nos hace llegar a esos orgasmos tan buenos que nos dejan agotados.
Menudo órgano muscular.

Qué bien pensado y diseñado por la bendita evolución. Tan blando y potente al mismo tiempo; la de guerras que habrá originado por su locuacidad y la de amantes que habrán disfrutado, y gozarán, de sus sabias virtudes.
Las hay con piercing, bífidas, con marcas, más o menos rojas, más gruesas, delgadas, largas y cortas, pero en definitiva siempre lenguas.
Chica… vales para todo.
Ay lengua, qué bueno sería que te diesen un Día Internacional para ti sola en el calendario. De lo más acertado. Con tanto máster, subidas de luz y diésel, supondría un gran soplo de aire fresco.
Hoy beberemos por ti, besaremos, lameremos y hasta diremos lo que no está bien visto decir.
Todo ello a tu salud.