El protocolo en el BDSM

Gret de Lou, practicante de BDSM, nos cuenta en qué consiste y para qué sirve establecer un protocolo aceptado en este tipo de relaciones consensuadas.

Como os he contado en artículos anteriores, el BDSM se rige con una premisa fundamental: que sea «sensato, seguro y consensuado».  Hoy hablaremos del «protocolo» que se establece entre las partes y todo lo que prima en el mismo, desde la armonía del juego, la comunicación, la buena convivencia hasta el disfrute de sus practicantes.

El BDSM es considerado una subcultura y para quienes lo practican es un estilo de vida que llega implicar una relación incluso 24 horas/7 días.  Dentro de él también existen ceremonias equivalentes a los compromisos de pareja, bodas y eventos representados simbólicamente (como por ejemplo el cambio de collar, entre otros).  Este protocolo establecido entre las partes da lugar a una guía de normas cuyo objetivo es el de dar lugar a una mejor convivencia, una buena armonía y un mantenimiento del respeto mutuo.

¿Cuándo se debe practicar el protocolo?

El protocolo da lugar a una guía de normas cuyo objetivo es el de dar lugar a una mejor convivencia, una buena armonía y un mantenimiento del respeto mutuo.

Muchos consideran que el protocolo se aplica únicamente cuando se asiste a ceremonias, congregaciones o actividades que impliquen un mayor número de participantes en el BDSM.  Sin embargo, en la relación Amo/a – sumiso/a ciertas pautas y reglas incluidas en su «contrato» inicial se aplican ya desde el inicio de la relación.  Si bien las normas se adaptan a cada relación de forma particular, cuando se acude a algún evento en donde se reúnen otros practicantes de la comunidad BDSM (fiestas o lugares de desarrollo de este tipo de prácticas) es importante conocer las normas comunes que rigen para todos.

No debemos confundir el protocolo con el contrato que un Dominante/a y su sumiso/a han acordado sobre cómo comportarse en público o en privado y en el que ellos definen su propio protocolo (que no tiene por qué ser fijo, sino que irá evolucionando conforme avance la relación).

Pero ¿por qué hay un protocolo? 

Al practicar el BDSM se entra en un trance alterado de conciencia que conduce a una variación emocional activando las áreas cerebrales primarias.  Debemos tener en cuenta que dicha práctica es de carácter asimétrico: una persona ejerce el poder y autoridad y la otra obedece. Quien domina inmoviliza a su sumiso/a que queda paralizado físicamente, siguiendo órdenes, con su Dominante/a infringiéndole dolor y/o humillación.  El sumiso/a experimenta un sinfín de sensaciones y vive al mismo tiempo el efecto de las mismas: una experiencia mental muy elevada, motivada por las endorfinas segregadas para mitigar el dolor que se convirten en placer y que llevan a la persona a un estado en el que su comunicación deja de venir desde el área de su cerebro racional.

El protocolo tiene una función muy importante en el control mental y los reflejos condicionados, ya que durante esta práctica la mente actúa en automático, entrando en un nivel alterado de conciencia y segregando endorfinas y adrenalina, por ejemplo con el solo hecho de colocar el collar al sumiso/a (parte fundamental del protocolo) o al dar una afirmación para iniciar la sesión con un «Sí, Señor».

Protocolo verbal y físico

El protocolo se basa en señales, posturas y acciones verbales que conllevan un nivel elevado de comunicación que dirige y condiciona al cerebro.  Éste pone en marcha diversas funciones que ayudan al sumiso/a a entrar en ese mundo de placer por la entrega a su Amo/a y le sirven a éste para adentrarse y centrarse, mediante las órdenes, acciones y respuestas de su sumiso/a, en su rol ayudándole a poner todos sus sentidos en alerta para la sesión.

Al llevar a cabo un protocolo y al realizar las prácticas bajo un contrato, se garantiza que dichos dogmas apelen a las características de «seguro, sensato y consensuado».  El contrato y el protocolo no solo garantizan el «riesgo» asumido y consensuado para esta práctica sexual, ya sea en cualquier espacio público o privado, sino que también aseguran todas las formas de comunicación y mecanismos de seguridad, es decir, los límites infranqueables que se han pactado previamente en dicha relación.

El protocolo describe qué se espera de un Dominante/a y qué se espera de un sumiso/a y puede variar dependiendo de una comunidad u otra o, incluso, de las distintas regiones.  Sin embargo, hay protocolos que son generales y básicos para salvaguardar los valores y el respeto cuando hay muchos participantes en el juego.

La sumisión al inciar la sesión se puede repreentar por la posición de las manos o bien apoyadas sobre las piernas con las palmas hacia arriba en señal de ofrenda, estando de pie expuestas y relajadas a lo largo del cuerpo o cruzadas por detrás.

El protocolo en su forma verbal se refiere a la forma del tratamiento y en cómo se dirige un Amo/a a su sumiso/a, o viceversa.  Es costumbre en la comunidad de BDSM que los sumisos/as traten a su Amo/a de Señor/a, de Ud., con respeto.  Los Dominantes/as en cambio tutean a los sumisos/as pero siempre tratándoles también con un profundo respeto.  Así mismo, al asistir a un evento social de BDSM, la o el sumiso se dirige a otros Amos/as con el tratamiento de “ Señor/a “ pero nunca les llamará Amo/a, ya que  Amo/a solamente es el propio.

Durante la sesión, cualquier pregunta se suele responder incluyendo la palabra del título que se le confiere al Amo/a, así como «Sí, mi Amo”, o «No, mi Señor». En el mundo del BDSM existe la dominación y sumisión, D/s, utilizando para su escritura Dominante en mayúscula y sumiso/a en minúscula.  Amo/a son solo quienes tienen un sumiso/a a su cargo.  Alguien puede ser que ejerza siempre el rol dominante, pero un Dom no siempre será un Amo/a y un Amo/a solamente lo será para su propio/a sumiso/a.

El protocolo físico consiste en la postura y actitud que representan a ambos roles.

Seguramente si pensáis en un sumiso/a le visualizáis de rodillas frente a su Amo/a (posición que, cabe mencionar, no debe adoptarse por tiempos prolongados ya que puede ser dañina para la fisiología, y siempre que se haga deberá hacerse con un cojín bajo las rodillas).  Al inicio de la sesión, en determinados momentos, el sumiso/a debe permanecer serio/a, cabizbajo/a y no mirar a los ojos a su Amo/a.  El hecho de agachar la mirada y no mirar a los ojos a su Amo/a se debe al elevado poder de comunicación que tiene la mirada y es que las parejas que llevan practicando mucho tiempo este tipo de relación poseen precisamente una herramienta muy valiosa al poder mirarse a los ojos durante las sesiones.

Otro símbolo de sumisión viene dado por la posición de las manos, generalmente apoyadas sobre las piernas con las palmas hacia arriba en señal de ofrenda, estando de pie expuestas y relajadas a lo largo del cuerpo o cruzadas por atrás.  Todas estas posiciones sobre todo son utilizadas en privado antes de iniciar una sesión, simbolizando la ofrenda del comienzo del sumiso/a a su Amo/a.  Es también  la forma en la que se espera al Amo/a para dar inicio a la sesión mientras éste se prepara.

Protocolo de la vestimenta

Al Amo/a lo veremos siempre vestido de cuero y/o vinilo .

Al Amo/a siempre lo vemos imponente, vestido de cuero y vinilo, piernas abiertas, lo mismo que una FemDom (dominante femenina ), y empuñando algún instrumento en la mano como una fusta o látigo.  También con su sum a los pies besando su mano en sentido de devoción.  En cuanto a la vestimenta del sumiso/a éste estará desnudo/a o con lo que su Amo/a decida que lleve, eso sí portando siempre su collar o incluso alguna máscara que su Amo/a le haya impuesto ya que, como hemos mencionado, cada pareja va a introducir las adaptaciones que mejor le parezcan a su protocolo.

Los Dominantes hombre ante todo son unos caballeros.  De hecho la entrega de quienes quieren desarrollar el rol de sumiso/a viene en gran medida por el poder que el Dom ejerce con su postura y actitud: dominio, control y capacidad de brindar seguridad y respeto durante el juego.

En el caso de las Dóminas es algo distinto, generalmente las observamos con tacones y con un pie sobre el sumiso/a, aunque también vestidas en cuero o vinilo (fetichismo que excita a su sumiso/a).

¡Como véis el protocolo conlleva simbolismos muy importantes en este juego!

En mi próximo post os hablaré del contrato, las ceremonias, fiestas y mucho más de este fascinante mundo del BDSM.

 

  • Fotos de Gret de Lou

 

Texto editado y corregido por Más Allá del Placer.

 

 

 

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4 comments

  1. Primero, me encanto la info que acabo de leer … mucha gracias ♥️♥️
    Y otra cosa, quería preguntarte si sabes de algún lugar en Ciudad de México, donde se lleven a cabo fiestas bdsm o reuniones protocolares ??

    Espero tu respuesta 🙂 muchas gracia

    1. Hola Élis!

      ¡Gracias por tu comentario y por leernos desde tan lejos! Le preguntaremos a nuestra experta en BDSM si conoce algún sitio para recomendarte. Besos fuertes.

    2. Jesus Balbin

      Si, en la Colonia Roma, busca Calabozo.mx

  2. Buenos dias
    El protocolo en BDSM, no solo es el comportamiento sino, el consenso mutuo, los limites ( duros y blandos), la palabra de seguridad y el aftercare
    Si no, seria sexo kinky, no BDSM
    Saludos
    Shippu

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